El “Optimismo” de Mearsheimer y el Dilema de Corea del Sur

octubre 21, 2025
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La alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur mantiene una importancia vital; sin embargo, su credibilidad solo podrá sostenerse si ambas partes invierten en igual medida en disuasión y confianza mutua.

Mientras la atención global se desplaza hacia otros horizontes, Seúl debe afirmar su propia voluntad, modernizar sus capacidades de defensa y diversificar sus asociaciones estratégicas.

El “Optimismo” de Mearsheimer y el Dilema de Corea del Sur

El Foro Mundial del Conocimiento se celebró en Seúl el 10 de octubre de 2025. Uno de los ponentes más destacados del panel titulado “El futuro del orden geoeconómico global” fue John Mearsheimer, reconocido politólogo y una de las figuras más influyentes del pensamiento realista contemporáneo.

Su enfoque realista a menudo descartado por los internacionalistas liberales como una forma de pesimismo ha demostrado reiteradamente su capacidad predictiva. En las relaciones internacionales, las teorías solo son valiosas en la medida en que permiten anticipar acontecimientos, y en ese aspecto el historial de Mearsheimer resulta especialmente notable.

Ya en la década de 1990 advirtió que la expansión de la OTAN hacia el este provocaría a Rusia; una predicción que se vio confirmada con la guerra en Ucrania.
En su obra The Tragedy of Great Power Politics (2001), sostuvo que el ascenso de China conduciría inevitablemente a un enfrentamiento con Estados Unidos una tesis que hoy constituye un consenso ampliamente aceptado.
También previó que las políticas de sobreextensión norteamericana en la era posterior a la Guerra Fría agotarían el poder estadounidense y alimentarían reacciones nacionalistas en el extranjero.

La Postura Global de Estados Unidos

En el foro de Seúl, Mearsheimer resumió las prioridades estratégicas de Washington. Señaló que existen tres regiones de máxima importancia para Estados Unidos: Europa, Oriente Medio y Asia Oriental. Europa, que en otro tiempo ocupaba el primer lugar, ya no lo es. Oriente Medio sigue siendo crucial debido a la relación entre Estados Unidos e Israel y a los intereses energéticos.

Hoy, debido a la rivalidad con China, Asia Oriental se ha convertido en la región más importante. Sin embargo, como observó el propio Mearsheimer, Washington continúa “profundamente empantanado” en otras guerras: estancado en Ucrania y fuertemente comprometido en Oriente Medio.

“Que estemos tan involucrados en Oriente Medio y Europa significa que una crisis en Asia Oriental sería lo último que deseamos”, afirmó.
Con su característico humor seco, añadió que si estallara un conflicto en Asia Oriental mientras Estados Unidos sigue atrapado en otros escenarios, los estadounidenses “estarían, realmente, hasta el cuello en un enorme kimchi”.

Un Raro Comentario Sobre Corea

“En el futuro previsible concluyó es improbable que Asia Oriental enfrente una gran crisis, y eso es, sencillamente, una buena noticia.”

Llevo años siguiendo a Mearsheimer, y rara vez lo he visto referirse directamente a Corea en sus conferencias o entrevistas. Su atención ha estado casi siempre centrada en Europa, Oriente Medio y China.

Por ello, me intrigaba conocer su visión sobre Corea y, en particular, su reflexión sobre cómo preservar la paz en la península. Su respuesta, fiel a su estilo, fue tan irónica como reveladora:

“Queridos coreanos: deben esperar que Estados Unidos siga profundamente comprometido en Oriente Medio y absorbido en Europa. Solo así evitaremos causar problemas en Asia Oriental, y ustedes podrán vivir en paz en un futuro previsible.”

Y añadió:

“Como estadounidense, me interesa profundamente reducir de forma significativa nuestra presencia en Oriente Medio y retirarnos del conflicto en Ucrania, para concentrarnos plenamente en la contención de China.”

El mensaje era claro: la calma en Asia Oriental podría depender menos de la diplomacia o de la disuasión, y más del agotamiento de Estados Unidos en otros frentes.

