Hakan Fidan: El Discurso de la Realidad Geopolítica

junio 25, 2025
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Hakan Fidan se esfuerza por establecer un lenguaje de política exterior que no se base en afirmaciones conflictivas o ideológicas, sino en una narrativa calculada, con continuidad institucional y moldeada por una conciencia geopolítica. Su actitud personal refuerza aún más este lenguaje: consciente, silenciosa pero firme. Esta postura tiene el potencial de redefinir los límites de la diplomacia turca en el siglo XXI.

La transformación experimentada en la política exterior de Türkiye durante los últimos diez años no solo ha afectado a las estructuras institucionales, sino que también ha incrementado la influencia estratégica de los actores individuales. En este contexto, Hakan Fidan destaca como un actor singular que combina la experiencia en inteligencia con la tradición diplomática. Su discurso encarna las proyecciones discursivas, teóricas y estratégicas del esfuerzo por reconstruir el papel global de Türkiye.

Considerando que asumió el cargo ministerial el 4 de junio de 2023, lleva ya dos años en funciones. Dado que este periodo ha estado marcado por una diversidad de problemas políticos y geopolíticos, resulta fundamental analizar su discurso cada vez más visible. Si se tienen en cuenta los conceptos que utiliza, su estilo, tono y forma de relacionarse, es posible identificar siete ejes fundamentales.

De la Inteligencia a la Diplomacia

La vasta experiencia de Hakan Fidan al frente de la Organización Nacional de Inteligencia (MİT) configura su discurso de política exterior con un fuerte reflejo centrado en la seguridad. No concibe la política exterior únicamente como un ámbito de cortesía diplomática, sino como un terreno intrínsecamente vinculado a la seguridad, la estabilidad y la capacidad estatal. Esta perspectiva otorga protagonismo a la diplomacia discreta, al equilibrio encubierto y a la planificación estratégica a largo plazo. La insistente referencia en su discurso a una “racionalidad estatal basada en datos” puede interpretarse como un indicio de que las decisiones no se toman de manera reactiva, sino a partir del análisis y la información.

Su pasado en inteligencia se refleja claramente en la mesura de su lenguaje, en la expresión indirecta y en la cautela estratégica. El tránsito desde este tipo de instituciones hacia la diplomacia conlleva una actitud estratégica que combina el pensamiento técnico con una comunicación equilibrada. Esta situación puede definirse como una racionalidad estatal centrada en la seguridad. En una coyuntura en la que las preocupaciones por la seguridad global aumentan, y en la que las relaciones intra e interalianzas tienden a definirse más en función de la seguridad que de normas o prioridades políticas, dicha trayectoria y enfoque constituyen una ventaja.

En este sentido, conviene subrayar dos aspectos. Primero, el reflejo de opacidad propio de la inteligencia puede llegar a deteriorar las dimensiones de la diplomacia relacionadas con la interacción, la gestión de percepciones y la proyección pública. Si bien el secreto es esencial e inevitable en inteligencia, la apertura atenta a las preocupaciones operativas es igualmente fundamental en diplomacia. Una política exterior que se base en relaciones abiertas y en una información transparente puede influir positivamente en la percepción pública. No obstante, si no se alcanza el nivel necesario de apertura y predomina un enfoque hermético basado en reflejos propios de la inteligencia, existe el riesgo de que tanto los logros positivos pasen desapercibidos como de que otros actores llenen ese vacío.

El segundo aspecto es que el predominio del enfoque securitario basado en la lógica de la inteligencia puede alterar el delicado equilibrio entre el Estado y la sociedad, entre la seguridad y las libertades/democracia, en favor del primero. Este desequilibrio podría hacer que la identidad burocrática del ministro prevalezca sobre su papel político. En última instancia, no hay que olvidar que un ministerio es, ante todo, un cargo de naturaleza política.

Autonomía Estratégica y Nueva Multipolaridad

Uno de los elementos más destacados en el discurso de Hakan Fidan es la definición de Türkiye como un actor independiente y autónomo dentro del sistema internacional. El concepto de “autonomía estratégica” hace referencia a la capacidad del país para seguir una trayectoria flexible y multidimensional basada en sus propios intereses. Este discurso articula la aspiración de Türkiye a desempeñar un papel equilibrador en el nuevo orden mundial multipolar, al tiempo que proyecta una visión de “un mundo más justo”.

Esta concepción se ha hecho evidente, por ejemplo, en el papel mediador desempeñado por Türkiye durante la guerra entre Rusia y Ucrania, así como en su postura durante el proceso de adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN. Si bien Türkiye forma parte del bloque occidental, procura armonizar su posición dentro de la alianza con sus propias prioridades nacionales. De igual modo, su participación como observador en plataformas de orientación oriental como la Organización de Cooperación de Shanghái constituye una manifestación clara de esta flexibilidad estratégica.

