Tras Las Huellas De Orwell: ¿Está La UE Desmantelando La Privacidad Digital?
La propuesta de control de mensajes impulsada por la Unión Europea encaja plenamente en un proyecto más amplio de vigilancia masiva un desarrollo que ya puede observarse en la Ley de Servicios Digitales, la cual empuja a Europa hacia un auténtico Estado de supervisión sistemática. Plataformas de comunicación privadas como X, Telegram o Meta quedarían confinadas en una prisión digital administrada por algoritmos, consolidando así un dominio político sobre el espacio público de la información.
Este es el proyecto personal insignia de Ursula von der Leyen: la vigilancia de las comunicaciones privadas. Todo indica que la Unión Europea presentará el miércoles un nuevo intento para crear una autoridad especial de espionaje.
El miércoles podría marcar un punto de inflexión en la historia de la Unión. Tal como advirtieron MCC Bruselas y el eurodiputado Martin Sonneborn el lunes, la votación decisiva sobre la propuesta de “control de chats” tendrá lugar el 26 de noviembre.
Un Nuevo Intento
Se espera que tanto el Parlamento Europeo como el Consejo de Ministros discutan una versión reformulada de la propuesta, que contempla la creación de una agencia europea facultada para obligar a servicios de mensajería como WhatsApp o Signal a escanear los mensajes antes de ser enviados y denunciar cualquier contenido relacionado con pornografía infantil.
No lo dirán abiertamente pero todos saben cuál es el verdadero objetivo: un sistema de vigilancia masiva con fines políticos. Bruselas parece decidida a sofocar voces disidentes y a desactivar sus redes con la máxima contundencia.
Un régimen de inspección exhaustiva permitiría a las autoridades nacionales identificar opositores mucho más rápidamente una herramienta capaz de convertir la vida de cualquiera que incomode al poder en un infierno cotidiano.
La Ejecución Digital Del Secreto Epistolar
Lo que planea la Comisión Europea bajo la dirección de von der Leyen equivale, en términos digitales, a la ejecución del principio de inviolabilidad de la correspondencia. La ironía es casi excesiva: la misma von der Leyen, envuelta en el escándalo de los contratos de suministro de vacunas de Pfizer, no ha mostrado la menor transparencia con respecto a sus propios mensajes privados mientras coloca a toda la sociedad bajo sospecha generalizada.
Es como si su vecino interceptara todo su correo, lo abriera antes que usted y remitiera cualquier contenido “indeseado” a una oficina de censura.
El ciudadano se vuelve transparente y al perder uno de los últimos espacios protegidos de la vida privada, pierde también una parcela esencial de su soberanía política.
La propuesta de control de chats forma parte de un proyecto más amplio de vigilancia masiva ya visible en la Ley de Servicios Digitales, que empuja a Europa hacia un Estado de inspección sistemática. Plataformas privadas como X, Telegram o Meta serían confinadas en una prisión digital administrada por algoritmos, garantizando el dominio político sobre el espacio público informativo.
Lo mismo ocurre con el proyecto de identidad digital europea. Los ciudadanos serán expuestos informativamente, privados de su capacidad de evaluar la política de forma anónima una agresión radical contra los principios democráticos fundamentales de internet.
La Maquinaria De Censura y La Galaxia De ONG
Como revela la reciente entrevista publicada en Berliner Zeitung con “Liber-Net”, Bruselas ha construido un cinturón de cientos de ONG que actúan como una policía del discurso externalizada y destinada a dirigir la conversación pública de acuerdo con los deseos de los censores europeos de más alto nivel.
La política parece presa de una especie de embriaguez de vigilancia una dinámica que avanza por inercia propia, alimentada por una adicción institucional al control.
Este impulso coincide de manera llamativa con el declive económico de la UE: la “transición verde”, la política energética y una gestión económica profundamente deficiente han provocado críticas generalizadas. Precisamente las voces que intentan explicar al público las verdaderas causas de este colapso las que señalan aquello que afecta la vida cotidiana de los ciudadanos son las que el sistema procura silenciar.
Un Ataque Insidioso A La Comunicación Privada
El ataque a la comunicación privada se presenta de manera especialmente taimada. El argumento oficial de la Comisión es la lucha contra la pornografía infantil un objetivo moralmente incuestionable.
No obstante, sostener que destruir toda la privacidad digital es la solución adecuada resulta difícil de creer. Históricamente como en el caso del escándalo de Marc Dutroux en Bélgica estos fracasos no se debieron a la existencia de mensajes cifrados, sino a una labor policial desastrosa y a la corrupción en los niveles más altos.
La presión política ejercida sobre eurodiputados críticos también es notable. Partidos como el FPÖ de Austria o Alternativa para Alemania (AfD) han rechazado abiertamente la propuesta y, por ello, han sido inmediatamente señalados en la esfera pública. Ambos sostienen, con razón, que la medida instrumentaliza la protección infantil para justificar un ataque sin precedentes contra los derechos fundamentales de los ciudadanos europeos y allanar el camino hacia un régimen generalizado de vigilancia masiva.
¿Volverá A Ceder El Gobierno Alemán?
Hasta ahora, el Gobierno alemán había resistido este retroceso civilizatorio: la ministra de Justicia, Stefanie Hubig (SPD), calificó la vigilancia de conversaciones inocentes como un absoluto tabú en un Estado constitucional. Hubig insistió en que la comunicación privada no debe quedar nunca bajo sospecha general, y que los proveedores de mensajería no deben verse obligados a escanear todos los mensajes antes de su envío.
Sin embargo, no está claro si Alemania mantendrá esta postura en las próximas semanas. Martin Sonneborn insinuó en X que ha recibido indicios de que la ley podría aprobarse rápidamente, de forma oficiosa y sin un debate serio.
El riesgo de que los representantes alemanes abandonen en silencio su resistencia es extremadamente alto. Como ocurrió con la prohibición de los motores de combustión interna, los juegos político-industriales y el fiasco de la Ley de Calefacción, Berlín podría repetir su maniobra habitual: fingir defender el interés público mientras implementa sin reservas el programa ideológico de Bruselas.
Es previsible que Bruselas se presente primero con una cortina de humo y disposiciones suavizadas para entreabrir la puerta, y que luego proceda a abrirla de par en par.