El Fin de la Indolencia Alemana

junio 12, 2025
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Friedrich Merz podría ser recordado como el canciller que materializó el proceso de Zeitenwende (“punto de inflexión histórico”) prometido por su predecesor; un viraje que implica asumir responsabilidades geopolíticas acordes con la capacidad económica y diplomática de Alemania. Sin embargo, para que ello se confirme, el gobierno de Merz deberá afrontar numerosas pruebas tanto en el ámbito interno como en la política exterior.

Cuando Friedrich Merz asumió el cargo de canciller de Alemania el 6 de mayo de 2025, pocos anticiparon que reconfiguraría la política exterior del país con tal rapidez. Aunque esta transformación no fue ampliamente prevista, el cambio de tono en la política exterior alemana es claramente perceptible: el prolongado periodo de vacilación estratégica de Alemania llega a su fin.

En el centro de esta reorientación se encuentra una reevaluación explícita, por parte de Alemania, de su alianza más fundamental la relación transatlántica, otrora considerada sagrada, pero ahora visiblemente erosionada. Merz, un transatlanticista convencido durante años, reconoce abiertamente que Estados Unidos ya no puede ser considerado un garante confiable de la seguridad europea ni un socio económico predecible. En una crítica contundente y pública, denunció la injerencia de altos cargos de la administración Trump en la política alemana, calificándola de “tan severa, dramática y vergonzosa como la de Moscú”.

Este cambio no se limita a la retórica. Desde 1945, Europa Occidental (y tras 1989, buena parte de Europa Central y Oriental) ha moldeado su identidad y seguridad en armonía con Estados Unidos. Sin embargo, ochenta años después, el gobierno de Merz gira el enfoque hacia el interior, invierte masivamente en defensa y aboga por una Europa más autónoma. Paradójicamente, este giro se inspira en un valor tradicionalmente estadounidense: la creencia en el poder de la democracia y la libertad. Si Europa logra reivindicar este principio de manera independiente, podría emerger como un actor decisivo en el cambiante orden global contemporáneo.

La nueva postura exterior de Alemania se articula actualmente en torno a tres pilares: un firme apoyo militar a Ucrania, considerado estratégico por Merz; una posición más matizada respecto a Israel; y un esfuerzo deliberado por fortalecer la soberanía europea. La determinación del gobierno alemán se ha visto reforzada ante la agresividad implacable de Rusia, el desinterés manifiesto del presidente Vladimir Putin por los ceses al fuego o las negociaciones, y la incoherencia mostrada por la administración Trump.

Durante la visita del presidente ucraniano Volodímir Zelenski a Berlín el 28 de mayo, Alemania anunció un amplio paquete de asistencia por valor de 5.000 millones de euros (5.700 millones de dólares), incluyendo 1.000 millones para sistemas de defensa aérea y apoyo técnico y financiero para el desarrollo conjunto de armamento de largo alcance en territorio ucraniano. Este compromiso representa una ruptura significativa con el enfoque más precavido de su predecesor, Olaf Scholz.

En los próximos meses, la firmeza de esta nueva política será puesta a prueba en el marco de las negociaciones europeas sobre sanciones más severas contra Rusia, y, sobre todo, en el conflicto inevitable con China por su apoyo tácito al esfuerzo bélico ruso.

Merz también ha comenzado a reconfigurar el enfoque alemán hacia Israel, aliado tradicionalmente inquebrantable. Según las últimas estimaciones, la guerra en Gaza, desencadenada por el ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023, ha causado la muerte de más de 53.000 palestinos. Este hecho ha llevado a Merz y a miembros clave de su gabinete a reconsiderar la posición de Alemania. Han expresado públicamente su preocupación por la magnitud de la intervención militar israelí y el deterioro de la situación humanitaria en Gaza, en un cambio de discurso que refleja el sentir de la opinión pública alemana. En particular, las generaciones más jóvenes, menos vinculadas al sentimiento de culpa heredado del Holocausto, han crecido en una sociedad más diversa y plural, en la que también hay una considerable población musulmana.

Por supuesto, Alemania e Israel siguen manteniendo una relación de interdependencia. Las entregas de armas alemanas a Israel, suspendidas durante diez meses entre noviembre de 2023 y agosto de 2024, se han reanudado, y Alemania mantiene su compromiso de adquirir sistemas de defensa antiaérea Arrow 3 y drones Heron de fabricación israelí con el fin de apoyar a Ucrania. No obstante, el cambio de tono es significativo y podría anticipar modificaciones sustanciales en la política exterior alemana. La cuestión clave será si Alemania apoyará una solución de dos Estados y la suspensión del Acuerdo de Asociación entre la UE e Israel. Este acuerdo, en vigor desde el año 2000, otorga a Israel un acceso preferencial al mercado europeo; su eventual suspensión se plantea como un mecanismo para presionar al gobierno de Netanyahu a respetar el derecho internacional humanitario y, en última instancia, poner fin a la ofensiva militar en Gaza.

Sin embargo, el elemento más profundo de la política exterior de Merz es el énfasis en el desarrollo de una autonomía estratégica europea. Ante la retirada estadounidense, Alemania ha emprendido el mayor esfuerzo de rearme desde 1945, destinando 400.000 millones de euros a defensa y seguridad.

Este incremento masivo del gasto militar fue posible gracias a una reforma constitucional que flexibilizó la “freno de la deuda” (el límite legal a los déficits presupuestarios anuales). Mientras el gobierno anterior abrió un nuevo capítulo al desplegar una brigada alemana completa en Lituania, Merz quien ya había respaldado estas iniciativas antes de asumir la cancillería las ha hecho suyas, consolidando así la reputación de Alemania como un socio fiable tanto dentro como fuera de la OTAN.

Si bien estas medidas no constituyen una revolución en la política exterior alemana, sí representan una evolución significativa. Alemania, durante mucho tiempo acostumbrada a ser un centro económico y un actor diplomático, comienza ahora a asumir responsabilidades geopolíticas proporcionales a su capacidad.

¿Será recordado Merz como el líder que materializó la Zeitenwende ese “punto de inflexión histórico” proclamado por Scholz tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2022? Ya en las instituciones de la UE y en países clave como Francia, Polonia e incluso el Reino Unido, la nueva determinación de Alemania está influyendo en los debates sobre defensa, democracia y soberanía. En un mundo donde el poder vuelve a estar en disputa y las alianzas se ponen a prueba, Alemania comienza, por fin, a ejercer liderazgo en sus propios términos.

*Daniela Schwarzer es miembro del Comité Ejecutivo de la Fundación Bertelsmann, exdirectora del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores y exdirectora general para Europa y Asia Central de las Fundaciones Open Society. Es autora del libro Krisenzeit: Folgen, Sicherheit, Wirtschaft, Zusammenhalt Was Deutschland jetzt tun muss (Tiempo de crisis: consecuencias, seguridad, economía, cohesión Lo que Alemania debe hacer ahora), publicado por Piper en 2023.

Fuente: https://www.project-syndicate.org/commentary/friedrich-merz-reshaping-german-foreign-policy-ukraine-israel-european-autonomy-by-daniela-schwarzer-2025-06

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