¿Cómo Contribuye el Reino Unido al Genocidio de Gaza Perpetrado por Israel?

octubre 10, 2025
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El Reino Unido exhibe una complicidad multifacética en el genocidio de Gaza llevado a cabo por Israel: desde la responsabilidad histórica derivada de la Declaración Balfour de 1917, hasta el apoyo político, la cooperación militar y de inteligencia, el negacionismo del genocidio y los intentos de legitimarlo a través de los medios de comunicación. Estas políticas, que violan abiertamente el derecho internacional, hacen que el Reino Unido no solo sea responsable en el plano moral, sino también en el jurídico. Londres persiste en su determinación de proteger al Israel de Netanyahu, y en ese empeño continúa desmantelando el orden y el derecho internacional.

Mientras el genocidio perpetrado por Israel contra Gaza continúa con toda su crudeza, el silencio de los Estados y el respaldo de potencias globales como Estados Unidos quedan grabados en las páginas más vergonzosas de la historia. Entre estos cómplices, uno de los países con la responsabilidad histórica más pesada es el Reino Unido. La implicación británica no se limita a la mera pasividad; al contrario, Londres ha contribuido directa e indirectamente al genocidio, la ocupación y la limpieza étnica durante casi un siglo, consolidándose como un socio activo de Israel en estos crímenes.

Raíces Históricas: del Colonialismo al Genocidio

El rol del Reino Unido en la conversión de Palestina en una tragedia crónica se remonta a la Declaración Balfour de 1917. En este documento, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Arthur Balfour, manifestó el apoyo a la creación de “un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina”, una declaración que reflejaba un enfoque colonialista que ignoraba por completo los derechos del pueblo autóctono. La represión de la Rebelión Árabe de 1936-1939 mostró los límites de la violencia colonial británica: como documenta Caroline Elkins en Legacy of Violence, las autoridades británicas destruyeron miles de hogares palestinos bajo los reglamentos de emergencia, internaron a civiles en campos de concentración donde se practicaron torturas y ejecutaron a centenares de personas.

Con el fin del Mandato británico en 1948, cerca de 750.000 palestinos fueron expulsados forzosamente de sus tierras. La Nakba (la Gran Catástrofe) constituyó una limpieza étnica que fue consecuencia directa de las políticas británicas. Londres había desarmado a la población palestina, deportado a sus dirigentes y preparado el terreno para que las milicias sionistas llevaran a cabo operaciones sistemáticas de expulsión.

Armas, Inteligencia y Apoyo Político

Hoy en día, el Reino Unido corona esta responsabilidad histórica con un apoyo activo al genocidio. Una investigación del medio Declassified UK reveló que aviones de reconocimiento de la Real Fuerza Aérea británica realizaron más de 500 vuelos sobre Gaza desde diciembre de 2023, suministrando inteligencia crucial para los bombardeos israelíes contra objetivos civiles. Aunque el gobierno británico alegó que tales vuelos tenían como finalidad rescatar a rehenes, lo cierto es que su intensificación coincidió con el ataque israelí contra el campo de refugiados de Nuseirat, en el que murieron 274 palestinos.

Además de la cooperación en inteligencia, Londres mantiene la exportación de armamento hacia Israel. A pesar de que el Partido Laborista había prometido, en campaña electoral, un embargo de armas, al llegar al poder esa promesa fue desmentida por los hechos. En septiembre de 2024 se anunció una suspensión parcial de licencias, pero en los tres meses siguientes el Reino Unido otorgó a Israel permisos de exportación militar por un valor de 127,6 millones de libras esterlinas, cifra superior a la de todo el período 2020-2023.

En el terreno político, el gobierno británico ha brindado a Israel una cobertura sostenida, en gran medida gracias a la influencia de los grupos de presión vinculados al sionismo. Se afirma que más de la mitad del gabinete del primer ministro Keir Starmer ha recibido financiación procedente de dicho lobby: el propio Starmer (50.000 £), el ministro de Asuntos Exteriores David Lammy (32.640 £), la ministra de Hacienda Rachel Reeves (37.710 £), la ministra de Educación Bridget Philipson (60.000 £), la ministra de Cultura Lisa Nandy (52.000 £), entre otros. Estas conexiones financieras explican en buena medida la renuencia del gobierno a criticar a Israel. De hecho, Starmer se abstuvo en la votación parlamentaria de noviembre de 2023 sobre un alto el fuego en Gaza, ha mantenido su respaldo al grupo Labour Friends of Israel y se ha negado a firmar compromisos que exigían la suspensión de las exportaciones de armas a Israel.

