¿Quién Susurró “Laicidad y Democracia” a Los “Jinetes Infernales” de Darfur?
A partir del clima político que vuelve a şekillenmek en Asia con Afganistán, en Oriente Medio con Siria, en el norte de África con Libia y en el África Oriental con Sudán y Somalia, y considerando el nuevo ambiente geoestratégico que está emergiendo en torno a Türkiye, es cada vez más probable que la doctrina de seguridad regional del Israel sionista se vea erosionada y que la obsesión mesiánica del arz-ı mev’ud la “Tierra Prometida” reinterpretada de manera extremista sea finalmente contenida.
Olvidar es uno de los hábitos más naturales del ser humano; sin embargo, para los conceptos que se transforman en fenómenos, el olvido suele significar la pérdida de su esencia original. Entonces, ¿qué subyace bajo el concepto de “Janjawid”, que en los últimos tiempos se ha convertido en un fenómeno ineludible para África Oriental? Tras la ola de rebeliones que estalló en la región occidental de Sudán en los años 2000, los milicianos que se agruparon en torno a Mohamed Hamdan Dagalo (Hemedti) quien afirmaba emprender su lucha para “vengar a sus camellos y a los miembros de su tribu” eran conocidos por la población local como Jinn Ala Juwad, es decir, “los demonios a caballo”. En aquella época, Hemedti y sus “jinetes infernales” se encontraban bajo la protección del líder del Partido del Congreso Nacional, brazo político del Movimiento Islámico Sudanés, Omar al-Bashir, quien se refería a él como “mi hijo” y aseguraba que estaba “bajo mi protección”. Sin embargo, estos mismos jinetes desempeñarían más tarde un papel clave en la caída de al-Bashir y se transformarían en ardientes defensores de la “democracia” y de la “separación entre religión y Estado”. Surge así la pregunta central: ¿quiénes fueron sus mentores en este sorprendente viraje ideológico?
En una primera fase, las fuerzas bajo el mando de Hemedti conocidas entonces como “Guardias Fronterizos” habían adquirido un perfil institucional para proteger las fronteras occidentales de Sudán. Tras 2017, estas fuerzas adoptaron el nombre de Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés), obteniendo la capacidad de llevar a cabo actividades paramilitares en todo el territorio sudanés e incluso más allá de sus fronteras. Con el impulso de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, unidades de las RSF fueron enviadas a Yemen para combatir a los hutíes. Fue precisamente durante este periodo cuando se produjo el primer contacto entre Israel y Abderrahim Dagalo hermano de Hemedti y subcomandante de las RSF en territorio yemení. La experiencia de la familia Dagalo en Yemen marcó el inicio del proceso mediante el cual las RSF comenzaron a desligarse económica y políticamente de la estructura estatal sudanesa, hasta convertirse en una institución autónoma, y alimentó la visión de construir un “Sudán alternativo”.
En este artículo analizaremos cómo aquellos milicianos que el pueblo de Darfur calificaba de “demonios a caballo” producto del temor que inspiraban y de la brutalidad de sus métodos abandonaron sus monturas para transformarse en “barones de la guerra vestidos de traje”. Asimismo, rastrearemos los indicios del “viento de Tel Aviv” detrás de la retirada, apenas tres días después del estallido de la guerra civil del 15 de abril de 2023, de la palabra “Jerusalén” del emblema oficial de las RSF.
Acompañamiento paso a paso: las relaciones entre la “Casa Dagalo” y los “Hijos de Israel” en la era posterior a al-Bashir
Solo tres semanas después de la Revolución Popular Sudanesa del 11 de abril de 2019 que culminó con el derrocamiento de Omar al-Bashir mediante un golpe militar, se firmó un acuerdo por valor de seis millones de dólares entre Hemedti, entonces vicepresidente del Consejo Soberano y comandante de las RSF, y la empresa canadiense de lobby “Dickens & Madson”, dirigida por el exagente del Mossad Ari Ben-Menashe. El acuerdo preveía la ejecución de campañas de “mejora de imagen” y actividades de presión política a favor del Consejo Soberano: creación de estrategias de percepción internacional, establecimiento de canales con los gobiernos estadounidense y ruso, obtención de redes para el suministro de equipamiento militar y consolidación de una alianza con el general Halifa Haftar en Libia.
