El Miedo a China en Estados Unidos

febrero 19, 2025
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¡Estados Unidos no puede vivir sin enemigos!

Los estrategas estadounidenses recurren al general ateniense Tucídides, quien escribió Historia de la Guerra del Peloponeso hace 2400 años, para explicar la «competencia entre grandes potencias» entre Estados Unidos (EE.UU.) y China. Tucídides argumenta que la causa fundamental de la Guerra del Peloponeso fue el «miedo» que el crecimiento excesivo de Atenas provocó en Esparta. Para muchos historiadores occidentales, el conflicto entre una «potencia emergente» y una «potencia establecida» conduce inevitablemente a la guerra.

Los sectores más belicistas en contra de China consideran que el crecimiento económico y tecnológico continuo de China, así como su fortalecimiento militar, representan una «amenaza existencial» para Estados Unidos. Según esta perspectiva, EE.UU. no solo debe frenar el ascenso de China, sino también mantener su superioridad económica, militar y tecnológica frente a ella. Sin embargo, el «miedo a China» no solo está relacionado con la posibilidad de que EE.UU. pierda su posición hegemónica, sino que también se ha convertido en un argumento para preservar la cohesión interna dentro del país. Este argumento se basa en la interpretación de los escritos del historiador y político romano Salustio, quien vivió en la época de Julio César.

Las guerras entre Roma y Cartago, que duraron aproximadamente 118 años, finalizaron en el 146 a.C., cuando Roma destruyó Cartago y eliminó a su enemigo. Según Salustio, la desaparición del Metus Hostilis (el miedo al enemigo) tras la destrucción de Cartago marcó el inicio del colapso de la República Romana. Sin un enemigo que temer, los romanos volvieron sus armas contra sí mismos. La ambición de poder y el desenfreno moral deterioraron la estructura ética de Roma. Los conflictos de intereses entre las élites gobernantes se extendieron como un virus a todas las capas de la sociedad, poniendo fin a la estabilidad interna del imperio. Con la desaparición de los valores cívicos sostenidos por el «miedo al enemigo», Roma entró en una crisis moral. La primacía de los intereses privados sobre el bien público destruyó el «espíritu comunitario». En términos de Ibn Jaldún, el colapso de la asabiyyah fue lo que llevó al declive de la República Romana.

En la era moderna, esta teoría sobre la necesidad de un enemigo fue sistematizada como el «Teorema de Salustio». Con el fin de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, este concepto resurgió en los debates sobre relaciones internacionales. Cuando la Unión Soviética se retiró, poniendo fin a la Guerra Fría, EE.UU. se encontró sin un enemigo, aunque también se consolidó como la única superpotencia. Sin embargo, como advertía Salustio, la paz tan anhelada durante los tiempos difíciles resultó ser aún más angustiante una vez alcanzada.

La ausencia de un «gran enemigo» desconcertó a Estados Unidos. En la novela Corre, Conejo, el escritor John Updike hace que uno de sus personajes diga: «La Guerra Fría te daba una razón para levantarte por la mañana. Sin la Guerra Fría, ¿qué significa ser estadounidense?». En esos mismos años, el diplomático soviético Georgi Arbatov advertía a los estadounidenses: «Les haremos algo terrible. Los privaremos de un enemigo». Asimismo, el poeta griego-egipcio Konstantínos Kaváfis escribía en su poema Esperando a los bárbaros: «Y ahora, ¿qué será de nosotros sin los bárbaros? Era una solución para nuestros problemas». Estos versos de Kaváfis resumen el estado de ánimo de los estadounidenses tras la desaparición de su gran enemigo al final de la Guerra Fría.

Las interminables guerras de EE.UU. en Medio Oriente han fracasado en su intento de mantener la cohesión interna del país. Para el historiador y estratega de política exterior estadounidense Robert Kagan, este período sin competencia entre grandes potencias fue solo un momento de transición. Los sectores belicistas, que buscaban un nuevo «monstruo» al cual enfrentarse, decidieron finalmente enfocarse en China. Frases como «Este país necesita un buen enemigo», «La mayor esperanza de unidad para EE.UU. es China. Sin un enemigo externo, la nación se vuelve contra sí misma» o «¿Necesita Estados Unidos un enemigo?» reflejan la búsqueda constante de una nueva amenaza.

Estados Unidos parece estar dividido económica, étnica, política y culturalmente. El consenso bipartidista se ha debilitado significativamente. Incluso se habla de una posible «guerra civil» en un futuro cercano. En este contexto, el «miedo a China» también se utiliza como un chivo expiatorio para desviar la atención de los problemas estructurales de EE.UU. Por otro lado, los intereses del «complejo militar-industrial» dependen del aumento del presupuesto de defensa, para lo cual es necesario convencer a los estadounidenses de que el enemigo es extremadamente poderoso.

En EE.UU., el «miedo a China» es uno de los pocos temas en los que demócratas y republicanos están de acuerdo. Por ello, China parece ser la mejor esperanza de EE.UU. para mantener su unidad y cohesión interna. En este sentido, el teorema del miedo de Salustio resurge como una explicación clave de la «crisis estadounidense». En otras palabras, no hay nada como tener un enemigo.

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