Los países de la región deben darse cuenta de los peligros que les esperan en el futuro. La única salida es establecer alianzas sólidas en materia de seguridad, defensa, economía y desarrollo. Actualmente, Türkiye, Bagdad y Damasco están en proceso de formar una alianza bajo el nombre de «Tigris- Éufrates». Es imperativo expandir esta iniciativa. Por ejemplo, ¿por qué no una «Alianza del Mediterráneo Oriental»? Egipto, Líbano, Jordania, Türkiye, Siria, Chipre, Túnez, Libia, Marruecos y Argelia deberían unirse en una coalición.
Gaza, Líbano, y ahora Egipto y Jordania
Los lectores que han seguido esta columna desde el inicio de la guerra en Gaza recordarán mi insistencia en que la agresión y ocupación de Israel no se limitarían únicamente a Gaza y que todos los países de la región están en peligro.
De hecho, después de Gaza, Israel ha ocupado parte del Líbano y Siria. Además, ha llevado a cabo ataques aéreos en Yemen, Irak e Irán.
Ahora, el expresidente estadounidense Donald Trump quiere trasladar a los palestinos de Gaza a Egipto y Jordania. A pesar de la negativa de estos países, insiste en que «aceptarán a los palestinos, los aceptarán». Esta afirmación no es más que una amenaza.
La solución no es la conciliación, sino la unión
¿Se pueden imaginar que cerca de dos millones de palestinos sean deportados a Egipto y Jordania, y que Gaza sea anexionada por Israel? Hay que dejarlo claro: esta deportación forzada no se limita solo a Gaza, sino que también afecta a los palestinos de Cisjordania.
Egipto y Jordania parecen estar negociando con Estados Unidos e Israel con la esperanza de evitar la llegada de estos refugiados. Líbano ya intentó algo similar con Francia y EE.UU., pero no pudo evitar la ocupación y destrucción de su territorio.
Estos países deben comprender que Israel nunca renunciará a sus objetivos; simplemente los pospone y los ejecuta con el tiempo.
El objetivo teopolítico de Israel, el proyecto del «Gran Israel» (Tierra prometida), se ha transformado en un objetivo geopolítico para las élites evangélicas en EE.UU. y para el sionismo. Esto significa que la expansión territorial de Israel ya no es solo un ideal oculto, sino un proyecto militar activo. En consecuencia, los planes estratégicos a mediano y largo plazo que se trazan en el Pentágono, Tel Aviv y la Casa Blanca están alineados con esta visión expansionista.
En esta situación, intentar negociar con Israel y EE.UU. no detendrá la ocupación ni la destrucción de la región. La única manera de evitarlo es mediante alianzas regionales y una unión de fuerzas que abarque a múltiples países. Solo una formación regional fuerte podrá frenar la expansión israelí-estadounidense.
Después de Egipto y Jordania, ¿quién sigue?
Si Egipto y Jordania aceptan a los palestinos desplazados, cometerán uno de los errores históricos más graves. No solo por las crisis económicas y sociales que enfrentarán en sus propios países, sino también porque estarán despejando el camino para que Israel expanda su territorio, lo que les convertirá en traidores a los ojos del mundo islámico.
Esta situación provocará caos interno, desestabilización y crisis políticas en ambos países, lo que afectará negativamente sus relaciones con otras naciones. Como resultado, Egipto y Jordania serán arrastrados hacia una inestabilidad grave.
Esta inestabilidad beneficiará a Israel y EE.UU., que utilizarán pretextos de «seguridad» para justificar la ocupación parcial de estos países. No sería sorprendente que ya existan planes para que Israel/EE.UU. ocupen la región del Sinaí en Egipto o la frontera jordana con Israel bajo la excusa de crear zonas de amortiguamiento.
Pero este escenario no terminará ahí.
Posteriormente, EE.UU. presionará a Arabia Saudita para que garantice el suministro energético de Israel. Si Riad se niega, se enfrentará a sanciones económicas, congelación de activos, aranceles comerciales y la amenaza de perder el «paraguas de seguridad» estadounidense.
El nuevo gobierno de Siria será obligado a ceder los Altos del Golán y la región de Hermón, rica en recursos hídricos, a Israel. Si no acepta, sufrirá sanciones, aislamiento internacional y, posiblemente, una expansión de la ocupación militar israelí.
En el Líbano, el nuevo Estado en formación también enfrentará presiones para ceder su territorio en el sur, bajo pretextos de «seguridad» y «zonas de amortiguamiento».
En Chipre, habrá un aumento de bases militares para fortalecer la seguridad de Israel en el Mediterráneo Oriental.
A Türkiye se le presionará para normalizar relaciones con Israel bajo la amenaza de un colapso económico.
En definitiva, al igual que no se detuvieron en Gaza y Líbano, tampoco lo harán en Egipto y Jordania.
Piénsenlo: Trump intentó comprar Groenlandia, convertir a Canadá en un estado estadounidense, tomar el control del Canal de Panamá e influir en la política interna de Alemania y el Reino Unido. ¿Creen realmente que un gobierno estadounidense que hace todo esto no intentará lo mismo en Medio Oriente?
¿Por qué no una Alianza del Mediterráneo Oriental?
Los países de la región deben ser conscientes del peligro que enfrentan. La única manera de contrarrestarlo es estableciendo alianzas sólidas en seguridad, defensa, economía y desarrollo.
En mi último artículo, mencioné la teoría de los círculos concéntricos. Ahora, Türkiye, Bagdad y Damasco están a punto de formar una alianza con el nombre de «Tigris-Éufrates». Es fundamental ampliar esta cooperación.
¿Por qué no una «Alianza del Mediterráneo Oriental»? Egipto, Líbano, Jordania, Türkiye, Siria, Chipre, Túnez, Libia, Marruecos y Argelia deberían unirse en un bloque regional.
Esta alianza también podría incluir a países europeos que han deteriorado sus relaciones con EE.UU., como España, Italia, Malta, Grecia e incluso Francia.
Las antiguas civilizaciones del Mediterráneo, con su historia y cultura compartidas, podrían resistir colectivamente las ambiciones expansionistas de EE.UU. e Israel.
Fuente: https://aja.ws/z73kub