En agosto de 2020, bajo los auspicios de los Emiratos Árabes Unidos, Hemedti se reunió con el jefe del Mossad, Yossi Cohen. A dicho encuentro asistieron también altos funcionarios emiratíes, incluido el asesor de Seguridad Nacional, Tahnoun bin Zayed. Ese mismo mes, Hemedti declaró en una entrevista a Sudan 24 que Sudán “necesitaba a Israel” y que la normalización de relaciones permitiría que el país fuera retirado de la lista estadounidense de “Estados patrocinadores del terrorismo”. Añadió: “Ni siquiera compartimos frontera con Israel; debemos librarnos de las teorías conspirativas y convertirnos en parte del mundo”.
En febrero de 2021, circularon informes en la prensa sudanesa e internacional afirmando que “Dickens & Madson” la empresa del exagente del Mossad que había firmado el acuerdo con Hemedti presionaba al Consejo Soberano en favor de los Emiratos Árabes Unidos e insistía en construir un puerto en el mar Rojo bajo control emiratí. Tres semanas antes del golpe militar del 25 de octubre de 2021 que culminó con la caída del gobierno civil encabezado por el primer ministro Abdalla Hamdok, Abderrahim Dagalo viajó a Tel Aviv acompañado de una delegación de las RSF. Entre los integrantes se encontraba el director del Sistema de Industrias de Defensa de Sudán, el general Mirghani Idris. En la reunión, mantenida con el asesor de Seguridad Nacional israelí Eyal Hulata, se habría discutido sobre “la presencia de Hamás en Sudán”.
Mientras se esperaba la aprobación parlamentaria sudanesa para la firma de los Acuerdos de Abraham, el general Abdelfattah al-Burhan intervino y el Consejo Soberano derrocó al gobierno civil de Abdalla Hamdok mediante un golpe militar. Un mes después de la intervención de al-Burhan, el diario israelí Walla informó el 18 de noviembre que una delegación de alto nivel del Mossad había viajado a Jartum para reunirse con Hemedti y que las conversaciones se habían centrado en la situación interna de Sudán tras el golpe y en las posibles repercusiones para los Acuerdos de Abraham.
A comienzos de mayo de 2022 casi un año antes del estallido de la guerra iniciada el 15 de abril de 2023 entre las RSF bajo el mando de Hemedti y las Fuerzas Armadas sudanesas dirigidas por al-Burhan, un informe publicado por el periódico israelí Haaretz tuvo un amplio impacto tanto en la opinión pública sudanesa como en los medios internacionales. Según las declaraciones de funcionarios israelíes citados en el informe, un avión perteneciente a Tal Dilian, exoficial de inteligencia israelí, habría aterrizado en Jartum para entregar sistemas de inteligencia electrónica de alta tecnología a las fuerzas de las RSF. Se subrayaba, además, que dichos dispositivos habían sido trasladados de inmediato a Darfur, zona entonces bajo control de las RSF.
A medida que las relaciones entre las Fuerzas de Apoyo Rápido dirigidas por Hemedti y el Estado de Israel se intensificaban, los vínculos entre las RSF y el ejército sudanés comandado por al-Burhan se deterioraron hasta el punto de ruptura. El 15 de abril de 2023 estalló una guerra civil que dejaría sin hogar a millones de sudaneses y que, según estimaciones, provocaría la muerte de más de 150.000 personas. El 18 de abril de 2023, tan solo tres días después del inicio del conflicto, la palabra “Jerusalén” el equivalente en árabe a la sigla de las RSF fue retirada del emblema oficial y de los logotipos de las cuentas en redes sociales del grupo. El 24 de abril de 2023, coincidiendo con la propuesta israelí de mediar entre los bandos enfrentados, el asesor político de Hemedti, Yusuf ‘Izzat, declaró al ente público israelí KAN que “la guerra librada por las RSF bajo el liderazgo de Hemedti contra el ejército sudanés perseguía el mismo objetivo que la guerra de Israel contra la organización terrorista Hamás”.
