Türkiye: Poder Supraregional, Visión Global

Nos encontramos en un periodo en el que la dinámica de las relaciones dentro del sistema global está siendo redefinida. Es crucial que nuestro país atraviese este proceso de manera sólida y estratégica. En este contexto, Türkiye debe redefinir sus relaciones tanto con geografías cercanas y lejanas como con aquellos países afines a sus intereses. Más allá de las relaciones bilaterales, es imprescindible que Türkiye adopte un nuevo paradigma que fortalezca su papel en las instituciones multilaterales y globales y que, al mismo tiempo, contribuya a una política mundial más inclusiva.
marzo 11, 2025
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Nos encontramos en un periodo en el que la dinámica de las relaciones dentro del sistema global está siendo redefinida. Es crucial que nuestro país atraviese este proceso de manera sólida y estratégica. En este contexto, Türkiye debe redefinir sus relaciones tanto con geografías cercanas y lejanas como con aquellos países afines a sus intereses. Más allá de las relaciones bilaterales, es imprescindible que Türkiye adopte un nuevo paradigma que fortalezca su papel en las instituciones multilaterales y globales y que, al mismo tiempo, contribuya a una política mundial más inclusiva. Esto se debe a que las relaciones existentes, junto con la capacidad, los recursos, la visión y la determinación de Türkiye, ya han superado el umbral de una mera potencia regional. Asumir una perspectiva global permitirá desempeñar un papel verdaderamente influyente en la escena internacional.

Aún es temprano para evaluar con certeza a la nueva administración estadounidense. No obstante, a la luz de los temas que han ocupado la agenda desde la toma de posesión, se fortalece la percepción de que se trata de una gestión problemática. Es evidente que se intenta imponer un estilo de gobierno desmesurado, arrogante y carente de límites, atribuyéndose a sí mismo una sacralidad injustificada. Este enfoque no solo amenaza con socavar las instituciones y tradiciones de la democracia estadounidense, sino que también pone en riesgo los pilares fundamentales del orden internacional establecido tras la Segunda Guerra Mundial.

Durante los próximos cuatro años, este modelo de gestión desafiante y provocador marcará la agenda global. No obstante, representa una oportunidad para actualizar y diversificar las relaciones internacionales, así como para erigirse en la voz de la conciencia humana. Este escenario ofrece la posibilidad de reflexionar sobre el futuro, analizar la evolución de las relaciones internacionales y definir con claridad qué tipo de comunicación puede establecerse con una administración que opta por un lenguaje de amenazas en sus relaciones bilaterales. Asimismo, obliga a replantear el nivel de interacción posible con un gobierno que protege a criminales de guerra.

Por otro lado, en este proceso, aquellos países que dependen en gran medida de Estados Unidos podrían verse obligados a pagar un precio económico y afrontar cuestionamientos sobre su soberanía. Sin embargo, para Türkiye, esta coyuntura abre importantes oportunidades estratégicas y diplomáticas.

Asociaciones Regionales

El paso más significativo a tomar frente a la actual administración de Estados Unidos, cuyo enfoque de gobierno conlleva un alto riesgo de arrastrar al mundo hacia el caos, es revitalizar las colaboraciones regionales y desarrollar nuevas asociaciones. Las relaciones regionales se refieren a asociaciones establecidas entre Estados dentro de una determinada zona geográfica en los ámbitos económico, político, de seguridad y cultural. Es evidente que la ubicación geográfica de Türkiye proporciona ventajas sustanciales para este tipo de cooperación. En una época en la que los riesgos para la seguridad amenazan a los países y la economía atraviesa fluctuaciones, las soluciones conjuntas en materia de seguridad, la paz regional y las colaboraciones basadas en intereses económicos adquieren un valor significativo. En particular, las asociaciones centradas en la defensa y la seguridad contribuirán a la aparición de oportunidades mucho más amplias y diversificadas.

Desde la perspectiva de Türkiye, se pueden identificar seis ejes distintos de cooperación regional. El primero se refiere a las asociaciones que pueden desarrollarse a través de diferentes dinámicas regionales con los países de Oriente Medio, el Cáucaso y los Balcanes. Aunque se observan tres ejes principales, es evidente que dentro de estos marcos existen tanto oportunidades de cooperación estrecha como más amplias. El segundo eje consiste en establecer una nueva agenda positiva con la Unión Europea, cuya política está influenciada por el deseo de dominación de Estados Unidos bajo el pretexto de preocupaciones de seguridad. Aquí existe la posibilidad de desarrollar una relación basada en beneficios mutuos.

