Desinformación y Manipulación: El Teatro de Gaza en la Prensa Británica

La postura adoptada por los medios de comunicación occidentales en diversos conflictos, desde la invasión de Irak por parte de Estados Unidos (EE.UU.) hasta la actualidad, constituye un fenómeno que merece un análisis profundo, especialmente en el contexto de Oriente Medio. Desde el proceso de invasión de Irak en 2003, han aumentado progresivamente las críticas hacia los medios de comunicación occidentales por sus publicaciones que, en gran medida, han servido para legitimar las políticas intervencionistas de sus respectivos gobiernos.
marzo 11, 2025
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La postura adoptada por los medios de comunicación occidentales en diversos conflictos, desde la invasión de Irak por parte de Estados Unidos (EE.UU.) hasta la actualidad, constituye un fenómeno que merece un análisis profundo, especialmente en el contexto de Oriente Medio. Desde el proceso de invasión de Irak en 2003, han aumentado progresivamente las críticas hacia los medios de comunicación occidentales por sus publicaciones que, en gran medida, han servido para legitimar las políticas intervencionistas de sus respectivos gobiernos.

Más de veinte años después, es evidente que el mismo patrón de manipulación y desinformación unilateral ha resurgido en el contexto del conflicto y la crisis humanitaria en Gaza. Además, mediante un lenguaje informativo distorsionado, se busca exonerar a una de las partes en conflicto bajo el pretexto del «derecho a la legítima defensa», mientras que la parte palestina es sistemáticamente criminalizada o reducida a una simple «amenaza terrorista».

Al igual que en EE.UU., en el Reino Unido también han aumentado las críticas sobre cómo las principales instituciones mediáticas como BBC, Sky News y The Times siguen una línea editorial alineada con las políticas exteriores del gobierno británico, reforzando ampliamente la narrativa israelí y obstaculizando la capacidad del público para percibir la realidad en su totalidad.

El Lenguaje Hostil de los Medios Occidentales de Irak a Gaza

La difusión generalizada y acrítica por parte de los grandes medios de comunicación del argumento de las “armas de destrucción masiva” presentado por el gobierno de Estados Unidos antes de la invasión de Irak en 2003 constituye un punto de inflexión histórico en la actual crisis mediática. Aunque investigaciones posteriores demostraron que dichas afirmaciones carecían de fundamento, medios influyentes como The New York Times y la BBC reprodujeron los discursos políticos de la época sin someterlos a un riguroso escrutinio crítico. La experiencia en Irak evidenció con claridad cómo los medios occidentales tienden a respaldar las políticas oficiales de sus gobiernos bajo el pretexto de la “seguridad nacional”, lo que suscitó serias interrogantes sobre la ética periodística.

Esa misma tendencia se ha manifestado en la tragedia humanitaria que se desarrolla en Gaza desde octubre de 2023. Mientras que el severo bloqueo impuesto por Israel sobre Gaza es señalado por diversas instancias del derecho internacional como una forma de castigo colectivo que debería ser objeto de escrutinio, la prensa occidental, en su mayoría, ha basado sus coberturas en fuentes israelíes. Numerosos informes indican que expertos de Naciones Unidas y organizaciones internacionales de derechos humanos han advertido sobre la posibilidad de que en Gaza se estén llevando a cabo prácticas que podrían calificarse como “limpieza étnica” o incluso “genocidio”. Sin embargo, estas advertencias han sido minimizadas o tergiversadas en los medios más influyentes, que a menudo las presentan como meras “acusaciones de Hamás”. Además, los datos proporcionados por periodistas palestinos en el terreno son ignorados o desacreditados mediante la introducción de etiquetas como “fuentes bajo control de Hamás”, lo que los deslegitima a priori. Este enfoque recuerda notablemente la política editorial unilateral adoptada durante la invasión de Irak.

La Política Proisraelí del Reino Unido y Sus Operaciones de Espionaje Militar

El análisis de la política exterior del Reino Unido revela una estrecha colaboración con Israel en numerosos ámbitos. Según documentos filtrados y reportajes de Declassified UK, la Real Fuerza Aérea británica ha llevado a cabo vuelos de vigilancia en las inmediaciones de Gaza, y la inteligencia obtenida podría haber sido compartida con las Fuerzas de Defensa de Israel. Estos vuelos, que se han intensificado en los días de intercambio de rehenes, han suscitado preocupaciones sobre el posible uso de información británica para identificar ubicaciones de grupos militantes o determinar qué objetivos podrían ser atacados incluso en periodos de alto el fuego.

