»Colón era una calamidad en todo menos en la navegación»

julio 2, 2025
image_print

Una biografía sobre el navegante que llegó a América en 1492 aclara cuál era su nacionalidad, su religión y sus verdaderas aspiraciones.

El historiador Esteban Mira Caballos (Carmona, 1966) publica la biografía Colón. El converso que cambió el mundo (Crítica), donde deja claro cuál era la nacionalidad, la religión y las verdaderas aspiraciones de Cristóbal Colón, protagonista del «descubrimiento de América», un polémico término que defiende por dos motivos que detalla en esta entrevista.

Los gallegos pueden olvidarse de que Colón era su pariente. También los castellanos, mallorquines, portugueses y hasta los genoveses, según el estudio genético de José Antonio Lorente, que apuntala Colón ADN. Su verdadero origen. Sin embargo, usted lo rebate, pues el documental lo presenta como un judío sefardita nacido en València. 

Yo no puedo rebatir los datos genéticos, pero sí su interpretación. El doctor José Antonio Lorente llega a la conclusión de que Colón tenía el gen judío del Mediterráneo occidental. Sin embargo, no cuenta con un asesoramiento histórico y plantea que, dado que en Génova no había judíos porque los habían expulsado y es del Mediterráneo occidental, pues seguramente sería de València, porque allí había muchos muchos conversos.

Ya puestos, ¿por qué no catalán? Que Cristóbal Colón tuviera el gen judío del Mediterráneo occidental no significa absolutamente nada y, por otro lado, claro que en Génova seguía habiendo familias judías que se habían convertido.

También se ha apropiado de Colón el nacionalismo español.

Claro. Además del mito español, tenemos las tesis gallega y la catalana, que estaba muerta y ha resucitado con Òmnium Cultural, con Francesc Albardaner y con Jordi Bilbeny, quienes aseguran que Colón era natural de Catalunya. En cambio, en el siglo XVI, durante los pleitos colombinos, para restarle poder a Colón, de origen genovés, se decide darle más prestancia al onubense Martín Alonso Pinzón, a quien consideran el auténtico descubridor.

Vamos, que Cristóbal Colón era Cristoforo Colombo.

De hecho, un historiador llegó a decir en 1956 que el síntoma más evidente de lo que había calado la leyenda negra era que los principales genovesistas eran españoles. Hay decenas de pruebas objetivas del origen genovés de Colón, pero si lo dices te consideran un antiespañol.

La prueba más clara es un documento firmado por Cristoforo Colombo y por su padre, Domenico, el 22 de septiembre de 1470, donde reconocían una deuda con Girolamo del Porto. Tiempo después, en el codicilo que otorgó en Valladolid el 19 de mayo de 1506, pidió que se abonasen a los herederos del genovés Gerónimo del Puerto los veinte ducados que le seguía debiendo. Queda claro que el Cristoforo Colombo de 1470 es el mismo que el Cristóbal Colón de 1506.

También era un judío convertido al catolicismo.

Era católico practicante y bastante beligerante con los judíos y con los conversos, para pasar un poco más desapercibido. Es decir, a la vista de todos era católico practicante, pero escondía unas ideas judaicas de una honda raigambre, algo que sabemos por sus miles de anotaciones en libros.

En su Libro de las Profecías, su pensamiento es claramente judío. Él espera encontrar a las doce tribus perdidas de Israel, reconstruir el templo de Jerusalén, reconquistar los santos lugares… Esas no son ideas importantes para un católico, aunque para un judío o un falso converso, sí.

Los Reyes Católicos apostaron por su empresa. Sin embargo, si tenemos en cuenta los cálculos de Colón, fue un riesgo.

No arriesgan nada. Colón había sido rebatido, con razón, por los mejores cosmógrafos del mundo. La reina Isabel tiene en cuenta que sus datos están errados, aunque Luis de Santángel [prestamista y encargado de los asuntos financieros del rey Fernando] le dice: «Mira, es un loco peligroso que seguramente se va a perder por ahí, pero pide muy poco, 1.140.000 maravedís, y los posibles beneficios son muchos». Y el propio Colón aportaría 500.000 maravedís.

¿Pero no se equivoca con sus cálculos?

Colón trató de darle apariencia científica a su plan y erró todos los datos, hasta el punto de que también los manipuló para hacer encajar Asia donde él quería para que fuese viable un viaje que era inviable. Ahora bien, es el error más fecundo de la historia, porque lo llevó a descubrir América. Colón era una calamidad en todo menos en la navegación.

Jakob Wassermann tituló su biografía El Quijote de los océanos

Porque era un tío excéntrico con un comportamiento quijotesco, que decía cosas sin sentido, que escuchaba voces del más allá, que tuvo la suerte de que se le presentase Dios cuando estaba acorralado por los indios… Y también era un soberbio, porque le pide a la reina Isabel lo que nadie se había atrevido a exigirle nunca: que lo nombre almirante, gobernador, virrey de las Indias… y que le dé la décima parte de todo lo que se encuentre.

