Internet para Niños: ¿Herramienta de Aprendizaje o Peligro?

La tecnología ofrece grandes oportunidades para el desarrollo de los niños, pero su uso inconsciente puede conllevar riesgos significativos. En la era digital, educar a los niños requiere orientación informada y un equilibrio adecuado entre lo virtual y lo real. Cuando se emplea de forma adecuada, la tecnología puede contribuir de manera notable al desarrollo infantil. La seguridad de los niños en Internet es tan importante como su seguridad física. Por ello, padres y docentes deben formar a los menores como ciudadanos digitales conscientes.
marzo 15, 2025
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La tecnología ofrece grandes oportunidades para el desarrollo de los niños, pero su uso inconsciente puede conllevar riesgos significativos. En la era digital, educar a los niños requiere orientación informada y un equilibrio adecuado entre lo virtual y lo real. Cuando se emplea de forma adecuada, la tecnología puede contribuir de manera notable al desarrollo infantil. La seguridad de los niños en Internet es tan importante como su seguridad física. Por ello, padres y docentes deben formar a los menores como ciudadanos digitales conscientes.

Regular el tiempo de uso de los dispositivos y fomentar una relación equilibrada con la tecnología resultan esenciales. Asimismo, se debe enseñar a navegar en la red de forma segura y promover la sensibilidad respecto a la privacidad digital. La tecnología debe concebirse como un medio y no como un fin en sí mismo, de manera que los niños no pierdan el vínculo con el mundo real.

Además, es indispensable que el Estado establezca sistemas de supervisión y bloqueo dinámico de contenidos nocivos, para brindar una protección continua y efectiva.

En la actualidad, los niños crecen inmersos en el mundo digital. Los teléfonos inteligentes, las tabletas, las aplicaciones con inteligencia artificial y las redes sociales se han convertido en parte esencial de su vida cotidiana. Cuando mi hija me pide el teléfono para ver YouTube, siento inquietud como madre. Me pregunto: ¿hasta qué punto son beneficiosos los dispositivos inteligentes para los niños, y cuán protegida está realmente nuestra privacidad digital? No puedo evitar el escepticismo. Hace generaciones, nuestras abuelas veían la televisión como una “caja del diablo”. Con el tiempo, aquel aparato se volvió tan común que dejó de parecernos extraordinario. Recuerdo la sorpresa de mi familia cuando compré mi primer aparato electrónico de música. Aquello que desconocemos suele parecernos “peligroso” a primera vista. Todavía hoy, en el mundo islámico, persiste una percepción equivocada sobre la tecnología, como si su utilización fuera totalmente contraria a la religión. Sin embargo, lo relevante es utilizar estos recursos de manera adecuada para fomentar la creatividad.

Naturalmente, los niños que conviven con nosotros se ven tan influidos por estas oportunidades tecnológicas como nosotros mismos. Dichos efectos varían según la forma de usar los programas basados en inteligencia artificial, la edad de los pequeños y la calidad de los contenidos. ¿Prevalecerán las influencias positivas o negativas de estas técnicas en el futuro de nuestros hijos? Es casi imposible mantenerlos alejados de la tecnología, pues nosotros mismos hemos adoptado los requerimientos de esta época. Ellos aprenden por imitación, observando lo que hacemos.

Veo cómo, mientras mi hija mira la pantalla, a veces aparecen imágenes que circulan a gran velocidad e “invitaciones de chat grupal”. Pienso: “Menos mal que todavía no sabe leer”, porque, de ser así, trataría de impedir que participara en dichas conversaciones. A mi juicio, esos chats colectivos no son entornos confiables para niños que aún se encuentran en la etapa de la infancia. Además, pese a que ciertos contenidos pueden resultar atractivos desde el punto de vista visual o técnico, a fin de cuentas, parecen poco útiles y generan pérdida de tiempo. Lamentablemente, a veces se cuelan incluso contenidos que no resultan apropiados ni para adultos. Por eso, cuando mi hija toma el teléfono, sea cual sea la aplicación, no puedo dejar de supervisarla. Resulta igualmente difícil prohibirle por completo el uso de este dispositivo.

Las noticias sobre ciertos juegos refuerzan mis temores. Algunos, que a simple vista parecen inofensivos, pueden conducir a los niños a hacerse daño o, incluso, a la muerte. El caso de “Ballena Azul”, el “Momo Challenge”, el “Choking Game” o la plataforma TikTok muestran aspectos sumamente oscuros de Internet.

Los niños que crecen en la era tecnológica emplean infinidad de programas y aplicaciones, abarcando desde la educación y el entretenimiento hasta la seguridad y la creatividad: Duolingo, Photomath, Socratic by Google, DreamBox, YouTube Kids, Replika… Todas ellas ofrecen herramientas poderosas para el aprendizaje, la creatividad y la protección de los menores.

