El documento estratégico anunciado por la administración de Estados Unidos señala una reconfiguración profunda en la política exterior y la doctrina militar. La estrategia privilegia un enfoque selectivo y limitado de compromiso, basado no tanto en la misión previa de ‘liderazgo global’, sino en la seguridad nacional, la soberanía económica y el equilibrio continental.
Se ha publicado la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos para 2025, un documento que desplaza a un segundo plano la pretensión de hegemonía global y anuncia una priorización clara de la seguridad interna, la autonomía económica y una política de influencia centrada en el Hemisferio Occidental.
El texto difundido por la administración estadounidense señala una reorientación integral de la política exterior y de la doctrina militar. La estrategia privilegia un enfoque de compromiso selectivo y limitado, sustentado no en la anterior misión de “liderazgo global”, sino en la seguridad nacional, la soberanía económica y el equilibrio continental.
En la introducción se afirma que las decisiones de política exterior adoptadas en los últimos treinta años han sido “irreales” e “insostenibles”, y que el sistema de alianzas construido sobre la base de la adhesión a instituciones internacionales en la posguerra fría ha dejado de corresponderse con los intereses directos del pueblo estadounidense. En este marco, se recalca que las prioridades exteriores han sido redefinidas y restringidas.
Marco Estratégico y Objetivos
El documento define como objetivo primordial la preservación de Estados Unidos como una república independiente y soberana. En función de esta meta, se destacan los siguientes ejes:
- La seguridad fronteriza y el control migratorio se sitúan como prioridades esenciales de la seguridad nacional.
- Se subraya la necesidad de poner fin a la dependencia externa en los ámbitos energético, industrial y productivo.
- El uso de la capacidad militar como fuerza disuasiva, evitando intervenciones externas de gran escala y prolongada duración.
- La preservación de la supremacía tecnológica y económica como pilares centrales de la estrategia.
El texto consigna que “la prosperidad del pueblo estadounidense y la protección de su modo de vida” constituyen el fin último de la política exterior, integrando así los instrumentos externos en una lógica directamente vinculada al orden interno y al bienestar social.
Migración, Fronteras y La Centralidad De La Soberanía
La estrategia define la migración masiva como una amenaza directa a la seguridad. El control estricto de las fronteras se presenta como un elemento innegociable de la soberanía nacional. Entre las medidas planteadas se incluyen:
- Una supervisión reforzada de los puntos de tránsito fronterizo,
- La disuasión de los flujos migratorios desde su origen,
- El fortalecimiento del vínculo entre seguridad fronteriza y estabilidad interna.
La política migratoria se aborda no solo desde sus dimensiones humanitarias o económicas, sino como un ámbito con implicaciones militares y estratégicas.
Principios Rectores De La Política Exterior
El documento enumera con claridad los principios fundamentales de la acción exterior estadounidense. Según la estrategia, Estados Unidos busca:
- Restringir la definición de interés nacional y establecer una jerarquía entre prioridades.
- Centrar la disuasión como eje del principio de “paz mediante la fuerza”.
- Adoptar una inclinación general hacia la no intervención, recurriendo únicamente a compromisos limitados y orientados a objetivos concretos.
- Formular políticas basadas en el realismo y la flexibilidad.
- Priorizar la soberanía estatal y el rol de los Estados-nación.
- Institucionalizar la seguridad económica como componente inseparable de la seguridad nacional.
Estos principios marcan una ruptura explícita tanto con el discurso de “promoción de la democracia” como con la lógica de engagement global ilimitado.
Enfoques Regionales: Una Reordenación Profunda
La estrategia reconfigura las prioridades geográficas de Estados Unidos, abandonando la dispersión global en favor de una atención más focalizada. El Hemisferio Occidental ocupa la posición central, mientras que las políticas hacia Asia, Europa, Oriente Medio y África se redefinen bajo parámetros de contención, selectividad y equilibrio.
Hemisferio Occidental: El “Principio Trump” y La Actualización De La Doctrina Monroe
El documento asigna la máxima prioridad al Hemisferio Occidental. Bajo el rótulo del “Principio Trump”:
- La Doctrina Monroe es reinterpretada y actualizada, definiendo el hemisferio como el principal espacio de influencia que debe permanecer libre de injerencias extrarregionales.
- Estados Unidos se propone limitar la presencia militar, tecnológica y económica de potencias externas en América Latina.