Entonces, ¿por qué los Reyes Católicos confiaron en él?

Era lógico que suscribieran las Capitulaciones de Santa Fe [acuerdo entre los Reyes Católicos y Colón sobre la expedición] porque se jugaban muy poco dinero, pero sorprende que nunca le retirasen el apoyo ni Isabel ni Fernando. ¿Por qué? Pese a que Colón tenía la ambición de fundar una nueva casa aristocrática, él públicamente manifestaba que le interesaba expandir la cristiandad, lo que encajaba con el proyecto de los Reyes Católicos de crear un imperio cristiano.

Si hoy observamos las réplicas de las carabelas en las que navegaba Colón, entra canguelo…

Si hacer cuatro viajes fue una machada, imagínate sobrevivir. La única travesía tranquila fue la ida del primer viaje, porque la vuelta resultó horrible y no naufragó de milagro. Y el segundo, tercero y cuarto viajes fueron horrorosos. Pudo haber muerto en cualquiera de ellos, porque el Atlántico se convirtió en un auténtico cementerio durante la Edad Moderna.

Por poner un ejemplo, entre 1492 y 1508 se ahogaron unos 250 marineros palermos [gentilicio de Palos de la Frontera (Huelva), el pueblo de Martín Alonso Pinzón], cuando su población no alcanzaba los 3.000 habitantes. Entre los fallecidos en el Océano también se cuentan los esclavos africanos, y no podemos negar la hecatombe… La conquista de América no fue un genocidio, porque no hubo afán de exterminio. Por eso yo hablo de la catástrofe o la hecatombe que se produce tras la llegada de Colón a las Antillas.

«Los españoles no mataron a tantos indígenas, fueron las enfermedades». Cuando escucha esta frase, ¿qué piensa?

Un genocidio no depende de la cantidad de personas que maten, sino de la intencionalidad. Los españoles querían poner a trabajar a aquella gente, no les interesaba matarlos a todos. Ahora bien, no todas los fallecimientos fueron causados por las enfermedades, sino que hubo una hecatombe. No obstante, con los españoles llegaron oleadas sistemáticas de epidemias la influenza, la viruela, el sarampión, la gripe o el tifus, que fueron diezmando a la población. Así, por diversas causas, en cuarenta años desapareció la población taína de La Española. No podemos ocultar la historia, aunque hay que contextualizarla.

El término «conquista de América» levanta ampollas. También el de «descubrimiento», así como sus consecuencias.

El historiador Enrique Dussel habla de encubrimiento en vez de descubrimiento. En primer lugar, yo he mantenido el término de descubrimiento porque el gran lector, al que pretendo llegar, no lo entendería si utilizase otro concepto. Y en segundo lugar, porque creo que hubo un descubrimiento mutuo, ya que los europeos descubrieron América y los americanos, Europa. Y luego Colón trajo a bastantes indios a España.

Usted defiende que España no conquistó América, ya que el 95% de los conquistadores eran indígenas, quienes rivalizaban con otros pueblos autóctonos y pactaron con los españoles.

Los españoles, como en todas las grandes conquistas, tratan de pactar [con algunos pueblos autóctonos]. Si no hay pacto, hay guerra, pero si se alcanza un acuerdo, pues mucho mejor. En Mesoamérica, al igual que en Europa, la guerra se concebía como una oportunidad. Por tanto, muchos indígenas vieron la oportunidad de aliarse con los españoles para vengarse de sus antiguos enemigos, del mismo modo que algunos caciques lo hicieron para mantener sus privilegios. Sin olvidarnos de quienes se resistieron hasta la muerte.

Colón no viajaba solo: ¿cuál es su mérito y el de su tripulación?

La marinería onubense, muy experimentada, fue clave. Sobre todo, Martín Alonso Pinzón y Vicente Yáñez Pinzón, con un amplio bagaje, al igual que los hermanos Niño de Moguer. Ellos, en un momento determinado y con las circunstancias adecuadas, podrían haber emprendido un viaje de esas características.

El primer mérito de Colón fue, como decían en la época, engolfarse [adentrarse en el océano], porque el plan original [para llegar a las Indias navegando hacia el oeste] no era suyo, sino del cosmógrafo florentino Paolo dal Pozzo Toscanelli. O sea, cuando los marineros no perdían de vista la costa, él decide engolfarse. Y el segundo mérito, trazar la ruta de ida y la de vuelta, que van a mantener los veleros prácticamente hasta la aparición del vapor, en el siglo XIX.

El historiador Esteban Mira, autor de Colón. El converso que cambió el mundo.Crítica

No debió de ser fácil que se entendiese un centenar de hombres en alta mar, en tres carabelas.

