“El Régimen De Netanyahu y La Autoritarización Centrada En La Seguridad”

diciembre 12, 2025
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Leer al régimen de Netanyahu y su tendencia hacia una autoritarización centrada en la seguridad no como una excepción normativa, sino como parte de la misma categoría analítica que los órdenes políticos securitarios, rentistas y generadores de privilegios en Oriente Medio, ofrece un marco mucho más coherente para comprender tanto sus prácticas actuales como sus patrones de comportamiento regional.

Ir Más Allá De La Noción De “El Estado Más Democrático”

La literatura dominante de las relaciones internacionales ha convertido en hábito la presentación de Israel como “el Estado más democrático” de Oriente Medio. Este rol excepcional atribuido a Israel no solo lo separa en un sentido positivo del resto de la región, sino que también contiene una insinuación despectiva hacia las estructuras de gobierno de los países vecinos, minimizando sus tradiciones estatales y su capacidad institucional. En este marco, la celebración periódica de elecciones, la alternancia relativamente fluida en el poder, la existencia de un sistema jurídico institucionalizado y la presencia de una sociedad civil dinámica han sido indicadores recurrentes utilizados para presentar la democracia israelí como un “modelo ejemplar”.

Las diferencias tendenciosas pero persistentes trazadas entre Israel y los Estados árabes/medioorientales en categorías como libertad de prensa, índices de democracia y Estado de derecho alimentaron por años este relato, convirtiendo a Israel en una supuesta “excepción normativa” que debía ser imitada en el contexto regional.

El propósito de este artículo es cuestionar este enfoque occidental, especialmente a la luz de las prácticas políticas y militares que se hicieron más visibles después del 7 de octubre. La tesis principal es que, al igual que muchas estructuras políticas del mundo árabe, Israel debería analizarse no como un “Estado” en el sentido normativo-liberal, sino como un “régimen”. Al evaluar conjuntamente el funcionamiento real de sus instituciones democráticas, los límites fácticos a la libertad de prensa, su grado de adhesión al derecho internacional y la naturaleza de las relaciones Estado-sociedad, se sostendrá que el sistema político israelí opera más como una estructura securitaria, productora de privilegios y orientada a la supervivencia del régimen que como una auténtica excepción democrática. En este sentido, Israel no debe leerse como la “vitrina democrática” situada sobre los demás países de Oriente Medio, sino como un caso donde los mismos patrones de régimen se reproducen bajo envolturas institucionales distintas.

Los Regímenes En Oriente Medio

Una de las ocupaciones centrales de la disciplina de las relaciones internacionales consiste en clasificar conceptualmente a los Estados y sus órdenes políticos. Las teorías dominantes han tratado históricamente las estructuras políticas del mundo árabe bajo la categoría de “regímenes”: presidencias personalistas, monarquías absolutas y autocracias con distintos grados de personalización. El denominador común de este marco es la debilidad del vínculo representativo entre gobernantes y gobernados. Así, la distancia entre el interés público y el interés personal o dinástico de las élites gobernantes se sitúa en el centro del análisis.

En este contexto, el concepto de “seguridad del régimen” ofrece una lente analítica especialmente nítida. Subraya que el referente de la seguridad nacional no es la sociedad, sino la élite gobernante. De este modo, el ejército, los servicios de inteligencia y la burocracia securitaria se institucionalizan para proteger la permanencia del régimen. La oposición social, las prioridades de política exterior e incluso las estrategias de desarrollo se diseñan para prolongar la vida política de la élite, mientras que la noción de “interés nacional” se reduce en la práctica a un velo simbólico que legitima al régimen.

Los mecanismos de distribución de rentas en las economías petroleras árabes reforzaron estos patrones. Que los ingresos provengan de la exportación de hidrocarburos y no de la recaudación fiscal libera al régimen de la obligación de rendir cuentas a la sociedad, al tiempo que incrementa su capacidad de comprar lealtades. En este sistema, las redes clientelares sustituyen al control institucional; los canales de participación no funcionan mediante procedimientos democráticos, sino a través de relaciones discrecionales de patronazgo. El potencial de protesta se neutraliza mediante aparatos de seguridad organizados no en torno a normas legales, sino a la lealtad personal. Como se observó en 2011, cuando se activa una crisis del régimen, la capacidad estatal corre el riesgo de colapsar simultáneamente.

Este panorama obliga teóricamente a ir más allá de los análisis clásicos centrados en el Estado. La perspectiva de la seguridad del régimen interpreta incluso la política exterior como un instrumento para gestionar crisis internas de legitimidad. A veces, una postura agresiva en las rivalidades regionales sirve para consolidar el consentimiento doméstico. En consecuencia, al estudiar el mundo árabe, resulta más coherente que el analista adopte como variable principal no al “Estado”, sino al “tipo de régimen”, pues permite explicar tanto la dinámica interna como el comportamiento regional.

