El Silencio de las Armas, la Voz de Türkiye

mayo 11, 2025
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Hoy, el proyecto de una “Türkiye sin terrorismo” obliga también a enfrentarse a las fracturas internas del país. Esta cuestión no solo atañe a las estructuras armadas en las montañas, sino también a los miedos políticos en las ciudades, a las divisiones internas de los partidos y a las cuentas pendientes del pasado. Atreverse a resolver requiere también vencer al miedo. “Una Türkiye sin terrorismo” no significa únicamente el desarme del PKK; implica también la democratización de Türkiye, la reconstrucción de la sociedad sobre la base de la paz, y la instauración de un nuevo lenguaje político a través de pasos valientes. En los debates sobre la solución, el concepto de enfrentamiento suele utilizarse con frecuencia. Pero nuestra prioridad debe ser confrontar los miedos fabricados y sistemáticamente impuestos. Es indispensable identificar los focos de resistencia que se alimentan de estos temores o que se ocultan tras ellos, y enfrentarlos con la misma determinación.

Türkiye, tras décadas de dolor, pérdidas y polarización social, vuelve a buscar un “futuro sin armas”. El proyecto “Türkiye sin terrorismo”, iniciado bajo el liderazgo del Estado y de la política, parece ser, a primera vista, un objetivo comúnmente compartido. Por ello, existía una firme convicción de que el proceso avanzaría de manera saludable. Desde la perspectiva de los responsables políticos, no hay el menor cambio al respecto. Las posturas del presidente Erdogan y del líder Devlet Bahceli son particularmente claras. No obstante, es evidente que ciertas declaraciones ocasionales han alimentado percepciones negativas. También se observa que el fracaso de los anteriores procesos de solución ha dejado un efecto adverso. Aun así, está claro que lo que estamos viviendo actualmente es un proceso que, por un lado, busca el desarme del PKK, y por otro, exige un ajuste de cuentas con aquellos actores que se benefician del ambiente caótico generado por las organizaciones armadas. Aquellos que intentan contaminar este proceso, que se lleva a cabo bajo la aprobación, el permiso y las instrucciones del presidente, deben tener presentes las declaraciones de los responsables de la toma de decisiones.

La Política en una Encrucijada Crítica

En un momento en el que el mundo discute los posibles riesgos que amenazan al sistema global, la Alianza Popular (Cumhur İttifakı) y el gobierno han demostrado una voluntad política significativa, tomando una decisión trascendental para el futuro del país. Esta decisión implica facilitar el desarme del PKK, ampliar el espacio de la política civil, y declarar que todos los temas y problemas deben resolverse a través del ámbito político. La importancia, necesidad y delicadeza de esta decisión se reflejan claramente en las declaraciones de los principales actores responsables de la toma de decisiones. Uno de los puntos más subrayados en todas estas declaraciones ha sido la firmeza.

Para comprender adecuadamente el trasfondo del asunto y captar plenamente la determinación del gobierno, conviene citar algunas intervenciones destacadas. En su mensaje de Año Nuevo (31 de diciembre), el presidente Erdogan afirmó: “En el próximo periodo, daremos pasos decididos para hacer realidad nuestra visión de una ‘Türkiye sin terrorismo’ y una ‘región sin terrorismo’”. En el mitin de Trabzon del 5 de enero añadió: “Alcanzaremos juntos nuestra meta de una Türkiye sin terrorismo. Seguimos una política minuciosamente elaborada, considerando cada paso con precisión”. Y tras la reunión del Consejo de Ministros del 7 de enero de 2025 declaró: “Lograr una Türkiye sin terrorismo es una de nuestras prioridades más urgentes para el futuro cercano. Deseamos que esto se logre con calma y sensatez, pero si el camino se bloquea o sabotea, entonces no dudaremos en usar el puño de hierro cubierto con guante de terciopelo del Estado”.

Durante su regreso de la visita a Italia, en respuesta a las preguntas de los periodistas, Erdoğan declaró: “La Oficina de Inteligencia Nacional (MIT) está liderando estas gestiones bajo la dirección del señor İbrahim Kalın. Hemos mostrado, como Alianza Popular, una voluntad fuerte y decidida para erradicar completamente el terrorismo y abrir las puertas a una nueva era. La organización terrorista debe reconocer que ha llegado a un callejón sin salida y actuar en consecuencia ante los llamados que se le han hecho. Nuestra mayor motivación en este proceso es dejar a nuestros hijos una patria libre de terrorismo. Mantenemos firme nuestra motivación. Trabajamos por una Türkiye donde la política civil se fortalezca, la paz eche raíces, y nuestros recursos se destinen al futuro, a la tecnología y al desarrollo. Todos, amigos y enemigos, verán que no hay espacio para la división en Turquía, y comprenderán que ningún cañón podrá doblegar el pecho unido de nuestra nación. Como ya lo he dicho: una Türkiye sin terrorismo no es una negociación de intereses, es un clima de fraternidad. Es el anhelo de nuestro pueblo durante décadas”.