Por supuesto, esta transformación tiene un lado positivo. La digitalización en la educación, las plataformas de formación en línea y las aplicaciones interactivas permiten a los niños aprender de forma más amena y eficaz. Los sistemas con inteligencia artificial pueden adaptarse al ritmo de cada estudiante y ofrecer enseñanza personalizada. La tecnología, además, facilita la expresión de niños y niñas en ámbitos como el arte, la música o la programación, y la propia IA puede inspirar procesos creativos narración de historias, dibujo, composición musical. Actividades como la robótica, el diseño de videojuegos o la codificación mejoran sus habilidades de pensamiento analítico. Es más, la posibilidad de comunicarse con personas de todo el mundo enriquece su conciencia cultural. Y, gracias a la infinita información disponible en la red, hallan oportunidades para aprender sobre cualquier tema que les despierte curiosidad.

Estas herramientas se pueden adaptar al ritmo individual de cada niño. Presentan efectos positivos, en especial, en la adquisición de idiomas, las matemáticas y la resolución de problemas. Asimismo, resultan de gran ayuda para niños con necesidades especiales trastornos del habla, dislexia, autismo, facilitando sus procesos de comunicación y aprendizaje. Incluso pueden fomentar una aproximación más consciente a la tecnología y desarrollar el pensamiento crítico en los menores.

Ahora bien, junto a estas múltiples oportunidades, existen aspectos negativos. Al aumentar la dependencia de las pantallas, estas aplicaciones reducen la interacción social entre los niños. Los juguetes y aplicaciones basados en inteligencia artificial pueden recopilar datos personales y, con ello, poner en riesgo la privacidad. Las soluciones automáticas que ofrecen dificultan el desarrollo de las capacidades de resolución de problemas. Además, dedicar demasiado tiempo a la IA entorpece la adecuada evolución de las habilidades comunicativas cara a cara. Ciertos chatbots y algoritmos de recomendación pueden exponer a los niños a información errónea o a contenidos inapropiados para su edad.

El uso prolongado de pantallas provoca problemas de atención y favorece conductas adictivas a los juegos o a las redes sociales, además de mermar la actividad física, con el consiguiente riesgo de obesidad y otros problemas de salud. Sin orientación adecuada, pueden llegar a divulgar información personal en línea y sufrir ciberacoso. El acceso a contenidos poco fiables hace indispensable la alfabetización mediática.

Aunque la tecnología abre grandes oportunidades para el desarrollo infantil, el uso descontrolado conlleva graves riesgos. Criar niños en la era digital requiere una orientación consciente y un equilibrio estable. Utilizada adecuadamente, la tecnología puede aportar mucho a su crecimiento. La seguridad infantil en Internet es tan importante como su propia integridad física. Por ello, madres, padres y docentes han de formar a los niños como usuarios responsables de lo digital, limitando el tiempo de pantalla y promoviendo una relación equilibrada con la tecnología. Es vital enseñar el uso seguro de Internet y la importancia de la privacidad. La tecnología no debe ser la finalidad, sino el medio, preservando en todo momento el vínculo de los niños con el mundo real.

El Estado, por su parte, ha de establecer un sistema dinámico de vigilancia y bloqueo de contenidos nocivos. No solo los niños, sino también adolescentes y adultos, han de estar protegidos frente al juego, las apuestas, la drogadicción y la prostitución, impidiendo el acceso a este tipo de materiales mediante filtros digitales desde el principio. Con estas medidas, la tecnología dejará de suponer una amenaza y se convertirá más bien en una oportunidad, reduciendo al mínimo los posibles efectos perjudiciales de la inteligencia artificial sobre la infancia.

El ser humano trasciende el tiempo y el espacio. Por nuestra naturaleza, tendemos al desarrollo y la producción. A lo largo de la historia, la curiosidad y la innovación han sido motores que impulsan a cada generación a avanzar sobre lo recibido de la anterior. No podemos suprimir la tecnología, así que lo mejor es participar en su creación y uso junto con nuestra familia. Mantengamos nuestros lazos esenciales y valores morales intactos, sin renunciar a seguir explorando y produciendo. De esta manera, podremos encaminar el futuro tecnológico hacia un desarrollo más seguro y benéfico para todos.

Sevranur Yetkin

Sevranur Yetkin es una escritora e investigadora, además de músico. Sus artículos han sido publicados en las revistas haber10, ezcümle y yarın. Actualmente sigue trabajando en proyectos de escritura y música. Está casada y tiene un hijo.

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