Año 2025: Avances militares y el proyecto de un “Sudán Alternativo”
Mientras el ejército sudanés dirigido por al-Burhan y las Fuerzas Conjuntas que combaten junto a él lograban avances significativos frente a las RSF, el 20 de febrero de 2025 diversos actores civiles y armados que respaldaban el establecimiento de un gobierno alternativo en las zonas controladas por las RSF se reunieron en Nairobi. Ese mismo día, el órgano mediático afín a las RSF, Qanaqar News, difundió informaciones de fuentes de alto nivel del grupo según las cuales “Israel y las RSF habían firmado un acuerdo de cooperación militar y defensa conjunta”.
¿A quién beneficiaría más un “Sudán duplicado” en África Oriental?
A primera vista, la trayectoria que lleva desde el inicio de la guerra civil en abril de 2023 hasta la posible proclamación de un gobierno denominado TASES, impulsado por las RSF, podría sugerir un intento de dividir nuevamente el país como sucedió con la secesión de Sudán del Sur. Sin embargo, un análisis detallado del anuncio realizado el 4 de marzo de 2025 por la Alianza para el Establecimiento de Sudán revela que no se busca la partición del territorio, sino más bien su “duplicación”, perpetuando el caos que domina el país.
La declaración relativa a los trabajos constitucionales del gobierno paralelo liderado por Hemedti señala que Sudán sería dividido en ocho nuevas regiones, incluidas las zonas bajo control del ejército sudanés. El gobierno paralelo no adoptaría una bandera propia, sino que continuaría utilizando la bandera oficial del Estado sudanés. Esto pone de manifiesto que la estrategia general de las RSF a diferencia del proceso que condujo a la independencia de Sudán del Sur consiste en reclamar “derechos” sobre el resto de Sudán. Más allá del análisis militar cotidiano y de los mapas que cambian casi a diario, para comprender la necesidad de un “Sudán paralelo” basta con examinar la política del actual liderazgo sudanés bajo al-Burhan respecto a la cuestión palestina. En el mapa presentado el 29 de septiembre de 2024 por el primer ministro israelí Netanyahu ante la Asamblea General de la ONU denominado “Eje de la Gracia”, la posición que ocupará Sudán en la guerra civil en curso dependerá de la actitud de los bandos ante los “Acuerdos de Abraham”, resucitados durante el segundo mandato de Trump, y ante los planes de “reasentamiento de refugiados gazatíes”.
Un informe de la agencia Associated Press (AP), publicado el 14 de marzo de 2025, señalaba que los gobiernos estadounidense e israelí ejercían presión sobre el Consejo Soberano liderado por al-Burhan para que aceptara el traslado de palestinos de Gaza a Sudán. Según el informe, se ofrecían “ayuda militar contra las RSF, apoyo a la reconstrucción postbélica y diversos incentivos” a cambio del reasentamiento. Las autoridades sudanesas habrían rechazado categóricamente la propuesta. Sin embargo, interpretando esta información desde una perspectiva inversa, es evidente que, de haberse aceptado la oferta, se hablaría hoy de otros mapas, de otras correlaciones políticas y de otros equilibrios; lo único que no habría cambiado sería qué actor se beneficia del caos.
Una noticia publicada el 25 de mayo de 2025 por Al Manassa aporta indicios complementarios: según fuentes cataríes involucradas en las negociaciones para detener los ataques sobre Gaza, Hemedti comandante de las RSF habría expresado su disposición a acoger en las zonas bajo su control a cientos de miles de gazatíes a cambio de reconocimiento internacional.