- Se prevé una intensificación de la cooperación en seguridad frente al narcotráfico, la trata de personas y la migración irregular.
Este marco revela la intención de establecer una influencia más intensa pero selectiva, orientada a la consolidación de un orden continental.
Asia y La Política Hacia China: De La Amenaza Militar A La Competencia Estratégica
El documento redefine a China no únicamente como una amenaza militar prioritaria, sino como un competidor económico, un riesgo para las cadenas de suministro y un poder regional en ascenso.
Los objetivos principales en Asia incluyen:
- Lograr supremacía en tecnologías críticas,
- Diversificar las cadenas de suministro,
- Incentivar a los aliados del Asia-Pacífico a asumir mayores responsabilidades.
En cuanto a Taiwán, se mantiene la disuasión militar, pero se evita explícitamente la lógica de confrontación directa. Asimismo, se insta a los aliados regionales a incrementar el gasto en defensa y compartir la carga del equilibrio estratégico.
Europa: Problemas Civilizatorios y Redistribución De Cargas
La política hacia Europa se articula en torno a varios ejes:
- Se sostiene que los principales desafíos europeos no son militares, sino de carácter civilizatorio: baja natalidad, erosión identitaria y mecanismos transnacionales de presión.
- Washington exige que Europa asuma su propia defensa y que se limite la expansión permanente de la OTAN.
- Las relaciones económicas deben reorganizarse sobre la base de la reciprocidad.
El documento plantea una aproximación que concibe a Europa como socia cultural, pero también como un actor que debe asumir una mayor cuota de responsabilidad estratégica.
Oriente Medio: Prioridad Descendente y Cooperación Basada En Intereses
La estrategia reconoce abiertamente que Oriente Medio ha dejado de ser una prioridad de primer orden. El nuevo enfoque contempla:
- Una menor dependencia estratégica debido a la autonomía energética estadounidense.
- Operaciones disuasorias específicas frente a la capacidad militar de Irán.
- Un apoyo inequívoco a la seguridad de Israel y a la expansión de los Acuerdos de Abraham.
- Relaciones con los países de la región basadas en intereses y no en agendas reformistas.
Así, Oriente Medio se define como un espacio de compromiso limitado y selectivo, más que como un pilar estructural de la seguridad nacional.
África: Del Asistencialismo A La Inversión Estratégica
La estrategia propone sustituir los modelos tradicionales de ayuda por un enfoque centrado en la inversión y la cooperación económica. Se destacan:
- Proyectos energéticos,
- Explotación de recursos naturales y minerales,
- Inversiones en infraestructura.
África es presentada como un socio económico de largo plazo, más que como un receptor pasivo de asistencia.
Planificación Militar y Económica
El documento insiste en la necesidad de modernizar la capacidad militar estadounidense para sostener la disuasión. Entre las prioridades figuran:
- La reestructuración de la industria de defensa,
- El fortalecimiento de la producción basada en tecnologías avanzadas,
- La consolidación del liderazgo en energías fósiles,
- La preservación del estatus del dólar como moneda de reserva global.
La estrategia integra la arquitectura militar, la base económica y la política monetaria en un único marco sistémico.
Fortalecimiento Interno y Dimensión Cultural
La estrategia no se limita al ámbito externo: incorpora elementos internos que se consideran cruciales para la resiliencia nacional. Entre ellos:
- La consolidación de una administración fundada en el mérito,
- La crítica a políticas de diversidad e inclusión que, según el documento, afectan la eficacia institucional,
- La protección de la familia, la cohesión social y los valores culturales como componentes de la seguridad nacional.
Se configura así una noción ampliada de seguridad, que abarca tanto las amenazas externas como la continuidad interna e institucional.
Conclusión: Soberanía Nacional, Independencia Económica y Disuasión Continental
La Estrategia de Seguridad Nacional 2025 documenta una reorientación profunda de la política exterior estadounidense. El texto sostiene que Estados Unidos se distancia de políticas intervencionistas de alcance global para adoptar un enfoque centrado en la soberanía nacional, la independencia económica y la disuasión continental.
La estrategia propone un uso selectivo, restringido y finalista de las herramientas diplomáticas, militares y económicas. Al articular de manera integrada la seguridad interna y externa, el documento busca institucionalizar una visión estatal de la seguridad basada en el realismo estratégico y la centralidad del Estado-nación.