Las declaraciones de Fidan no solo ponen de relieve la capacidad de adaptación geopolítica de Türkiye, sino que también reflejan una postura ética orientada al Sur Global, a África, al Medio Oriente y al resto de Asia. No es casual, por tanto, que conceptos como “equilibrio”, “justicia” e “igualdad” figuren con frecuencia en su retórica.

Continuidad Institucional y Transformación Técnica

Al mismo tiempo que da continuidad a la visión de política exterior articulada bajo el liderazgo del presidente Erdoğan, Fidan otorga gran importancia a su institucionalización y perfeccionamiento técnico. En este sentido, explica la persistencia de la “razón de Estado” no a través de decisiones personales, sino de la capacidad institucional. Su afirmación de que “la política exterior de Türkiye no se define por los acontecimientos del día” expresa a la vez un compromiso con la estabilidad y una seriedad institucional. Este enfoque integral se aleja de las prácticas diplomáticas personalistas del pasado y apunta hacia una planificación a largo plazo. Su rechazo a los discursos exterioristas excesivamente personalizados se hace particularmente visible en sus comunicados dirigidos al público.

El énfasis que pone Fidan en que las decisiones se toman en el marco de la “razón de Estado” y la “coordinación institucional” transmite la idea de que la política exterior turca se rige no por preferencias individuales, sino por una estrategia institucional consolidada. Esta orientación revela una tendencia a fortalecer la memoria institucional y los cuadros diplomáticos profesionales. El enfoque que adopta refleja una concepción del gobierno basada en la previsibilidad, la coherencia y la legitimidad jurídica. No obstante, una dependencia excesiva de reflejos burocráticos no filtrados por el proceso político y una retórica excesivamente teórica pueden generar otros tipos de problemas. Su experiencia burocrática, sin embargo, le permite detectar con mayor claridad estos posibles riesgos.

Un Enfoque Estratificado hacia la Política Regional

El discurso de Hakan Fidan sobre regiones como Siria, Irak, el Cáucaso y África no se limita a una perspectiva centrada exclusivamente en la seguridad, sino que también abarca la construcción estatal, el establecimiento de la estabilidad y la cooperación multilateral. Expresiones como “respeto a la integridad territorial de los países vecinos” y “lucha común contra el terrorismo” indican que Türkiye no solo prioriza su propia seguridad, sino también el orden regional. Este enfoque de múltiples capas revela que, en lugar de soluciones simplistas, se toma en cuenta la complejidad de las realidades regionales, posicionando a Türkiye no solo como un actor participante, sino también como un arquitecto del orden.

Por ejemplo, en Siria se sigue una política que integra simultáneamente la seguridad, la ayuda humanitaria y los procesos de solución política. En Irak, el contacto simultáneo con el gobierno central, el Gobierno Regional del Kurdistán y las comunidades turcomanas refleja la adopción de un modelo diplomático basado en múltiples actores.

Poder Silencioso: Un Discurso Técnico y Equilibrado

El lenguaje de Fidan está marcado por un tono técnico, sereno y mesurado, alejado de expresiones emocionales o populistas. Conceptos como “análisis racional”, “política de equilibrio” y “necesidad geoestratégica” aparecen con frecuencia en su discurso. Este estilo no busca agitar a la opinión pública, sino informar y definir la posición de Türkiye. En este sentido, puede considerarse como un ejemplo paradigmático del concepto de “poder silencioso”. Esta noción privilegia la racionalidad geopolítica por encima de un lenguaje cargado de emociones o de confrontación.

Sus intervenciones públicas se basan mayoritariamente en datos técnicos, normas del derecho internacional y principios de equilibrio, lo que refuerza una diplomacia gestionada con seriedad institucional en lugar de dramatismos frente al público. Su actitud personal también respalda esta forma de comunicación. No obstante, resulta evidente la importancia de combinar el conocimiento técnico con expresiones que clarifiquen la posición política sobre los temas tratados.

La Construcción de una Subjetividad Global para Türkiye

El discurso de Hakan Fidan revela un esfuerzo consciente por posicionar a Türkiye no solo como una potencia regional, sino también como un actor global. Mediante expresiones como “formador de juego”, “constructor de paz” y “fuerza equilibradora”, se subraya la transformación de Türkiye en un país que no actúa de forma pasiva, sino que orienta y guía. En este marco, la política exterior se presenta no solo como una proyección de los intereses nacionales, sino como una visión basada en la justicia global, la representación equitativa y el multilateralismo.

Especialmente en su discurso sobre la apertura hacia África, se destaca a Türkiye como un actor global basado en el desarrollo, la asociación igualitaria y el respaldo institucional. A través de instrumentos como la Agencia de Cooperación y Coordinación Turca (TİKA), la Fundación Maarif y los acuerdos de cooperación militar, Türkiye intenta hacer visible su modelo en el mundo no occidental.