El Régimen De Netanyahu

Conceptualizar al actual gobierno israelí como “el régimen de Netanyahu” permite destacar paralelismos significativos con las autocracias árabes, sin presumir una diferencia cualitativa entre ellos. Aunque formalmente existe una democracia electoral, la prioridad fundamental del bloque gobernante no es la “seguridad nacional” en el sentido de Buzan, sino la preservación del propio bloque en el poder. Los intentos de reforma judicial, las presiones sobre los medios de comunicación y la sociedad civil mediante negociaciones dentro de la coalición, y el debilitamiento sistemático de las instituciones independientes pueden interpretarse desde esta perspectiva. La presión política sobre la libertad de prensa se legitima mediante el discurso de seguridad y la idea de un “estado de guerra”, transformando a los medios críticos en “amenazas internas” desde el punto de vista de la seguridad del régimen.

En el ámbito del derecho internacional, se observa un doble rasero similar. Las acusaciones de crímenes de guerra y genocidio relacionadas con las operaciones militares en Gaza se presentan al público interno como ataques contra el “derecho de Israel a existir”, criminalizando las críticas y representando el derecho internacional como parte de una “conspiración externa” contra la supervivencia del régimen. Los mecanismos de rendición de cuentas tanto en el derecho interno como en el plano internacional quedan restringidos por la burocracia de seguridad, por las negociaciones dentro de la coalición y por las líneas rojas ideológicas de la extrema derecha. En este sistema, las prácticas democráticas se reducen al procedimiento electoral, mientras que los elementos liberales derechos, libertades, separación de poderes se erosionan progresivamente.

Uno de los factores que consolida esta estructura es la “renta externa” derivada del apoyo militar y financiero de Estados Unidos. Esta ayuda facilita al régimen mantener una economía de guerra y aplicar políticas de seguridad duras sin pagar un costo interno significativo. Así, una parte considerable de la economía israelí adquiere un carácter rentista, dependiente de la ayuda externa y de las condiciones bélicas, en sectores como la alta tecnología y la industria de defensa. Mientras los actores que abogan por una integración económica pacífica quedan marginados, las élites de extrema derecha que subordinan la actividad económica a la lógica del “Estado de seguridad” aumentan su poder. De este modo, la distancia entre el “interés nacional” y el “interés del régimen de Netanyahu” se reduce. El tipo de régimen se convierte en la variable explicativa principal tanto de la crisis interna como del comportamiento regional.

Conclusión

La observación de Tom Barrack en el Foro de Doha “Lo que realmente ha funcionado en esta región, les guste o no, es la ‘monarquía benévola’. Ese es el modelo que funciona” ofrece un espejo revelador para cuestionar el estatus democrático excepcional atribuido a Israel. Su afirmación de que “no veo democracia en ninguna parte” subraya que, a nivel regional, no predomina una democracia liberal institucionalizada, sino regímenes autoritarios, patrimoniales y centrados en la seguridad con distintas intensidades. En este marco, aunque Israel se presente a sí mismo y a los ojos de Occidente como “la única democracia de Oriente Medio”, su funcionamiento práctico muestra importantes similitudes con los regímenes típicos de la región.

La mentalidad que prioriza la seguridad del régimen sobre la seguridad social, las prácticas que restringen la libertad de prensa en nombre de amenazas de seguridad, el uso instrumental del derecho internacional para reforzar los intereses del régimen y la dependencia estructural de rentas externas en particular de Estados Unidos obligan a situar al Israel de Netanyahu no en las categorías clásicas centradas en el Estado, sino en la literatura de tipos de régimen. La existencia de procedimientos electorales funciona como un barniz democrático, mientras que los componentes liberales de la democracia responsabilidad, transparencia, Estado de derechose deterioran progresivamente. Por lo tanto, leer a Israel no como una excepción normativa, sino como un “régimen” situado en la misma categoría analítica que los órdenes políticos securitarios, rentistas y productores de privilegios de Oriente Medio ofrece un marco explicativo más coherente tanto para sus prácticas actuales como para sus patrones de comportamiento regional.

Doç. Dr. Necmettin Acar

Dr. Necmettin Acar es presidente del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad Artuklu de Mardin. Realizó su licenciatura en la Facultad de Economía de la Universidad de Estambul en Administración Pública, su maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Sakarya y su doctorado en el Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Yıldız Técnica. Actualmente, trabaja como profesor en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Artuklu. Sus principales áreas de investigación incluyen la política del Medio Oriente, la seguridad energética, la seguridad del Golfo Pérsico y la política exterior de Türkiye en el Medio Oriente. Acar ha publicado numerosos trabajos en estas áreas.
Correo electrónico: [email protected]

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