El tercer eje se centra en actualizar y profundizar las relaciones existentes con el Reino Unido tras su salida de la Unión Europea. En cuarto lugar, se deben evaluar nuevas oportunidades de cooperación con China y Rusia, países que, según se prevé, entrarán en una fase de rivalidad con Estados Unidos. El quinto eje se basa en la creación de asociaciones equitativas y orientadas al desarrollo con África en un período en el que las relaciones de los países occidentales con el continente han perdido fuerza. Finalmente, el sexto eje se centra en las oportunidades de cooperación en el Mediterráneo, que en los últimos tiempos ha ganado protagonismo debido a sus recursos energéticos.

En este marco, también es necesario mencionar a la región turca de Asia Central. Sin embargo, dado que ya existen mecanismos de cooperación en esta área, no es necesario considerarla como un nuevo eje, sino más bien como una dimensión que debe ser fortalecida y desarrollada.

Dinámicas Fundamentales de la Cooperación

Para que las asociaciones regionales se desarrollen de manera efectiva, es esencial prestar atención a ciertas dinámicas fundamentales. La principal de ellas es la cuestión de los intereses comunes, ya que el problema central de nuestra época es la economía. Si se demuestra a las partes involucradas que el interés compartido radica en la economía, las relaciones se desarrollarán de manera rápida y sostenible. Las inversiones conjuntas, la libre circulación de empresarios y la implementación de políticas comunes para el apoyo a las inversiones pueden acelerar este proceso. Además, el volumen del comercio, los flujos de inversión y los mecanismos de integración económica regional, como los acuerdos de libre comercio, también contribuyen a fomentar la cooperación.

Otra dinámica fundamental a considerar es la preocupación por la seguridad. Las inquietudes en materia de seguridad, derivadas de distintas razones, hacen que la cooperación sea una necesidad. Esto se debe a que los riesgos de seguridad regional, las amenazas, el terrorismo, los crímenes transnacionales y la migración irregular son problemas que ningún país puede resolver por sí solo. En este sentido, las relaciones establecidas sobre la base de mecanismos de seguridad conjunta pueden evolucionar en diversas direcciones, ampliando así el terreno de la cooperación. Estas amenazas pueden consolidar las asociaciones existentes o abrir nuevas oportunidades, en función de factores como la proximidad geográfica, las similitudes culturales y las experiencias históricas compartidas.

Junto con estas dinámicas, otro aspecto crucial es la institucionalización de tales estructuras. La institucionalización es clave porque proporciona un sistema funcional con reglas claramente establecidas, lo que contribuye a la sostenibilidad de la cooperación. Sin duda, los factores mencionados constituyen los principales ejes de referencia, pero son solo un marco general. Determinan la dirección y el éxito de la cooperación, por lo que lo correcto es realizar análisis precisos sobre los países objetivo y desarrollar la base de la cooperación en función de estos resultados. Es importante considerar estas dinámicas como los elementos esenciales que definen el rumbo y la viabilidad de las asociaciones.

Al evaluar las oportunidades de cooperación regional que Türkiye puede explorar en seis regiones distintas, es fundamental identificar los factores clave en cada una de ellas. Por ejemplo, la Unión Europea, a pesar de su sólida estructura institucional, necesita nuevas y auténticas asociaciones, o «vacunas», debido a su problema de mercado, sus debilidades en los reflejos de seguridad, la falta de un liderazgo genuino y su incapacidad para representar los valores universales de la humanidad. Oriente Medio requiere una perspectiva de seguridad compartida, una gestión eficaz del extremismo y un funcionamiento político genuino. En el caso del Cáucaso, la prioridad es la paz regional y el desarrollo común. La cooperación en la cuenca del Mediterráneo debe centrarse tanto en la seguridad como en el uso equitativo de los recursos. África, por su parte, tiene como prioridad la consolidación de estructuras estatales estables, la seguridad, la paz y el desarrollo local.

Por lo tanto, se hace imprescindible llevar a cabo un análisis de riesgos sólido y específico para cada región, a fin de diseñar estrategias de cooperación adaptadas a las necesidades y dinámicas particulares de cada contexto.

La Situación de Türkiye

En el artículo titulado «Dinámica de las Relaciones Internacionales y Türkiye», analizamos los cuatro elementos fundamentales que determinan la capacidad de los Estados para desarrollar y sostener una política exterior sólida: recursos, capacidad, visión y voluntad. Es evidente que el acervo existente en estos aspectos representa una ventaja significativa para una política exterior eficaz. Especialmente en una era en la que el «poder» global se ha vuelto desmesurado, facilitará los procesos de cooperación regional que puedan ofrecer una vía de salida. Si Türkiye no aprovecha las oportunidades de cooperación que tiene ante sí, el riesgo de verse afectada por una crisis global en proceso de profundización aumentará considerablemente. Sin embargo, si el país logra evaluar conjuntamente su capacidad, recursos, visión, voluntad, junto con sus ventajas demográficas y geopolíticas, podría lograr un avance significativo en el Cáucaso, los Balcanes e incluso en Europa, mientras que, en Oriente Medio, Asia Central y África podría consolidarse como un actor principal.