La necesidad estratégica de un “Estado Laico” en África Oriental
Para que Israel pueda legitimar en África Oriental el mismo marco justificativo basado en la supuesta lucha contra el “terrorismo radical islámico” que emplea para fundamentar sus operaciones en Oriente Medio, se requieren dos elementos: un Estado férreamente “laico” y un antagonista definido como “islamismo radical”. No es, por tanto, una coincidencia que Hemedti calificara, el mismo día en que comenzó la guerra civil, como “grupos semejantes al ISIS” a los mismos actores con los que había compartido la mesa de iftar apenas dos días antes. Tampoco lo es que altos miembros de las RSF hayan subrayado repetidamente, en diversas entrevistas a medios israelíes, la existencia de un “destino compartido” entre Israel y las RSF en la lucha contra el terrorismo islamista. Lejos de constituir una conjetura, todo apunta a que el elemento definitorio en este discurso es la “necesidad de un Estado laico y secular en África Oriental”.
Tras el estallido de la guerra en Sudán, comenzó a observarse que altos cargos de las RSF aparecían con frecuencia creciente en canales de televisión israelíes. El eje central de los mensajes transmitidos era claro: “Las RSF no se asemejan a organizaciones paramilitares comunes; más que librar una lucha por el poder, combaten al igual que Israel contra elementos terroristas respaldados por Irán y contra grupos islamistas radicales”. Tanto Hemedti como las RSF y las organizaciones civiles vinculadas a ellas han mantenido esta misma estrategia discursiva incluso en el periodo posterior al inicio de la guerra. Al situar en el centro la narrativa de la “lucha contra los islamistas extremistas” y la “guerra contra actores terroristas apoyados por Irán”, se ha ido consolidando el suelo ideológico que presenta a Israel y a las RSF como “aliados naturales”. Las acusaciones formuladas por el periodista israelí Edy Cohen figura influyente en el ámbito mediático en lengua árabe el 28 de octubre de 2024, ampliamente difundidas por la prensa de la época, según las cuales “el Consejo Soberano dirigido por al-Burhan apoyaba a milicias de Boko Haram contra el régimen de Chad y que los ataques perpetrados por dicho grupo en territorio chadiano se llevaban a cabo en coordinación con la administración de Port Sudan”, constituyen indicios de la existencia de una estrategia mediática recíproca entre ambas partes.
Con la formación de un gobierno en las zonas bajo control de las RSF, el ascenso de los “grupos islamistas radicales” en África Oriental, así como la “presencia militar iraní y su creciente influencia” en el continente, ofrecen a Israel una base de legitimidad suficiente para apoyar a las RSF bajo el argumento de “priorizar su propia seguridad”. Tal como Israel ha respaldado invocando lógicas semejantes al eje SDG-druso en Oriente Medio, parece mostrar la misma inclinación a ejecutar políticas de seguridad paralelas en África Oriental a través de las RSF.
El punto al que ha llegado Sudán, evaluado desde una perspectiva histórica amplia, demuestra que este proceso comenzó mucho antes de la guerra desencadenada el 15 de abril de 2023. El ciclo que se inició con la ola de rebeliones afro-descendientes alentadas por el Movimiento de Liberación de Sudán liderado por Abdul Wahid al-Nur figura conocida por sus sólidos vínculos con Israel se prolongó gracias a la debilidad del régimen de al-Bashir en la región y culminó con la consolidación de la estructura janjawid bajo el paraguas de los “Guardias Fronterizos”. En el periodo previo a la guerra, estos grupos obtuvieron incluso legitimidad estatal. En 2013, mediante una decisión de al-Bashir, la estructura árabe de Sudán Occidental adquirió carácter institucional y adoptó el nombre de Fuerzas de Apoyo Rápido, con Hemedti como su comandante. A través de la legislación aprobada, su área de actuación dejó de circunscribirse a Darfur y se extendió a todo el territorio sudanés.
Considerados de forma integral, todos estos elementos muestran que el proceso que va desde la crisis de Darfur que comenzó en 2003 y que constituyó la primera causa del fortalecimiento de las RSF bajo el liderazgo de Hemedti hasta la posible instauración en 2025 de un “Estado autónomo” dirigido por las RSF, ha seguido una trayectoria cronológica coherente orientada hacia un objetivo definido. Si se formula en términos conceptuales: Israel abrió el “primer capítulo” con el Movimiento de Liberación de Sudán de Abdul Wahid al-Nur y busca cerrar el “último capítulo” con las RSF. Estructuras armadas y políticas que en apariencia representan bandos distintos se revelan, a la luz de los acontecimientos, como partes de una misma estrategia al servicio de los intereses israelíes en la región. El lapso de 56 años que separa la primera rebelión iniciada en 1955 por el Cuerpo Ecuatorial formado por sureños contra el gobierno central y la independencia de Sudán del Sur en 2011 constituye una señal clara de que el conflicto actual no puede interpretarse como un proceso “limitado a dos años”.