Una de las afirmaciones más concretas del Presidente en relación con el tema fue expresada el 8 de mayo, durante una reunión con diputados: “Hemos superado todos los obstáculos. Esperamos recibir pronto noticias positivas sobre el desarme del PKK y la disolución de la organización. Luego comenzará una nueva etapa, una nueva era para todos nosotros”. En la misma conversación agregó: “La política tendrá una gran responsabilidad. Debemos gestionar este proceso adecuadamente. Puede haber quienes intenten sacar rédito político. Estén preparados. No será un proceso fácil, pero confío en ustedes”.

Este último discurso reviste especial importancia por varias razones. En primer lugar, recalca que todos tendrán responsabilidades en la nueva etapa. En segundo lugar, advierte que la política jugará un papel central. Y en tercer lugar, subraya la necesidad de una gestión adecuada del proceso, destacando que los diputados y ministros deben asumir sus responsabilidades en la conducción política de esta nueva era.

Las declaraciones del líder del MHP, Devlet Bahceli, iniciaron formalmente el proceso. La primera de ellas tuvo lugar en la reunión del grupo parlamentario del partido el 5 de octubre de 2024. Bahceli pidió a Abdullah Ocalan, encarcelado en Imralı, que declarara unilateralmente que “el terrorismo ha terminado y su organización será disuelta”. Recordó las palabras de Ocalan tras su extradición a Türkiye en 1999, cuando dijo: “Al regresar a Turquía, serviré al país”, y enfatizó la necesidad de que el PKK deponga las armas y se rinda. En otra declaración, sugirió que, si se levanta el aislamiento de Ocalan, este podría dirigirse a la Asamblea Nacional durante una sesión del partido DEM, proclamando que “el terrorismo ha terminado y la organización ha sido disuelta”. Añadió que, de cumplirse este paso, podrían realizarse reformas legales en el marco del “derecho a la esperanza”. Estas declaraciones, al abordar el tema en su máximo nivel, han allanado el camino para el avance del proceso.

Otra figura clave es el ministro de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan. Señaló que el llamamiento de Abdullah Ocalan, líder fundador del PKK, para la disolución de la organización, representa una oportunidad histórica que la misma debe aprovechar. Subrayó que este paso no solo sería beneficioso para Turquía, sino también para los países de la región como Siria, Irak e Irán, así como para sus pueblos, contribuyendo a la paz y estabilidad regionales. En otra declaración, Fidan afirmó: “La organización debe entender que tanto Irak como Siria y Türkiye están dispuestos a aceptar todas las posiciones no armadas. Pero mientras exista una amenaza terrorista armada, nadie puede tolerarla. Confío y deseo sinceramente que este paso se dé”.

En resumen, la disolución del PKK y su desarme representan un avance no solo para Turquía, sino para toda la región en términos de paz y estabilidad. No obstante, ante estas declaraciones, sigue siendo crucial responder a la siguiente pregunta: ¿existe una resistencia real frente a este proceso?

¿Existe una “resistencia”?

En un proceso tan respaldado al más alto nivel por el Presidente de la República, no cabría esperar una oposición o resistencia dentro del partido, el Consejo de Ministros o la burocracia. No obstante, se han planteado observaciones sobre ciertas actitudes que podrían interpretarse como una forma de dilación o inercia, lo que comúnmente se denomina “arrastrar los pies”. No debemos olvidar que el resultado de retrasar y el de resistir es el mismo: sabotear el proceso. Nadie tiene derecho a ello. Por tanto, es esencial seguir el proceso con máxima sensibilidad y cumplir con lo requerido. Adoptar una postura dubitativa apelando al pasado no es una actitud correcta. Hay una gran diferencia entre caer en el mismo discurso que aquellos que, en el pasado, saboteaban los intentos de solución alimentándose de miedos fabricados, y seguir la línea trazada por el Presidente. En especial, la responsabilidad de la burocracia judicial y de seguridad es participar activamente en el proceso delineado por el gobierno y evitar declaraciones o actitudes que puedan ejercer un efecto perturbador.