Por otra parte, el Reino Unido se rehúsa a calificar los acontecimientos en Gaza como genocidio. El gobierno británico incurre en responsabilidad jurídica al desestimar los informes de instituciones independientes y de reconocido prestigio como las Naciones Unidas, Amnistía Internacional o la Asociación Internacional de Estudios sobre el Genocidio. Conviene recordar que, en enero de 2024, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) reconoció oficialmente la existencia de un riesgo de genocidio en Gaza al dictar medidas cautelares contra Israel. No obstante, en septiembre de 2025, el ministro de Asuntos Exteriores, David Lammy, afirmó en una carta que “el Reino Unido no considera que exista riesgo de genocidio en Gaza”. Esta declaración constituye, en efecto, una forma de negacionismo y supone una violación directa de las obligaciones derivadas de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948, que impone a los Estados la responsabilidad de prevenir y no facilitar el crimen.

El Reconocimiento del Estado de Palestina

Ante la creciente crítica de su propia sociedad y de la comunidad internacional por el respaldo que brinda a Israel, el Reino Unido anunció el reconocimiento del Estado de Palestina. El 22 de septiembre de 2025 este reconocimiento se registró como un hecho histórico; sin embargo, resulta claramente insuficiente frente al genocidio en curso en Gaza. Mantener el apoyo político, militar y económico a Israel al mismo tiempo que se reconoce a Palestina revela el carácter simbólico de la medida. Además, el reconocimiento de una dirigencia cuestionada y carente de legitimidad popular, como la de Mahmud Abbas, carece de sentido si no viene acompañado de un embargo de armas y de sanciones integrales contra Israel. La decisión del gobierno laborista de continuar con la venta de armamento a Israel, a pesar de reconocer a Palestina, pone en entredicho la sinceridad de sus intenciones.

Medios de Comunicación y Opinión Pública

La gran mayoría de los medios británicos desempeña igualmente un papel activo en la legitimación de la política proisraelí del gobierno. La BBC, por ejemplo, tras el asesinato del periodista de Al Jazeera, Anas al-Sharif, a manos de las fuerzas israelíes, reprodujo la versión según la cual el reportero formaba parte del equipo mediático de Hamás. Este encuadre narrativo evidenció la deriva de la cadena respecto a los principios de imparcialidad, mostrando cómo se convierte en un instrumento de propaganda a favor de Israel. El ex corresponsal de la BBC, Mohammed Shalabi, denunció que la cadena difundía las afirmaciones israelíes sin someterlas a escrutinio crítico, lo que le llevó a dimitir. Su renuncia puso de manifiesto que numerosos medios británicos actúan de facto como portavoces de Israel, contribuyendo a modelar una opinión pública alineada con la lógica de la ocupación y del genocidio.

Sindicatos y Resistencia de la Sociedad Civil

A pesar del marcado sesgo proisraelí de los sucesivos gobiernos británicos y de la gran mayoría de los medios de comunicación, la sociedad civil del Reino Unido mantiene viva la conciencia de su responsabilidad histórica. El Congreso de Sindicatos adoptó una resolución histórica contra el gasto en defensa bajo el lema “impuestos para la vida, no para las armas”. Cientos de miles de personas salieron a las calles de Londres para protestar contra el genocidio cometido por Israel, mientras que en todo el país se organizaron huelgas y campañas de boicot. Bajo el liderazgo del exdirigente laborista Jeremy Corbyn, se constituyó el Tribunal sobre Gaza, que documentó el papel del Reino Unido en los crímenes de guerra. Asimismo, Mark Smith, quien dimitió del Ministerio de Asuntos Exteriores, reveló que los informes sobre la legalidad de las exportaciones de armas eran modificados sistemáticamente para que “parecieran menos graves”.

En este sentido, la resistencia histórica de la sociedad civil británica frente a la complicidad de su gobierno demuestra que, contrariamente a las políticas oficiales, en la conciencia popular se reconoce la legitimidad de la causa palestina y que la esperanza de cambio surge de las calles, de los sindicatos y de aquellos funcionarios que se niegan a colaborar con la injusticia.

En definitiva, el Reino Unido exhibe una complicidad multidimensional en el genocidio de Gaza: desde la responsabilidad histórica derivada de la Declaración Balfour de 1917, hasta el apoyo político, la cooperación militar y de inteligencia, el negacionismo y los intentos de legitimación mediática. Estas políticas, que constituyen violaciones flagrantes del derecho internacional, convierten al Reino Unido en un actor responsable no solo en el plano moral, sino también en el jurídico. Londres, en su empeño por proteger al Israel de Netanyahu, continúa socavando el orden y el derecho internacional.

Dr. Mehmet Rakipoğlu

Dr. Mehmet Rakipoglu se graduó en 2016 del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Sakarya. Su doctorado, titulado Estrategia de Protección en la Política Exterior: Relaciones de Arabia Saudita con Estados Unidos, China y Rusia después de la Guerra Fría, fue completado con éxito. Rakipoglu, que trabajó como Director de Estudios sobre Türkiye en el Mokha Center for Strategic Studies, es actualmente profesor en el Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Artuklu de Mardin.

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