Los valientes combatientes de estas arcas nos devolverán a la humanidad herida la fuerza para levantarse de nuevo. Nos mostrarán que es posible erigir un nuevo orden frente a un mundo corroído y decadente. Harán visible que el Mediterráneo no es un mar de guerras, sino una civilización milenaria y una fuente de esperanza para la humanidad entera.
¡Levantaos! Las arcas de la conciencia de Noé cruzan el Mediterráneo: saludadlas.
Como Noé (la paz sea con él) salvó a la humanidad de un diluvio, hoy un grupo de hombres y mujeres de conciencia ha construido barcos y los ha llamado la “Flota Sumud”.
Uno a uno se hicieron a la mar en el Mediterráneo.
En esas naves viajan personas de todas las razas, colores, lenguas, religiones, credos y culturas. Como en el arca de Noé, esta vez también fueron elegidos seres humanos de toda condición. Son los más valientes, los más compasivos y los más sacrificados de la tierra.
Gente que se erige como monumento de conciencia, que trasciende religión, secta, lengua, riqueza o posesiones, subió a esas embarcaciones y con el soplo de sus corazones hinchó sus velas. Allí donde cientos de refugiados se ahogaron huyendo de la guerra, del exilio y de la tortura, ellos han echado sus barcos al agua.
Las banderas que izan son palestinas; su voluntad, de acero; sus ojos, llenos de lágrimas; su fe, firme; su paso, decidido. Las naves de estos hombres y mujeres de espíritu indomable atraviesan el Mediterráneo. La rebelión que han iniciado contra la injusticia brilla en sus pechos como una medalla.
¡Levantaos, pueblos del Mediterráneo, y saludad la flota de los justos!
Mientras sopla sobre el mundo el diluvio de la discordia, el diluvio del sionismo, y Gaza es arrasada junto con todos los valores morales de la humanidad, las arcas de Noé han partido. Desde Sudáfrica llegan los de piel negra, del Magreb los de tez morena, de Europa los blancos, de Asia los de ojos rasgados, y junto a ellos muchos más que hablan lenguas distintas han izado banderas en los mástiles de sus barcos.
No han zarpado solo para salvar a Gaza, sino para salvarnos a todos nosotros.
Porque Gaza es la tierra más libre del mundo.
Porque los palestinos son un pueblo que no puede ser esclavizado.
Porque los gazatíes son la nación más valiente, que desafía al sionismo con la voz más fuerte.
Porque Palestina no es solo un territorio, es un ideal que no puede ser destruido.
Porque en Palestina habitan la voluntad verdadera, la moral auténtica, la conciencia viva y la resistencia.
No salvarán solo ese lugar, salvarán al resto del mundo.
Porque las mentes han sido esclavizadas,
porque las voluntades han sido encarceladas,
porque el sionismo ha tomado como rehenes a algunos Estados,
porque gobiernos corrompidos se han convertido en marionetas del sionismo,
porque la humanidad se ha cegado hasta no alzar la voz frente a la muerte de los niños,
porque la conciencia, la misericordia, la humanidad, la ética y el amor han caído en el abismo de la muerte.
Por eso estos hombres y mujeres libres y dignos, como los del arca de Noé, han partido no solo para salvar a Gaza, sino para rescatar a una humanidad cuyo corazón moral y conciencia están a punto de perecer.
Y desde las aguas del Mediterráneo gritarán al mundo:
“No, la humanidad no perecerá en el diluvio del sionismo.
No, la conciencia no ha muerto, sigue viva, ardiendo en nuestros corazones.
No, no mataréis a los niños de hambre; nuestras mujeres los amamantarán.
No, en cada nación, en cada país, en cada religión y en cada credo hay personas honorables que no se han rendido al mal, aquí están.
No, la hermandad no ha muerto; mirad cómo nos abrazamos sin distinguir religión, raza o patria.
No, vuestros tanques, aviones y misiles no son más poderosos que nuestras velas llenas del soplo de libertad.
No, vuestro dinero, vuestro oro y vuestras joyas no valen más que las perlas que ruedan de los ojos de quienes lloran por un niño desconocido.
Estamos llegando: levantaremos en el Mediterráneo una ola de conciencia que no podréis detener.
Nuestros alientos de libertad se convertirán en vientos que romperán vuestro bloqueo.
Y las banderas libres de Palestina que se alcen desde el Mediterráneo no se clavarán solo en Gaza, sino en todos los corazones del mundo.
Y llegará el día en que todo lugar será Palestina, y todo ser humano valiente será palestino.”
Los valientes combatientes del arca de Noé devolverán a nuestra humanidad herida la fuerza para levantarse de nuevo. Nos mostrarán que es posible construir un nuevo orden frente a un mundo corrompido y decadente. Harán ver al mundo que el Mediterráneo no es un mar de guerras, sino una civilización milenaria y una esperanza para la humanidad.
¡Levantaos! Las arcas de la conciencia de Noé atraviesan el Mediterráneo: saludadlas.