El nuevo pacto social que previsiblemente emergerá en Sudán sobre la base de la oposición a las RSF y a la alianza occidental emiratí de corte sionista-británico que las respalda permitirá la aparición de un eje geoestratégico renovado en África Oriental, enlazando Libia–Sudán–Etiopía/Eritrea–Somalia y conectando el Mediterráneo con el océano Índico. Desde el primer momento, Libia, Egipto, Somalia y Eritrea rechazaron tajantemente la formación de un gobierno paralelo bajo liderazgo de las RSF y se pronunciaron en favor de la preservación de la integridad territorial de Sudán. El papel unificador desempeñado por Türkiye en Somalia y Etiopía indica que dicho eje geoestratégico podría abrirle a Ankara la posibilidad de desarrollar una estrategia que conecte el Mediterráneo con el Índico. De este modo, Türkiye tendría capacidad para establecer, mediante instalaciones militares en la costa sudanesa del mar Rojo, un nuevo equilibrio frente a Israel y otros actores regionales, obteniendo a la vez desde la perspectiva estadounidense la oportunidad de contrarrestar a Rusia y China, y desde la perspectiva rusa la posibilidad de no luchar “en solitario” frente a Estados Unidos y la Unión Europea.
Más allá de todo esto, el clima político que emerge tras largos siglos y que converge en un eje centrado en Türkiye desde Afganistán en Asia, pasando por Siria en Oriente Medio, Libia en el norte de África y Sudán y Somalia en África Oriental sugiere con fuerza que la doctrina de seguridad regional de Israel y la desviación mesiánica del arz-ı mev’ud /“Tierra Prometida” podrían estar destinadas al colapso.
FUENTE:
The Lens Post. 28 de julio de 2019. “Detalles del acuerdo firmado entre el vicepresidente del Consejo Soberano, Hemedti, y un exoficial del Mossad”.
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Deutsche Welle (DW). 23 de octubre de 2020. “Sudán se une oficialmente al tren de la ‘normalización’ con Israel”.
Swissinfo. 6 de enero de 2021. “El Departamento del Tesoro de EE. UU. firma un acuerdo de cooperación financiera con el gobierno transitorio de Sudán tras la normalización con Israel”.
Arabi 21. 3 de febrero de 2021. “El exoficial del Mossad que firmó un acuerdo con el líder de las RSF presiona al Consejo Soberano en favor de los EAU”.
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Middle East News. 25 de noviembre de 2021. “El diario israelí Walla: Tras el golpe militar en Sudán, una delegación de alto nivel del Mossad estuvo en Jartum”.
Al Taghyeer. 21 de enero de 2022. “Desacuerdos dentro del gobierno militar sudanés tras la llegada de una delegación israelí a Jartum”.
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Al Quds al Araby. 30 de noviembre de 2022. “El diario israelí Haaretz: Hemedti, líder de las RSF, adquirió sistemas avanzados de espionaje de Israel”.
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The Washington Institute. 21 de abril de 2023. “Relaciones fluctuantes entre Israel y Sudán”.
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Al Nilin. 7 de abril de 2024. “Las RSF y sus relaciones desarrolladas con Israel”.
Qanaqar News (órgano mediático de las RSF). 20 de febrero de 2025. “Acuerdo de defensa conjunta entre Israel y las RSF”.
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The Jerusalem Institute for Strategy and Security (JISS). 10 de marzo de 2025. “Mientras el gobierno paralelo de Sudán profundiza la división, ¿todavía es posible encontrar un terreno común?”.
The Guardian. 14 de marzo de 2025. Basado en Associated Press: “EE. UU. e Israel presionan a Sudán para reasentar a los habitantes de Gaza”.