El lenguaje que emplea refleja una intención clara de alcanzar visibilidad global mediante referencias a la profundidad histórica y cultural de Türkiye, sin recurrir a un tono conflictivo, sino más bien constructivo. No obstante, el uso de un lenguaje diplomático seguro de sí mismo puede revelar una brecha entre el capital simbólico y político, y la capacidad técnica que lo respalda. Factores como la crisis económica, que restringe las herramientas de rendimiento del Estado, o las limitaciones del poder militar ante riesgos de alta seguridad regional, exigen que esta brecha sea gestionada mediante la diplomacia.

La Búsqueda de Legitimidad sobre la Base del Derecho Internacional

El discurso de Fidan también incorpora críticas hacia la aplicación selectiva del derecho internacional. Las iniciativas operativas de Türkiye se justifican habitualmente mediante fundamentos jurídicos como el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, que consagra el derecho a la legítima defensa. Esta postura busca asentar las decisiones de política exterior sobre una base legal y reforzar la reivindicación de legitimidad. A ello se suman las críticas al carácter estructuralmente disfuncional de las Naciones Unidas.

La ineficacia del Consejo de Seguridad ante la masacre de civiles en Gaza y la aplicación de un doble rasero por parte de los países occidentales evidencian una crisis de legitimidad del sistema. En este contexto, el esfuerzo de Türkiye por abrir canales de ayuda humanitaria y realizar llamamientos al alto el fuego con base en el derecho internacional representa una proyección de sus principios sobre el terreno. Al mismo tiempo, se intenta construir una narrativa basada en los derechos frente a la doble moral de Occidente. Así, el discurso articula un enfoque jurídico estratégico tanto sobre fundamentos morales como sobre la legalidad internacional.

Evaluación sobre la Actitud Personal y la Identidad Estratégica de Fidan

Hakan Fidan se ha transformado en un actor influyente en el ámbito de la diplomacia internacional, gracias a una identidad que combina su experiencia tecnocrática en inteligencia con una comprensión coherente de las dinámicas políticas del país. Su estilo comunicativo, caracterizado por una narrativa indirecta, un discurso basado en el derecho y una búsqueda constante del equilibrio, se distancia de tonos ideológicos o populistas. Es evidente que su discurso se estructura en torno a tres elecciones fundamentales: la seriedad técnica que implica una distancia consciente del espectáculo político; la serenidad evitando apelaciones emocionales; y la cautela estratégica manteniéndose alejado de declaraciones maximalistas.

Sin embargo, cabe destacar que su retórica no enfatiza con frecuencia los valores universales como la democracia, la libertad o el Estado de derecho. Esta elección sugiere una preferencia por un lenguaje geopolítico y realista más que normativo, una postura que, si bien puede ser legítima en esencia, ha sido objeto de críticas tanto a nivel nacional como por parte de sus interlocutores occidentales.

Su estilo personal indica una transición dentro de la diplomacia turca: del carisma representativo hacia la credibilidad institucional. Esta preferencia por la comunicación institucional por encima del simbolismo político resulta tranquilizadora para actores internacionales que valoran la previsibilidad y el profesionalismo. En un contexto regional marcado por la inestabilidad y liderazgos grandilocuentes, el “lenguaje silencioso” de Fidan se interpreta como una señal de madurez y responsabilidad. No obstante, en el plano político interno, este enfoque puede tener limitaciones. Tal actitud puede reforzar su perfil tecnocrático, retrasando la consolidación de una identidad política más plena.

Un Discurso Moldeado por la Realidad Geopolítica

El discurso de política exterior de Fidan se presenta como una estructura que supera los moldes tradicionales de la diplomacia. Integra parámetros como la seguridad, la racionalidad institucional, la geoestrategia y el pluralismo global en un lenguaje original. Su visión difiere al no concebir la diplomacia como un juego de suma cero. Por ejemplo, su planteamiento sobre Siria no se limita al interés exclusivo de Türkiye, sino que propone la construcción de una estrategia compartida entre Siria y los países de la región, lo cual ilustra su enfoque integrador.

Este discurso evita tanto los dogmas ideológicos como las fluctuaciones coyunturales, y refleja una actitud personal respaldada por una racionalidad estratégica y una conciencia institucional. En un entorno caracterizado por altos niveles de riesgo, sensibilidad nacional, miedo y ansiedad, su actitud serena puede actuar como un ancla estabilizadora, tanto para Türkiye como para la región.

Adnan Boynukara

Adnan Boynukara trabajó como ingeniero y gerente en diversas instituciones entre 1987 y 2009. Fue asesor principal en el Ministerio de Justicia de Turquía entre 2009 y 2015. Fue diputado por la provincia de Adıyaman durante los periodos 25º y 26º en el Parlamento de Turquía. Sus áreas de interés incluyen la administración pública, la seguridad, la lucha contra el terrorismo, la resolución de conflictos y los procesos de paz.
Correo electrónico: [email protected]

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