¿Por qué Guarda Silencio Bakú ante el Genocidio en Gaza?

septiembre 3, 2025
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El rumbo futuro de las relaciones entre Azerbaiyán e Israel estará determinado, en gran medida, por la evolución de los acontecimientos regionales. El logro de una paz duradera en Gaza, o al menos de un alto el fuego prolongado, reduciría las presiones sobre Bakú. Por el contrario, una crisis repentina en las relaciones con Irán o una reacción inesperada proveniente del mundo islámico podría obligar a Azerbaiyán a reconsiderar su actual política de equilibrio.

La coyuntura presente indica que Bakú se muestra decidido a mantener su estrategia de “amistad silenciosa”. En consecuencia, para la política exterior azerbaiyana, los intereses nacionales y la seguridad del régimen prevalecen sobre los discursos de carácter ideológico o de solidaridad ummática.

El “Amigo Silencioso” de Israel: Azerbaiyán

Las relaciones entre Azerbaiyán e Israel comenzaron a configurarse inmediatamente después de la disolución de la Unión Soviética. Israel fue uno de los primeros Estados en reconocer la independencia de Azerbaiyán en 1991 y, en 1993, abrió una embajada en Bakú. Este temprano reconocimiento diplomático sentó las bases de una amistad que se consolidaría en los años posteriores. En 1997, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu visitó Azerbaiyán, convirtiéndose en el primer líder de Israel en viajar a Bakú; tras esta visita, la cooperación comercial y en materia de seguridad adquirió un notable dinamismo.

A mediados de la década de 2000, Azerbaiyán se había convertido ya en uno de los cinco principales socios comerciales de Israel. El núcleo de esta asociación puede resumirse bajo la fórmula de un intercambio de intereses “energía a cambio de armas”: Azerbaiyán, con sus abundantes recursos de petróleo y gas, satisfacía las necesidades energéticas de Israel, mientras que este último proveía a Bakú de armamento de alta tecnología y asistencia en materia de seguridad. En la actualidad, más del 60 % del crudo utilizado por Israel procede de Azerbaiyán (y en menor medida de Kazajistán). Gracias a sus oleoductos hacia el Mediterráneo y a sus rutas de transporte marítimo, Bakú se ha convertido en el proveedor petrolero más crítico para Israel. A cambio, Israel suministra a Azerbaiyán tecnologías militares de vanguardia.

Durante la guerra de Karabaj de 2020, una parte significativa de los drones avanzados y de la munición guiada de precisión utilizados por el ejército azerbaiyano fue adquirida a Israel, constituyendo, junto al apoyo turco, un factor determinante en el éxito militar de Bakú. Las estadísticas muestran que, entre 2016 y 2021, alrededor del 69 % de las importaciones totales de armamento de Azerbaiyán fueron de origen israelí. De este modo, las fuerzas armadas azerbaiyanas lograron una clara superioridad tecnológica y de potencia de fuego sobre sus rivales regionales. Por su parte, Israel declaró oficialmente a Azerbaiyán como “socio estratégico”, subrayando así la relevancia que atribuye a este vínculo.

Aunque los lazos culturales entre ambos países son limitados (existe en Azerbaiyán una pequeña comunidad judía), lo verdaderamente decisivo han sido los intereses políticos y geoestratégicos. Israel, en su intento de romper el aislamiento dentro del mundo islámico, considera valiosa la amistad con un Estado laico de mayoría chií como Azerbaiyán. A su vez, desde los primeros días de su independencia, Bakú ha percibido a Israel como un socio capaz de respaldar su posición en el complejo entramado de equilibrios regionales.

El Silencio de Azerbaiyán respecto a Gaza

La ausencia de críticas por parte de Azerbaiyán hacia Israel en el contexto del genocidio de Gaza se explica, en gran medida, por el pragmatismo y la búsqueda de equilibrio que caracterizan a la política exterior de Bakú. Durante la guerra de Gaza que estalló en 2023, mientras la mayoría del mundo islámico condenaba con firmeza a Israel, el gobierno azerbaiyano mantuvo un silencio llamativo. La reunión cordial entre Ilham Aliyev y el presidente israelí Isaac Herzog en la Conferencia de Seguridad de Múnich de febrero de 2024, sin declaraciones críticas posteriores, puso de relieve esta postura. Incluso se informó de que en Bakú las protestas contra Israel habían sido de facto prohibidas.

Una parte significativa de la población azerbaiyana también mantiene una actitud distante respecto a la causa palestina. Aunque carecemos de encuestas fiables, sondeos en línea sugieren que, tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, alrededor de dos tercios de los azerbaiyanos expresaron su apoyo a Israel. En las redes sociales, algunos usuarios acusaron a los representantes diplomáticos palestinos de ser “pro-armenios” y “antiturcos”, mientras que Israel era percibido como un “aliado valioso” frente a Armenia e Irán. No es casual que, tras la victoria de Karabaj en 2020, en las celebraciones de Bakú algunos grupos enarbolaran banderas israelíes, gesto que reflejaba cierta simpatía o gratitud popular hacia Israel. La convicción de que Israel contribuyó a la restauración de la integridad territorial de Azerbaiyán desempeña un papel clave en esta percepción.

En el plano oficial, Azerbaiyán procura mantener una retórica equilibrada. Bakú apoya desde hace tiempo el reconocimiento del Estado palestino y la visión de una solución basada en dos Estados; en la capital funciona una embajada palestina y en Ramala opera una representación diplomática azerbaiyana. Con el inicio del genocidio en Gaza, Azerbaiyán votó a favor en la Asamblea General de la ONU de resoluciones que expresaban preocupación por las víctimas civiles y pedían un alto el fuego humanitario. El ministro de Asuntos Exteriores, Ceyhun Bayramov, intervino en octubre de 2023 en la reunión de la Organización de Cooperación Islámica y en noviembre en la cumbre árabe-islámica, subrayando la legitimidad de la demanda estatal palestina y reiterando que la solución debía pasar por la fórmula de los dos Estados.