La Ilusión de la Calma

Mearsheimer describió esta coyuntura como un momento de optimismo una etapa en la que Corea del Sur puede “centrarse en sus propios asuntos”, dado que la atención de Washington se encuentra dispersa hacia otras direcciones. Sin embargo, para Corea del Sur, ese optimismo encubre un peligro latente.

Si la estabilidad de Asia Oriental depende de que Estados Unidos permanezca distraído en otros escenarios, la paz de hoy no es una conquista, sino una condición temporal. La ausencia de guerra no equivale a seguridad. La postura coercitiva de China en los mares, las amenazas misilísticas de Corea del Norte y la instrumentalización del comercio y la tecnología como armas revelan la intensidad de una competencia que se agrava bajo la superficie. La calma, quizá, no sea más que una pausa antes de la próxima tormenta.

El Registro de la Lealtad

La percepción de Mearsheimer pasa por alto un hecho esencial de la historia: pocos países han permanecido tan firmemente junto a Estados Unidos como Corea del Sur.

Pocos días antes de morir asesinado, el comentarista y activista conservador estadounidense Charlie Kirk recordó, durante su discurso Build Up Korea 2025, lo siguiente:

“En ambos países honramos a quienes lucharon por la libertad en todo el mundo. Más de 30.000 estadounidenses dieron su vida por la libertad de Corea.
Hoy Corea ha devuelto esa deuda una y otra vez. Durante 75 años ha permanecido a nuestro lado en la lucha contra el totalitarismo comunista. No solo aquí, sino en todos los rincones del mundo.
Los soldados coreanos combatieron heroicamente junto a nosotros contra el comunismo en Vietnam.
Canadá no lo hizo. Reino Unido no lo hizo. Alemania no lo hizo. Pero Corea sí estuvo allí, protegiendo la retaguardia de Estados Unidos.
Los soldados coreanos ayudaron a Estados Unidos tanto en Afganistán como en Irak. Y hoy Corea constituye nuestro baluarte frente al creciente poder del Partido Comunista Chino.”

Sus palabras subrayan aquello que la interpretación de Mearsheimer omite: las alianzas no son abstracciones, sino construcciones basadas en el sacrificio compartido y la confianza mutua. Corea del Sur no es un beneficiario pasivo del amparo estadounidense, sino un socio probado que ha asumido repetidamente la responsabilidad de defender la libertad.

Del Optimismo a la Prudencia

El realismo de Mearsheimer tiene valor precisamente porque obliga a pensar de manera incómoda. Considera a los Estados como actores racionales movidos no por emociones, sino por el instinto de supervivencia. Desde esa perspectiva, Corea del Sur debe asumir que sus aliados actúan en función de sus propios intereses.

La lección que cabe extraer de sus palabras no es “esperar” que Estados Unidos permanezca atrapado en conflictos externos, sino prepararse para el vacío estratégico que podría surgir después.

La paz en Asia Oriental solo podrá sostenerse si los actores regionales refuerzan su capacidad de disuasión y gestionan el equilibrio de poder con responsabilidad. Para Corea del Sur, ello implica combinar la lealtad aliada con la preparación para una mayor autonomía estratégica.

Paz Mediante la Preparación

Mearsheimer define este periodo como una fase de optimismo. Pero el optimismo no es una estrategia. Corea del Sur no puede fundamentar su seguridad en la distracción de una potencia ajena.

La alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur conserva una importancia vital; sin embargo, solo será creíble mientras ambas partes inviertan en igual medida en disuasión y confianza. A medida que la atención global se desplaza hacia otros horizontes, Seúl debe afirmar su voluntad soberana, modernizar su defensa y diversificar sus asociaciones.

La esperanza no constituye un plan. La estabilidad requiere vigilancia. Y en el mundo realista que describe Mearsheimer, la paz pertenece únicamente a quienes están dispuestos a defenderla.

Hanjin Lew es comentarista político especializado en asuntos de Asia Oriental.

Fuente:https://asiatimes.com/2025/10/mearsheimers-optimism-and-south-koreas-dilemma/