En el primer viaje hay mucha incertidumbre, se desesperan, observan la caída de un meteorito, documentan la erupción del Teide y, tras ver una bandada de pájaros que vuelan en dirección suroeste, interpretan que se dirigen hacia tierra y Colón les hace caso y cambia el rumbo. Por eso arriban a las Bahamas, si no hubiesen llegado a la Florida.

El día 10 de octubre de 1492, hay un motín y amenazan con tirar a Colón por la borda y dar media vuelta, pero Pinzón logra calmar la situación y le dan un plazo de tres o cuatro días para llegar a buen puerto. Colón acepta porque sabe, por sus cálculos, que está a punto de encontrar tierras, pues ya habían recorrido mucho más de 700 leguas. No llegó a agotar el plazo.

Los restos de Colón están en la catedral de Sevilla y no, como sostenía hasta ahora, en Santo Domingo. Como siempre, sea el apóstol Santiago, sea santa Teresa, muchos se atribuyen sus reliquias.

Los restos de Colón no se conservan en ningún sitio, porque en Sevilla hay 150 gramos de hueso, que son prácticamente polvillo. En Santo Domingo, más o menos. Y en Génova tienen un relicario con, supuestamente, arenilla y ceniza. En pleno siglo XXI, me parece un debate absurdo.

¿Qué revelan los documentos inéditos que ha localizado?

Mi libro recoge toda la documentación que se ha aportado en los últimos cincuenta años, que ha ayudado a perfilar mucho mejor el personaje. Además, tras un estudio a fondo en el Archivo General de Indias y en la Biblioteca Colombina, he encontrado varios documentos nuevos que no cambian la figura de Colón, pero que aportan ciertos matices.

¿Qué no se sabe todavía de Colón y de sus viajes?

Todavía siguen apareciendo documentos y hay muchas cosas que no sabemos. Por ejemplo, hay muchas teorías sobre su firma criptográfica triangular. También algunos detalles enigmáticos respecto a sus relaciones personales con su esposa, Felipa Moñiz, y con sus amantes, Beatriz Enríquez de Arana y Beatriz de Bobadilla Álvarez.

Hay quien dice que este es «el libro definitivo de Colón», aunque en historia no existe el libro definitivo, porque cada persona se hace preguntas diferentes sobre un determinado personaje. Yo me hago preguntas propias de un historiador del siglo XXI, que seguramente coinciden con las preguntas que se hace un lector contemporáneo. Por tanto, este libro estará desfasado dentro de cincuenta años, porque el historiador de entonces se hará unas preguntas que yo no me he hecho.

¿Y qué pregunta se ha quedado sin respuesta?

¿Qué tanto de afán lucrativo y nobiliario tenía Colón? Porque él estaba obsesionado con los honores y se presentaba como un profeta que pretendía expandir la cristiandad. Sin embargo, ¿cuánto lo movía la religión y cuánto la ambición? Por cierto, te ha quedado por hacer una pregunta…

Dígame.

¿Qué consecuencias tuvo el encuentro?

¿Se refiere al «descubrimiento»?

Sí. El mundo cambió totalmente a partir del 12 de octubre de 1492, para bien y para mal. En ese momento, empezó el proceso de globalización. Y siempre que se produce un gran cambio, un cataclismo de esas dimensiones, hay víctimas en el camino, entre ellas las poblaciones indígenas.

No significa que las matara directamente Colón, pero en apenas cincuenta años desapareció toda la civilización de las Grandes Antillas [Cuba, Puerto Rico, Jamaica y La Española, actual República Dominicana y Haití]. O sea, para sus habitantes la llegada de Colón a América no supuso ningún logro ni avance, porque hubo daños colaterales.

Por otra parte, se produjo una catástrofe ecológica brutal de la que Colón no tuvo culpa, porque el desembarco de plantas y animales europeos provocaron un daño ecológico sin precedentes. Por no hablar del proceso de deforestación en Santo Domingo, que comienza sobre todo a partir del ciclo azucarero, de manera que en 1520 la catástrofe ya estaba consumada.

Son aspectos que forman parte de la historia y daños colaterales de la evolución. Porque la historia no es la que nos gustaría, sino la que es.

Henrique Mariño

Redactor de Culturas y Memoria en ‘Público’. Antes pasó por ‘El Correo Gallego’, Cadena COPE, Agencia EFE, ‘La Voz de Galicia’, ‘El Mundo’, ‘Spain Gourmetour’ y ‘ADN.es’. También ha colaborado, entre otras publicaciones, con las revistas ‘MAN’, ‘Números Rojos’, ‘DT’, ‘Táboa Redonda’ y ‘Luzes’.

Fuente;https://www.publico.es/culturas/libros/conquista-america-genocidio-hubo-afan-exterminio.html