Conviene llamar la atención sobre dos puntos adicionales. Primero, el proyecto en curso es producto de la alianza política constituida tras 2016. Por ende, es fundamental observar hacia dónde podrían derivar posibles contratiempos vinculados al proyecto. Segundo, es imprescindible seguir atentamente la postura de los actores internacionales. En el pasado, algunos contactos directos o indirectos entre ciertos Estados extranjeros y la organización han entorpecido el proceso. Las medidas diplomáticas que se tomen en esta nueva etapa serán decisivas para garantizar una solución duradera.

Sabemos que, en ocasiones, resolver los problemas internos del país ha sido etiquetado como “traición”, “debilidad” o “trampa”. Sin embargo, gobernar un país implica perseverar en lo que beneficia al pueblo. Cuando este umbral psicológico afecta a los tomadores de decisiones más que a la opinión pública, surgen los verdaderos problemas. Todos sabemos muy bien que procesos como el desarme o la disolución de una organización no pueden desarrollarse sin riesgo alguno. Por eso, lo verdaderamente valiente e importante es iniciar el proceso, sostenerlo, y mantener la determinación pese a todas las resistencias que puedan surgir.

¿Qué opina la sociedad?

La mayoría de la sociedad ya no desea conflicto, sino paz. Las encuestas de opinión muestran que una gran parte de la ciudadanía apoya el desarme del PKK y la resolución no violenta del problema. Por ejemplo, según un estudio realizado por PanoramaTR en abril, el 51% de los encuestados expresó su apoyo al proceso de desarme del PKK, mientras que un 37% manifestó su desacuerdo. Si al proceso de desarme se le suma una agenda de democratización, reconciliación social y desarrollo económico, el respaldo social podría aumentar significativamente. Por ello, aunque un enfoque centrado únicamente en el desarme pueda ofrecer logros a corto plazo, para alcanzar resultados sostenibles es imprescindible una transformación democrática. Es fundamental crear una base social de apoyo mayoritaria. Por otro lado, no existe claridad en la postura de los partidos de oposición. En el seno del CHP, los impulsos nacionalistas que emergen de forma intermitente obstaculizan un discurso valiente y una actitud política decidida respecto a la solución. Por tanto, sería conveniente que tanto la sociedad civil como la oposición adopten una postura proactiva que respalde y contribuya a la solución.

Reconciliación a través del enfrentamiento

El proyecto de una “Türkiye sin terrorismo” exige, en realidad, que el país confronte sus propias fracturas internas. Este no es solo un problema de estructuras armadas en las montañas; también concierne a los miedos políticos urbanos, a las divisiones internas de los partidos y a las cuentas pendientes del pasado. Apostar por una solución requiere también vencer al miedo. Una “Türkiye sin terrorismo” no se limita al desarme del PKK, sino que implica democratización, reconstrucción social en paz y una renovación del lenguaje político con pasos audaces. En los debates sobre la solución se invoca frecuentemente el concepto de enfrentamiento. El primer paso debe ser enfrentarnos a los miedos artificiales que se nos han impuesto. Hay que identificar y confrontar los puntos de resistencia que se alimentan de estos miedos o se ocultan tras ellos.

A pesar de las valoraciones negativas, al leer las declaraciones del Presidente Erdogan y del líder Devlet Bahceli, crece nuestra esperanza en el futuro. Porque quienes desean que el PKK deponga las armas saben perfectamente lo que quieren. En la agenda de estos líderes figuran temas como la democratización del país, la superación de las secuelas del terrorismo, la eliminación de las “zonas grises” generadas bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo, la rendición de cuentas, la ciudadanía igualitaria, la paz regional y el desarrollo económico. Entonces, cabe preguntarse: ¿Qué hay en la agenda de quienes se oponen al desarme del PKK? ¿Qué desean exactamente? No existe una objeción concreta. Por tanto, es fundamental evidenciar esta diferencia. Nuestro deber es respaldar a los líderes que han tomado decisiones clave en este proceso de desarme tan significativo para el futuro del país. Es hora de elegir la valentía sobre el miedo y apostar por el futuro de nuestra nación.

Adnan Boynukara

Adnan Boynukara trabajó como ingeniero y gerente en diversas instituciones entre 1987 y 2009. Fue asesor principal en el Ministerio de Justicia de Turquía entre 2009 y 2015. Fue diputado por la provincia de Adıyaman durante los periodos 25º y 26º en el Parlamento de Turquía. Sus áreas de interés incluyen la administración pública, la seguridad, la lucha contra el terrorismo, la resolución de conflictos y los procesos de paz.
Correo electrónico: [email protected]

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