Trumpismo

La fase incipiente del Trumpismo y sus posibles evoluciones

El Trumpismo aún se encuentra en sus etapas iniciales, y es evidente que las ideas de sus seguidores no están completamente consolidadas ni definidas. Este movimiento, carente de profundidad ideológica, se forma principalmente a partir de reflejos emocionales y discursos populistas, y sus seguidores pueden cambiar de opinión con rápidos altibajos. La verdadera amenaza radica en esta incertidumbre inherente.

Cuando Trump fue elegido, muchos anticiparon que el mundo entraría en una especie de turbulencia. Hoy, al observar el gabinete que Trump ha formado, es cada vez más claro que el mundo se encamina hacia un orden surrealista, y ahora debatimos más que nunca qué nos depara el futuro.

Me resulta particularmente gracioso el nuevo término: “El más inteligente del gabinete es Trump, imaginen a los demás”. Si le hubieran pedido a Netanyahu que formara el gabinete de Estados Unidos, no habría tenido el valor de reunir a tantos ministros tan claramente pro-Israel. Probablemente habría dicho: “Esto llamaría mucho la atención, mejor incluyo a algunos ministros más razonables”. Trump ha formado un gabinete tan pro-Israel que incluso Netanyahu estaría sorprendido.

O si se le hubiera pedido a Elon Musk que formara el gabinete, probablemente también habría incluido a algunos ministros más sensatos. Sin embargo, en el gabinete de Trump todos son personajes excéntricos, ubicados en los extremos.

Esperar políticas realistas de este presidente y este gabinete, o suponer que llevarán a cabo acciones sensatas, sería ingenuo. No es descabellado suponer que el orden caótico que ya perdura en Estados Unidos podría empeorar aún más.

El nacimiento del Trumpismo

Sin embargo, para comprender mejor esta situación, debemos replantear nuestras preguntas. La respuesta a la pregunta «¿cómo fue elegido Trump?» pertenece más al ámbito del análisis político contemporáneo, y se pueden encontrar respuestas relativamente fáciles. La pregunta de «¿por qué la sociedad estadounidense elige a una figura como Trump?» nos lleva más hacia la sociología.

Creo que las explicaciones que señalan el fracaso de los demócratas como causa de la elección de Trump son engañosas. También lo es la idea de que Trump simplemente “influenció” a la sociedad. Ambas afirmaciones tienen algo de verdad, pero no nos dan una respuesta profunda. El problema radica en cómo la sociedad estadounidense creó a Trump. En realidad, la sociedad eligió a alguien que se le parecía. Si Trump no hubiera existido, alguien con características similares al perfil de Trump habría emergido igualmente.

En este sentido, estamos discutiendo los resultados de un cambio en la sociología, no que Trump, como figura aislada, haya provocado todo lo que está ocurriendo. En el futuro, probablemente hablaremos de un movimiento sociológico que denominaremos «Trumpismo». No es un movimiento inventado por Trump, sino una ola política generada por la sociología que, con el paso de los días, se está identificando cada vez más con él, simbolizándolo.

¿Es el Trumpismo similar al Nacionalsocialismo?

Me preguntaba si este movimiento podría compararse con el Nacionalsocialismo que surgió en Europa en la década de 1920. En cuanto a características como el antagonismo hacia los extranjeros, el populismo, el nacionalismo extremo, la oposición a la homosexualidad, la creación de “enemigos” y la polarización, existen similitudes. Sin embargo, el Nacionalsocialismo estaba en contra del liberalismo y el capitalismo. Desde esta perspectiva, el Trumpismo está en marcado contraste con el Nacionalsocialismo.

La característica más destacada del Trumpismo, el nacionalismo populista, está actualmente en auge también en Europa. Este tipo de nacionalismo extremo es, en realidad, la fase inicial de un racismo en proceso de incubación. Al igual que en el inicio del Nacionalsocialismo, los sentimientos de patriotismo, solidaridad y exaltación de la nación dieron paso, con el tiempo, a una obsesión por la «raza aria», seguido de la desvalorización de otros grupos étnicos, y en última instancia, su esclavización.

La Segunda Guerra Mundial fue una consecuencia del huracán Nacionalsocialista, y la humanidad vivió su mayor catástrofe bajo las manos de Hitler, Mussolini, Franco y Hirohito, figuras emblemáticas del movimiento. Sin embargo, gran parte de la sociedad en ese entonces compartía esos pensamientos, y fue esa misma sociedad la que generó a esas figuras.

Hoy, en América y Europa, estamos viendo un desvío sociológico similar. Dado que las culturas dominantes y las civilizaciones imperantes de estos lugares tienen un impacto global, muchos países en el mundo también se ven influenciados por este fenómeno.

Mi primera y más preocupante hipótesis es que el Trumpismo podría convertirse, al igual que el Nacionalsocialismo, en un movimiento de racismo violento. En ese caso, la Tercera Guerra Mundial sería inevitable, y Occidente una vez más teñiría el mundo de sangre.

Trumpismo y el McCarthismo: similitudes

Un escenario más optimista sería que el Trumpismo evolucione hacia una versión de lo que fue el McCarthismo de la Guerra Fría, una corriente que azotó a los Estados Unidos en la década de 1940. Este movimiento, alimentado por el miedo al comunismo, creó una sociedad paranoica. La parte optimista de esta etapa es que, a partir de 1950, el movimiento se apagó sin causar una gran guerra. Durante este periodo, el nacionalismo, el patriotismo y la xenofobia crecieron, paralizando a la sociedad estadounidense.

El Nacionalsocialismo con Hitler y el McCarthismo con el senador Joseph McCarthy fueron dos movimientos irracionales que, al igual que el Trumpismo, se caracterizaban por un discurso populista, argumentos superficiales y emocionales, y una falta de profundidad ideológica.

¿Hacia dónde se dirige el Trumpismo?

Aunque el Trumpismo comparte algunas características con estos movimientos históricos, también tiene diferencias notables. El antagonismo hacia China, Irán, los musulmanes y los refugiados son los principales puntos de la agenda de odio que podría ir más allá de lo que anticipamos. Extrañamente, el hecho de que no sea abiertamente anti-Rusia parece más una postura táctica que ideológica. La estrategia de Trump de aliarse con Rusia contra China, en lugar de fomentar un “enemigo ruso”, indica una postura pragmática.

Lo que es claro es que el Trumpismo aún está en una fase incipiente. No tiene aún una ideología consolidada, y sus seguidores se guían más por reflejos emocionales y discursos populistas. Las decisiones políticas pueden cambiar rápidamente y de forma impredecible.

Por esta razón, no podemos afirmar que el Trumpismo se haya consolidado como una ideología madura. Lo que realmente debemos cuestionarnos es cómo y hacia dónde se desarrollará este movimiento en el futuro.