Kevin Barrett: ¡El mundo reconoce a Palestina! ¿Y qué ocurrirá con el genocidio?

Es una buena noticia, pero ¿hasta qué punto lo es realmente? ¿Conducirá esto al fin del genocidio? ¿Intentarán los perpetradores del genocidio, quizás mediante un nuevo gran ataque de falsa bandera al estilo del 11 de septiembre, escapar hacia adelante arrastrándonos a una guerra aún mayor? Y, en última instancia, ¿hasta qué grado el Estado genocida judío se halla enraizado en la identidad y el pensamiento judíos, particularmente en la escatología mesiánica-milenarista judía?

Entrevista: Richie Allen

Es una buena noticia, pero ¿hasta qué punto lo es realmente? ¿Acabará esto con el genocidio? ¿Intentarán los perpetradores del genocidio, quizá mediante un nuevo gran ataque de falsa bandera al estilo del 11 de septiembre, escapar hacia adelante y arrastrarnos a una guerra aún mayor? Y, en última instancia, ¿en qué medida el Estado judío genocida está enraizado en la identidad y el pensamiento judíos, particularmente en la escatología milenarista-mesiánica?

Asimismo, abordamos el asesinato de Charlie Kirk, que a todas luces parece otro magnicidio político israelí y, al mismo tiempo, una operación de relaciones públicas.

Extractos de la entrevista:

El asesinato de Charlie Kirk

Richie Allen: Quisiera conocer su opinión sobre el asesinato de Charlie Kirk y los acontecimientos que se han desarrollado desde entonces. Hoy hemos recibido mensajes muy interesantes de nuestros oyentes. La viuda sonreía durante la ceremonia. Algunos incluso afirman que su actuación merecería un Óscar. Francamente, considero que es una observación un tanto injusta. Quizá la mujer fue persuadida o incluso obligada a participar en un acto público de gran envergadura, algo que pudo resultarle incómodo. Tal vez ciertas imágenes que hoy circulan puedan explicarse de esta manera.

Pero, en cuanto al hecho mismo y a su percepción… Se trata del asesinato en una universidad de Utah de un hombre que era un firme defensor de la libertad de expresión, alguien que buscaba acercar a derecha e izquierda. Y las reacciones desde entonces… Miembros del gabinete, Trump y Musk asistiendo ayer a la ceremonia… Si no le importa, me gustaría preguntarle qué piensa en términos generales sobre todo esto.

Kevin Barrett: En este caso, me sentí inmediatamente convencido, del mismo modo que lo estuve hace un año con el falso atentado contra Trump del 13 de julio, con el caso Charlie Hebdo y con tantos otros. He aprendido lo siguiente: si una operación de relaciones públicas basada en el sacrificio se utiliza de manera tan evidente para reunir a grandes sectores de la población con fines políticos, entonces, casi con toda seguridad, se trata de un montaje escenificado por expertos lo cual no significa necesariamente que nadie haya muerto. Estos especialistas parecen no tener ningún reparo en matar personas.

No creo que sea casualidad que este suceso acaparase los titulares la noche del 10 de septiembre, un día antes del vigésimo cuarto aniversario del 11-S. Aquella noche, la primera plana debía ser: “Los republicanos bloquean las revelaciones sobre Epstein”. Los demócratas presionaban para la publicación de los documentos relativos a Epstein y los republicanos rechazaron la propuesta. Ésa habría sido la noticia principal, y muchos partidarios de Trump podrían haberle retirado su apoyo.

En lugar de ello, el 10 de septiembre ocurrió otra cosa: el atentado contra Kirk. Y de pronto, los partidarios de Trump se reagruparon en torno a él y a Israel ese Israel que constituye, en realidad, la fuerza oculta que lo catapultó a la presidencia. Por ello, y por muchas razones más, este acontecimiento resulta poco verosímil.

A mi juicio, se trata de uno de esos grandes eventos clásicos, al estilo del asesinato de JFK o del 11-S. Estoy convencido de que Israel se encontraba detrás de ambos. A JFK lo mataron para apartar a alguien del poder y colocar a otro en su lugar; exactamente como ahora pretenden sustituir a Charlie Kirk por Ben Shapiro. Porque Kirk había empezado a desviarse del guion respecto a Israel.

En segundo lugar, al igual que el 11-S, el asesinato de Kirk fue, en esencia, una campaña de relaciones públicas destinada a suscitar histeria colectiva a gran escala especialmente entre sectores de derecha reaccionaria para cohesionarlos en torno a una agenda sionista militante. Esa era la cuestión fundamental…

(Richie Allen expresa sus dudas…)

Richie, creo que no debemos olvidar lo siguiente: no se trató solo de eliminar a Charlie Kirk. Él era visto, de hecho, como una persona con una probabilidad bastante alta de llegar a ser presidente de Estados Unidos. No se limitó a apartarlo de la organización conservadora más influyente entre la juventud —la principal institución que respalda al gobierno de Trump y que obedece ciegamente las órdenes de Netanyahu—.