En este contexto, la prioridad de Türkiye debe ser incorporar a su agenda la creación de un nuevo orden en su propia geografía, basado en el derecho, el funcionamiento democrático, la paz, la estabilidad y el desarrollo económico. Además, en respuesta a la estrategia de Estados Unidos de ejercer presión sobre los países de la Unión Europea a través de la cuestión de la OTAN, Türkiye debe desarrollar una nueva agenda positiva sustentada en intereses económicos compartidos y en una relación de defensa común. En este sentido, el posicionamiento geopolítico del país, que le otorga una profundidad estratégica, tiene un alto potencial de generar resultados positivos. De hecho, ya ha surgido la primera señal de ello desde la UE: la Comisión Europea, que en el período anterior había trasladado el expediente de Türkiye al departamento encargado de los países de Oriente Medio y el norte de África, ha dado marcha atrás y lo ha reincorporado al departamento responsable de los países candidatos a la adhesión. Un cambio que, aunque parezca menor, es altamente significativo.

El establecimiento de nuevas y efectivas alianzas regionales también significará el fin de la influencia de los grupos proxy que han asediado e incluso «cautivado» nuestra geografía. Desde una perspectiva centrada en Türkiye, se puede afirmar que la principal problemática en Oriente Medio y África radica precisamente en estos grupos. Tras la Guerra Fría, el uso de actores no estatales como grupos paramilitares, organizaciones terroristas y compañías militares privadas en los conflictos entre países ha ido en aumento. La implementación de nuevas y amplias alianzas de cooperación tornaría irrelevante la existencia de tales organizaciones, llevándolas en poco tiempo a su disolución. Este posible desenlace representa un beneficio de un valor incalculable, superior incluso a cualquier ganancia económica.

Nos encontramos en una era en la que la dinámica de las relaciones dentro del sistema global está siendo redefinida. Para que Türkiye atraviese este proceso de manera saludable, debe replantear sus relaciones tanto con geografías cercanas como lejanas, así como con aquellos países afines a sus intereses. No solo en el marco de las relaciones bilaterales, sino también a través del fortalecimiento de su papel en las instituciones multilaterales y globales, Türkiye debe presentar un nuevo paradigma que contribuya a hacer de la política mundial un sistema más inclusivo. Esto se debe a que sus relaciones actuales, su capacidad, recursos, visión y voluntad ya han superado el umbral de una mera potencia regional. Adoptar una perspectiva global no solo es posible, sino necesario. No se trata de un acto de arrogancia, sino de convertirse en la voz de la conciencia global junto con países de intereses afines.

Para aprovechar esta oportunidad en su máxima expresión, tal como han enfatizado en repetidas ocasiones el presidente Erdogan y el líder del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), Bahceli, desde el otoño pasado, es fundamental «fortalecer el frente interno». Nuestra historia reciente demuestra que la concentración temporal del poder y la represión de los problemas mediante el uso de la fuerza bruta solo generan costos elevados y una estabilidad meramente superficial. La única vía para lograr una paz interna duradera es encaminar los problemas internos hacia soluciones sostenibles, garantizar la reconciliación social, impulsar la transformación democrática del Estado, consolidar el Estado de derecho y fortalecer la relación entre sociedad y gobierno sobre los principios de democracia y prosperidad.

En síntesis, factores como el desarme del PKK, la implementación de una política exterior multidimensional, la materialización de la visión de alianzas sinfónicas, la voluntad de superar enemistades históricas, el desarrollo de políticas en consonancia con nuevos mecanismos de equilibrio, la diversificación estratégica y el rol de Türkiye como portadora de la conciencia global, llevarían al país a una nueva categoría geopolítica.

Adnan Boynukara

Adnan Boynukara trabajó como ingeniero y gerente en diversas instituciones entre 1987 y 2009. Fue asesor principal en el Ministerio de Justicia de Turquía entre 2009 y 2015. Fue diputado por la provincia de Adıyaman durante los periodos 25º y 26º en el Parlamento de Turquía. Sus áreas de interés incluyen la administración pública, la seguridad, la lucha contra el terrorismo, la resolución de conflictos y los procesos de paz.
Correo electrónico: [email protected]

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