No obstante, lo más revelador de estas intervenciones es la ausencia de referencias directas contra Israel: ningún funcionario azerbaiyano ha condenado explícitamente el genocidio en Gaza ni la violencia ejercida contra la población civil palestina. Esta cautela responde a la estrategia de equilibrio adoptada por Bakú en su política exterior: mostrar sensibilidad ante las cuestiones humanitarias sin poner en riesgo la asociación estratégica con Israel.

Intereses y Motivaciones Compartidas

Los factores que explican la profundización de las relaciones entre Azerbaiyán e Israel están estrechamente vinculados no solo a intereses pragmáticos, sino también a preocupaciones de seguridad y a expectativas diplomáticas. En este sentido, la cooperación estratégica desarrollada por Bakú con Israel puede entenderse a partir de varios ejes fundamentales.

En primer lugar, la priorización de los intereses nacionales. Azerbaiyán considera a Israel un socio clave en lo relativo a la seguridad del suministro energético, el fortalecimiento de su capacidad defensiva y la ampliación de su margen de maniobra diplomático. Los beneficios económicos y políticos derivados de esta relación se perciben como demasiado valiosos para arriesgarlos en cuestiones como la causa palestina, lo que refleja una orientación claramente realista en la política exterior de Bakú. Este pragmatismo pone de relieve que, para el liderazgo azerbaiyano, los intereses del Estado prevalecen sobre consideraciones emocionales o ideológicas.

En segundo lugar, el factor iraní. A pesar de los lazos históricos, culturales y religiosos entre Azerbaiyán e Irán, las relaciones bilaterales han estado marcadas por la tensión durante las últimas tres décadas. El apoyo iraní a Armenia y sus supuestos estímulos a grupos islamistas dentro de Azerbaiyán son percibidos como amenazas serias en la visión de seguridad de Bakú. Por ello, Israel aparece como un socio natural frente a Teherán. El suministro de tecnologías avanzadas de inteligencia y defensa por parte de Israel constituye, además, un elemento de disuasión frente a Irán.

En tercer lugar, la cooperación en materia de defensa e inteligencia. Los drones y municiones de precisión israelíes desempeñaron un papel crítico en la superioridad militar alcanzada por Azerbaiyán durante la guerra de Karabaj en 2020. Tras el conflicto, los proyectos conjuntos no solo continuaron, sino que se expandieron. Asociaciones en torno a la producción de drones, la tecnología satelital, los sistemas de radar y la formación militar han fortalecido la arquitectura de seguridad de Azerbaiyán con el respaldo israelí. Para Israel, por su parte, Azerbaiyán funciona también como un laboratorio donde se pueden probar en el terreno nuevos desarrollos de defensa.

En cuarto lugar, la búsqueda de beneficios diplomáticos y políticos. La cercanía con Israel ha brindado a Azerbaiyán ventajas significativas, especialmente en Estados Unidos. El respaldo del lobby judío ha contribuido a generar un clima favorable hacia Bakú en Washington, lo que facilitó la flexibilización de restricciones relacionadas con el conflicto de Karabaj. La influencia de círculos vinculados a Israel se ha hecho sentir en los esfuerzos de Azerbaiyán por derogar por completo la Sección 907. Asimismo, las llamadas a integrar a Azerbaiyán en el marco de los Acuerdos de Abraham aumentan la posibilidad de institucionalizar esta cooperación tripartita.

En suma, el estado actual de las relaciones entre Azerbaiyán e Israel constituye el resultado de políticas exteriores centradas en los intereses de ambas partes. El gobierno de Bakú ha convertido esta asociación estratégica, cuidadosamente construida a lo largo de tres décadas, en un componente esencial de sus prioridades nacionales. Permanecer en silencio respecto a la cuestión palestina, a fin de no incomodar a Israel, representa para Azerbaiyán una elección difícil pero racional. A cambio, obtiene ventajas concretas: superioridad militar en la defensa de su integridad territorial, capacidad de disuasión frente a sus rivales regionales, acceso a grandes mercados para su petróleo y una posición más relevante en la política internacional. Las declaraciones de apoyo simbólico a Palestina, combinadas con la profundización de los lazos militares y económicos con Israel, revelan que este “doble juego” constituye, en realidad, una estrategia deliberada.

El futuro de las relaciones entre Azerbaiyán e Israel dependerá en gran medida de los desarrollos regionales. La consecución de una paz duradera en Gaza, o al menos de un alto el fuego prolongado, aliviaría la presión sobre Bakú. Por el contrario, una crisis repentina con Irán o una reacción inesperada del mundo islámico podría obligar a Azerbaiyán a replantear su política de equilibrio. El contexto actual sugiere, sin embargo, que Bakú está decidido a mantener su política de “amistad silenciosa”. De ahí que, para la política exterior azerbaiyana, los intereses nacionales y la seguridad del régimen prevalezcan sobre los discursos de carácter ideológico o de solidaridad islámica.

Dr. Mehmet Rakipoğlu

Dr. Mehmet Rakipoglu se graduó en 2016 del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Sakarya. Su doctorado, titulado Estrategia de Protección en la Política Exterior: Relaciones de Arabia Saudita con Estados Unidos, China y Rusia después de la Guerra Fría, fue completado con éxito. Rakipoglu, que trabajó como Director de Estudios sobre Türkiye en el Mokha Center for Strategic Studies, es actualmente profesor en el Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Artuklu de Mardin.

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