La Disyuntiva Europea Respecto a Türkiye

Europa necesita a Türkiye para reforzar su defensa. Pero, ¿está realmente Ankara comprometida con la seguridad europea?

La Unión Europea se encuentra, en efecto, entre la espada y la pared. Por un lado, se enfrenta a la agresión de la Rusia de Vladímir Putin, decidida a desmantelar el orden mundial basado en normas; por otro, lidia con la presión de un Estados Unidos gobernado por Donald Trump, quien promueve una agenda de características similares.

Anne Applebaum, en su obra Autocracy, Inc., recoge unas declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, poco después de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022: “Este asunto no se trata de Ucrania; se trata del orden mundial. La crisis actual constituye un momento decisivo que marcará el destino de la historia moderna. Es el reflejo de la lucha por definir cómo será el orden mundial.”

En febrero, el vicepresidente JD Vance conocido como el «pitbull» de Trump fue enviado a la Conferencia de Seguridad de Múnich con el objetivo de disciplinar a los europeos. En su intervención, Vance afirmó con claridad que el presidente Trump espera que sus aliados europeos asuman un papel más activo en la protección del continente.

El llamado “día de la liberación” proclamado por Trump el 2 de abril, marcado por la imposición de nuevos aranceles a las importaciones estadounidenses, trastocó el comercio mundial y sus efectos aún se hacen sentir. La Unión Europea, finalmente, terminó cediendo ante las exigencias comerciales expresadas por Trump en su complejo de golf en Turnberry, Escocia.

Desde el colapso de la Unión Soviética, la Unión Europea se benefició durante mucho tiempo de los “dividendos de la paz”. Sin embargo, ha recibido el mensaje y ha comenzado a actuar. En marzo, la comisaria europea responsable de relaciones exteriores, la ex primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, presentó el plan Readiness 2030 (“Preparación 2030”), que contempla un gasto en defensa de hasta 800.000 millones de euros.

En mayo, la UE dio a conocer SAFE, un nuevo instrumento financiero que ofrece hasta 150.000 millones de euros en créditos para financiar adquisiciones en materia de defensa. No obstante, por muchos recursos que se destinen y por muy firmes que sean los compromisos de los Estados miembros de la OTAN en Europa para dedicar el 5 % de su producto interior bruto a la defensa, el reto sigue siendo inmenso.

En febrero, el grupo de reflexión con sede en Bruselas Bruegel estimó que, para disuadir la agresión rusa, serían necesarios 300.000 soldados adicionales y al menos 250.000 millones de euros anuales en gasto militar suplementario.

Uno de los principales obstáculos es la ausencia de una estructura unificada de mando y control. Por esta razón, la capacidad bélica de un ejército estadounidense de 300.000 efectivos supera con creces la capacidad de combate de una fuerza europea del mismo tamaño, pero dividida entre 29 ejércitos nacionales.

 Otra de las grandes dificultades es el aprovisionamiento en materia de defensa, y el informe en cuestión pone en duda que esto pueda lograrse con éxito sin acceso a la infraestructura militar-industrial de Estados Unidos. Probablemente por esta razón, Kasapoglu y Peter Rough concluyen que la autonomía estratégica europea no es más que una ilusión.

El nivel de preparación varía considerablemente entre los Estados europeos. Dinamarca, que controla el acceso al mar Báltico, tiene dificultades para constituir una brigada en condiciones de combate. Sin embargo, los países fronterizos a lo largo del eje defensivo que abarca Noruega, Finlandia, los Estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) y Polonia se encuentran preparados para repeler un eventual ataque ruso.

El pasado viernes, el primer ministro polaco Donald Tusk declaró que el nuevo comandante de la OTAN en Europa, el general Alexus Grynkewich, había reiterado los informes estadounidenses que advierten que Rusia podría enfrentarse directamente con Europa ya en 2027. Esta afirmación no hizo sino intensificar el sentimiento de urgencia.

El comisario europeo de Transportes, Apostolos Tzitzikostas, subrayó que las carreteras, puentes y líneas ferroviarias del continente no están adaptados para el transporte rápido de tanques, tropas y material militar en caso de guerra con Rusia. La renovación de la infraestructura europea con el fin de mejorar su movilidad militar tendría un coste estimado de 17.000 millones de euros.

El primer ministro británico, Keir Starmer, con el respaldo del presidente francés Emmanuel Macron, intentó formar una “coalición de voluntarios” para enviar fuerzas de paz a Ucrania. Sin embargo, esta iniciativa resultó tan estéril como la fábula del cascabel al gato: ningún país quiso asumir tal responsabilidad. No obstante, la Declaración de Northwood, en la que Francia y el Reino Unido reafirmaron su compromiso con la cooperación nuclear, ha sido interpretada como un renacimiento de la Entente Cordiale.

A esta iniciativa le siguió la firma del Acuerdo de Kensington, compuesto por 30 puntos concretos de cooperación entre Reino Unido y Alemania. En esencia, esta asociación trilateral podría sentar las bases para un nuevo marco de seguridad europea.

El ministro de Asuntos Exteriores de Türkiye, Hakan Fidan, también fue invitado a la reunión en Londres, y en una entrevista expresó el interés de su país en formar parte de una nueva arquitectura de seguridad europea. Con una industria de defensa en rápido crecimiento, Türkiye ha mostrado asimismo un claro interés en beneficiarse del instrumento financiero europeo conocido como SAFE.

No obstante, para que Türkiye pueda integrarse en dicha estructura, es necesario el consenso unánime de todos los Estados miembros europeos. Además, los reglamentos comunitarios impiden la inclusión de cualquier país que represente una amenaza para los intereses de la Unión Europea o de alguno de sus miembros.

A la luz del fortalecimiento de la capacidad militar turca y de las iniciativas del presidente Recep Tayyip Erdogan orientadas a neutralizar a la oposición laica, resulta legítimo cuestionar cuán prudente ha sido la decisión de Alemania y el Reino Unido de vender a Türkiye 40 cazas Eurofighter Typhoon.

Estados Unidos, por su parte, ya ha aprobado la venta de 40 aviones de combate F-16 a Türkiye, como compensación por la ratificación por parte de Ankara de la adhesión de Suecia a la OTAN. El presidente Erdoğan, además, se muestra convencido de que Türkiye será readmitida en el programa F-35 del Pentágono.

Hace seis años, el presidente francés Emmanuel Macron advirtió que Europa debía hacer frente no solo al ascenso de China, sino también al creciente autoritarismo de los regímenes de Rusia y Türkiye. Tres años atrás, el propio presidente Erdogan amenazó a Atenas con un ataque con misiles, y la doctrina marítima turca denominada “Patria Azul” (Mavi Vatan) apunta de manera directa tanto a Grecia como a Chipre.

En este contexto, considerando la posible dimisión del ministro de Finanzas Mehmet Şimşek y la persistente inestabilidad política general, confiar ciegamente en Türkiye como socio estratégico sería, para Europa, una apuesta temeraria.

  • Robert Ellis es analista y comentarista especializado en Türkiye. Actualmente se desempeña como asesor internacional en el Instituto de Estudios Europeos y Americanos (RIEAS) en Atenas. Colabora regularmente con la prensa danesa e internacional en temas relacionados con Türkiye y ha sido asesor del Grupo de Evaluación sobre Türkiye en el Parlamento Europeo, así como investigador principal en el Gatestone Institute de Nueva York.