Dichas preocupaciones se ven respaldadas por registros de vuelos de aviones espía británicos que despegan desde la base de Akrotiri, en Chipre. Aunque las autoridades británicas han afirmado que estos operativos tienen como único fin la recopilación de información para misiones de rescate de rehenes, los datos analizados por Declassified UK muestran una correlación exacta entre los vuelos de reconocimiento sobre Gaza y las fechas en las que se han producido liberaciones de prisioneros. Esto sugiere que el Reino Unido podría estar participando en actividades de inteligencia a favor de Israel, lo que contravendría los términos de los acuerdos de tregua y ha despertado serias inquietudes entre organizaciones de la sociedad civil y defensores de los derechos humanos en la región.

La Tendencia del Reino Unido a Favorecer la Guerra en Ucrania en Detrimento de la Paz

De manera similar, la inclinación del Reino Unido a prolongar los conflictos en lugar de favorecer negociaciones de paz en crisis internacionales también se ha manifestado en el caso de Ucrania. Tras la invasión rusa de Ucrania, las conversaciones de paz que se llevaron a cabo en la primavera de 2022 bajo la mediación de Türkiye parecieron interrumpirse debido a presiones activas o encubiertas por parte de los países occidentales. Por ejemplo, múltiples fuentes han informado que, durante su visita sorpresa a Kiev, el entonces primer ministro británico Boris Johnson instó al gobierno ucraniano a optar por la «continuación de la guerra» en lugar de llegar a un acuerdo con Rusia. Esta postura no solo intensificó el conflicto en la región, haciéndolo aún más sangriento, sino que también contribuyó a una mayor inestabilidad global.

Tanto los medios británicos de orientación conservadora como aquellos que se presentan como “liberales” han retratado la ayuda militar del Reino Unido a Ucrania con un tono épico, mientras que las posibilidades de negociación han sido presentadas, en su mayoría, como un “signo de debilidad”. Según las investigaciones de Declassified UK, los servicios de inteligencia británicos han trabajado durante años para fortalecer la capacidad militar de Ucrania en su enfrentamiento con Rusia y prepararla sistemáticamente para un conflicto potencial. Este trasfondo ha sido identificado como uno de los factores que dificultan la disposición de Kiev a entablar negociaciones de paz. Mientras tanto, la prensa británica, al respaldar un discurso belicista, ha contribuido a desacreditar cualquier alternativa diplomática que pudiera poner fin a la guerra.

Ejemplos de la Postura Proisraelí de los Medios Británicos

En consonancia con la política del Reino Unido en Oriente Medio y Europa del Este, los principales medios de comunicación del país suelen adoptar una línea editorial que no solo respalda, sino que también refuerza la postura oficial. En el caso de las noticias sobre Gaza, se han documentado testimonios que indican que periodistas y editores de medios como The Times, The Guardian, la BBC y Sky News reproducen información procedente de fuentes israelíes sin someterla a un riguroso proceso de verificación. Según entrevistas exclusivas realizadas por Declassified UK a seis periodistas de la BBC, Sky News, ITN, The Guardian y The Times, los mecanismos internos de control editorial en estas redacciones parecen estar orientados a suavizar cualquier noticia que pueda perjudicar la imagen de Israel.

Por ejemplo, un periodista de The Guardian afirmó que en la estructura interna del medio se emplean expresiones como “Hamas-run health ministry” (“Ministerio de Salud controlado por Hamás”), lo que genera dudas sobre la credibilidad de las cifras de víctimas civiles reportadas tras los ataques israelíes. Frecuentemente, estas cifras son presentadas con advertencias como “procedentes de fuentes vinculadas a Hamás”, lo que siembra desconfianza sobre su validez. Sin embargo, organizaciones como Amnistía Internacional y Naciones Unidas han señalado que los datos proporcionados por el Ministerio de Salud de Palestina son, en su mayoría, fiables y verificables, e incluso han sugerido que el número real de víctimas podría ser mayor que las cifras oficiales.

En el caso de la BBC, la supuesta imparcialidad de su modelo de radiodifusión pública ha sido cuestionada por sus propios reporteros en el terreno. Se ha denunciado que la dirección de la cadena evita incluir en sus emisiones testimonios o análisis de expertos que califiquen las acciones de Israel en Gaza como “genocidio” y que, en caso de que se utilicen estos términos, las intervenciones son interrumpidas o minimizadas. Asimismo, el uso de un lenguaje pasivo en los titulares, como “Explosiones en Gaza causan muertes” en lugar de “Israel bombardea Gaza”, diluye la responsabilidad de los ataques. También se ha reportado que los entrevistados israelíes reciben un trato más indulgente, sin ser confrontados con preguntas difíciles, mientras que los portavoces palestinos son interrumpidos con frecuencia, lo que pone en entredicho la supuesta equidistancia de la BBC.

