El Tigre De Papel De Europa: ¿Por qué Sigue Temiendo A Rusia?

diciembre 3, 2025
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Europa, de un modo u otro, ha sido durante dos milenios un guerrero temible. ¿Recuerda sus clases de latín? Si vis pacem, para bellum. No se necesita un enemigo imaginario ni inexistente para justificar la determinación de ser fuerte.

El Tigre De Papel De Europa: Sigue Temiendo A Rusia Pese A Ser Más Fuerte

Comencemos por las cifras. Los 27 Estados miembros de la UE y el Reino Unido poseen, en conjunto, aproximadamente 4.500 carros de combate principales, de los cuales al menos la mitad es plenamente operativa. Asimismo, cuentan con 3.200 aeronaves militares, más de 13.000 sistemas de artillería y más de 420 buques de guerra. Rusia, por su parte, dispone de unos 2.000 tanques operativos, además de un número similar aunque obsoleto almacenado; cerca de 4.000 aeronaves, 14.000 sistemas de artillería y alrededor de 400 embarcaciones militares.

Sobre el papel, podría parecer un empate. Pero en la práctica, el equipamiento táctico europeo es más moderno y, sobre todo, superior en calidad y tecnología en tierra, mar y aire. En este sentido, Europa es, sin duda, un actor militar de peso.

Polonia y Grecia que albergan por sí solas un tercio de los tanques europeos y una cuarta parte de sus aviones de combate superan a Rusia en vehículos blindados modernos. La artillería europea no solo es cuantitativamente relevante, sino superior en tecnología, precisión y alcance. En el aire, la desventaja rusa es aún más clara. En el mar, la Royal Navy y el portaaviones nuclear francés podrían, si lo desearan, cerrar el Báltico y el Mar Negro prácticamente por sí solos.

Y aun así, Bruselas habla y actúa como si el Ejército Rojo estuviera a punto de marchar hacia el Atlántico. ¿Por qué?

Porque Europa no es una nación. Nunca lo ha sido y, seamos sinceros, nunca lo será. Estados Unidos es una nación: tiene un presidente, un ejército, una voluntad. Rusia es una nación: tiene un zar, un ejército, una voluntad. Europa considerando a la UE y al Reino Unido es una agregación de veintiocho países, que hablan veinticinco idiomas, con docenas de líderes que no comparten la misma historia, los mismos recuerdos, los mismos enemigos ni los mismos aliados.

Washington puede ordenar mañana el despliegue de la 101.ª División Aerotransportada en Polonia y estará allí para la hora de la cena. Moscú puede ordenar el avance del 1.er Ejército de Tanques de la Guardia y el mando se ejecutará de inmediato. Un general alemán no puede ordenar fuego a una batería polaca. Un almirante francés no puede dar órdenes directas a una fragata holandesa. Un piloto italiano no puede despegar bajo un mando único europeo junto con un piloto finlandés. Aunque existan las máquinas y las estructuras, cuando las cosas se ponen serias entran en juego los parlamentos nacionales, la opinión pública y las emociones colectivas.

Además, en Europa no todos perciben a Rusia de la misma manera. Para los países bálticos y Polonia, Rusia es el invasor histórico. Para muchos griegos y búlgaros, Rusia es un “hermano ortodoxo”. Para Hungría o Eslovaquia, Rusia puede ser un contrapeso útil frente a la interminable moralización de Bruselas. Para Chipre, Rusia es el único miembro permanente del Consejo de Seguridad que se opone de forma coherente a la ocupación del norte. Estos no son meros detalles.

En consecuencia, el problema no es, ante todo, la potencia de fuego. Los tanques llevan escudos nacionales; los aviones vuelan con emblemas nacionales; los buques navegan bajo banderas nacionales. Las cifras agregadas pueden impresionar en una diapositiva de PowerPoint, pero dicen muy poco sobre la realidad.

La verdadera razón por la que Europa sigue siendo un tigre de papel no es una carencia de acero, sino una carencia de espíritu. No somos un pueblo. No tenemos una historia común. No compartimos un enemigo común. ¿Arriesgaría un irlandés su vida por un letón? ¿Un luxemburgués por un polaco? ¿Un alemán por un lituano? ¿Un checo por un griego? ¿Un español por un chipriota? En la mayoría de los casos, no. Y es perfectamente comprensible.

De hecho, quizá sea una bendición que sigamos anteponiendo nuestras identidades, intereses y orgullos nacionales. Al fin y al cabo, la Unión se compone de naciones. Pero esto no puede ignorarse a la hora de imaginar grandes planes de defensa europea. Quienes sueñan con una alianza defensiva paneuropea paralela a la OTAN deberían hacerse esta pregunta: ¿entrarían los ejércitos europeos colectivamente en guerra contra Rusia o Türkiye para defender a un único Estado miembro? Al menos, es dudoso.

Seamos realistas. Por un lado, la potencia de fuego europea al menos en teoría basta para defender la soberanía de la UE frente a Rusia. Por otro, en la práctica, si Rusia atacara a un Estado miembro, las fuerzas europeas se desplegarían bajo el paraguas del Artículo 5 de la OTAN junto con Estados Unidos y Türkiye. Así pues, no hay razón para temer a los rusos pero sí conviene no provocarlos, porque poseen armas impresionantes con gran capacidad destructiva.

Esto nos lleva a Bruselas y a sus élites institucionales siempre aprensivas que se lamentan ante cualquier posibilidad de paz en Ucrania. Nos dicen que estamos en peligro. No, no lo estamos. También están obsesionados con rearmar Europa. Bien: si queremos ser una potencia global, la fuerza militar es indispensable. Pero por favor, dejad de contarnos cuentos sobre la amenaza rusa; firmad la paz y preparaos vosotros también.

Europa ha sido, de un modo u otro, un guerrero temible durante dos mil años. ¿Recuerdan su clase de latín? Si vis pacem, para bellum. No hace falta inventar enemigos ni imaginarios ni inexistentes para justificar la determinación de ser fuertes.

Fuente:https://brusselssignal.eu/2025/11/europes-paper-tiger-mightier-than-russia-yet-still-afraid-of-it/