Un periodista de Sky News ha afirmado que las declaraciones del ejército israelí suelen ser aceptadas como verdades incuestionables, mientras que la información proveniente de fuentes palestinas es recibida con escepticismo y, en muchos casos, retrasada o desestimada con expresiones como “en espera de confirmación por parte del ejército israelí”. Además, durante debates en el estudio, se ha observado que expertos o invitados que presentan argumentos críticos hacia Israel son interrumpidos, y que los periodistas y editores que insisten en este enfoque son etiquetados como “difíciles” o “problemáticos” dentro de la organización. Estos testimonios refuerzan la percepción de que, lejos de mantener una postura imparcial, los medios británicos han consolidado una narrativa favorable a Israel, marginando cualquier perspectiva que pueda contradecirla.

Conclusión

Desde Irak hasta Gaza, e incluso en la guerra de Ucrania, se observa que los medios occidentales han optado por mantener una línea editorial alineada con los intereses políticos de sus gobiernos y del bloque occidental en general. La estrategia de “generar miedo social” y “justificar la intervención militar” utilizada durante la invasión de Irak encuentra hoy su continuación en la legitimación de las acciones de Israel en Gaza y en la reducción de la cuestión palestina a un marco discursivo de “lucha contra el terrorismo”. En el caso específico del Reino Unido, la creciente cooperación militar y de inteligencia con Israel guarda una clara relación con su postura de bloqueo a las negociaciones de paz en Ucrania, una tendencia que también se refleja en los contenidos de sus principales medios de comunicación.

Incluso los propios periodistas de medios considerados “institucionales” o “mainstream” como la BBC, Sky News, The Times y The Guardian han denunciado los graves problemas éticos y humanitarios que genera la parcialidad proisraelí en las redacciones. Entre las principales prácticas cuestionables se encuentran la omisión de la dimensión humanitaria de la tragedia palestina, la presentación distorsionada o incompleta de las violaciones del derecho internacional cometidas contra civiles en Gaza, la reproducción acrítica de la narrativa oficial israelí sin verificación independiente y la sistemática deslegitimación de las fuentes palestinas mediante su etiquetado como “no confiables”.

Todos estos elementos ponen en entredicho la supuesta “objetividad” e “independencia” de los medios occidentales, especialmente en el caso del Reino Unido. Dado que los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en la construcción de la conciencia social, su subordinación a los discursos de los grupos de poder no solo dificulta la resolución pacífica de los conflictos, sino que también erosiona el derecho fundamental a la información veraz, uno de los pilares de la democracia. El hecho de que esta línea editorial unilateral, adoptada durante la invasión de Irak, siga vigente en la cobertura del conflicto palestino-israelí señala la existencia de problemas estructurales profundamente arraigados en los medios de comunicación occidentales.

La responsabilidad de la prensa británica es particularmente significativa, ya que el Reino Unido alberga algunas de las instituciones periodísticas más antiguas y prestigiosas del mundo. Sin embargo, en lugar de preservar la ética periodística, estos medios han actuado en gran medida como vehículos de los intereses políticos y de la industria de defensa.

En definitiva, la evidencia de que el Reino Unido ha optado sistemáticamente por la guerra en lugar de la paz en los casos de Israel y Ucrania, junto con el sesgo proisraelí de sus medios de comunicación más influyentes, plantea serias interrogantes en términos de principios democráticos y derechos humanos. Este escenario no solo contribuye a la escalada de los conflictos en la región, sino que también socava el derecho del público a acceder a información basada en la verdad, dificultando así la posibilidad de alcanzar soluciones pacíficas.

Mehmet Rakipoğlu

Dr. Mehmet Rakipoglu se graduó en 2016 del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Sakarya. Su doctorado, titulado Estrategia de Protección en la Política Exterior: Relaciones de Arabia Saudita con Estados Unidos, China y Rusia después de la Guerra Fría, fue completado con éxito. Rakipoglu, que trabajó como Director de Estudios sobre Türkiye en el Mokha Center for Strategic Studies, es actualmente profesor en el Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Artuklu de Mardin.

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