Lo que es aún más importante: se trató de sofocar la reacción que está surgiendo contra Israel en Estados Unidos y, muy especialmente, entre la juventud estadounidense. Toda la izquierda del espectro político se ha vuelto contra Israel. Las encuestas recientes muestran que más del 60 % de los estadounidenses menores de 25 años simpatizan más con Hamás que con Israel. Hay otras encuestas similares. Es decir: han perdido, en particular, a los jóvenes demócratas.

Por tanto, su última esperanza de futuro consiste en instaurar una especie de Estado autoritario al estilo Trump que ignore la voluntad popular cada vez más antifiltrense. Para edificar ese Estado autoritario necesitan un hecho sacrificial que agite las emociones en memoria del «sagrado» Charlie Kirk, algo con lo que puedan aplastar sin clemencia a cualquiera que diga una sola palabra en contra de Kirk o le dirija una mirada crítica.

Pueden erradicar por completo la disidencia en los medios de comunicación. Y pueden empezar a censurar las redes sociales aún más de lo que ya lo están haciendo. Hoy asistimos a un movimiento que lleva hacia una dictadura trumpista de derechas sometida por completo a Netanyahu. En mi opinión, la cuestión no era solo Charlie en sí.

Pero era sumamente importante. También han impedido que participase junto a Candace Owens y Tucker Carlson. Si hubiera sobrevivido, en poco tiempo habría coincidido con Candace y Tucker y habría compartido la tesis de que Israel estuvo detrás del 11-S y del asesinato de JFK.

Reconocimiento de Palestina

Richie Allen: Kevin, ¿qué te sugiere el hecho de que la Asamblea General de la ONU esté reunida ahora? Francia, Canadá y el Reino Unido, junto con sus respectivos gobiernos, reconocerán oficialmente al Estado de Palestina. Hoy ver en varias cuentas de redes sociales a palestinos comunes celebrarlo fue, por un lado, alentador, pero por otro, verdaderamente triste. ¿Qué significará esto para ellos…? Es decir, si no van a decir «reconocemos a Palestina y este es su territorio en el mapa sea antes de 1967 u otro momento», ¿qué opinas, por ejemplo, de oír algo así de Keir Starmer en estos días?

Kevin Barrett: Corrígeme si me equivoco, Richie, pero tengo la impresión de que este reconocimiento de un Estado palestino implica, de facto, la aceptación de las fronteras anteriores a 1967. No las fronteras de 1948 que sería mejor, y no es la solución de un solo Estado que yo apoye, pero sí las fronteras previas a 1967.

Espera un momento. Es una muy buena pregunta. No lo sé con certeza. Solo puedo decirte esto: al ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, y a Yvette Cooper del Interior y al viceprimer ministro David Lammy… anoche los periodistas británicos les preguntaron: «¿Qué significa esto? ¿Cómo serían las fronteras de Palestina? ¿Puede decirlo?» Ambos respondieron que eso se negociará en el futuro. ¿Qué te sugiere eso?

Kevin Barrett: Desde luego, son evasivas. Pero creo que todos los países europeos y prácticamente casi todos los países del mundo salvo Estados Unidos y unos pocos estados insulares del Pacífico a los que compraron con sobornos consideran la expansión israelí posterior a 1967 como un crimen: una ocupación absolutamente ilegítima e incompatible con el derecho internacional. Creo que esa es la postura oficial de casi todos los Estados del mundo. De hecho, hasta la elección de Donald Trump en 2016, esa era la postura oficial incluso de Estados Unidos.

Así que, en la práctica, esto equivale al reconocimiento de Palestina dentro de las fronteras de 1967 es decir, las fronteras previas a 1967. Ahora bien, nombres como Starmer hablan con ambages y dicen «negociación, etc.», posponiendo los detalles. Eso siempre ha sido la postura oficial de todas las partes. En realidad, es una posición que incluso los israelíes han aceptado en el pasado: se remonta al proceso de Oslo, en el cual se acordó que, a cambio de la paz, Israel se retiraría de cada centímetro de territorio ocupado en 1967. Luego podría haber trueques de pequeñas porciones, si ambas partes accedían, pero la solución básica era la retirada total a cambio de la paz. Eso fue la esencia de Oslo. Y todos los países del mundo lo ratificaron. Básicamente dijeron: cualquier centímetro de tierra fuera de las fronteras de Israel previas a 1967 es una ocupación ilegal, un crimen lo que, desde la perspectiva del derecho internacional, incluso reconoce el derecho de los pueblos ocupados a emplear la fuerza, es decir a combatir y matar para recuperar su tierra.

Es una ocupación ilegal. El derecho internacional permite a los pueblos bajo ocupación recuperar sus territorios y poner fin a la ocupación mediante la lucha, incluso mediante la violencia. Es una postura universal. Y pienso que el reconocimiento de Palestina con las fronteras de 1967 aunque no sea perfecto inflige un golpe potencialmente mortal al proyecto del Gran Israel. Si el proceso se lleva adelante con determinación, puede obstaculizar por completo los delirios milenaristas sionistas: la idea de conquistar toda Palestina incluida Cisjordania, aniquilar a todos en Gaza y continuar expandiéndose hasta abarcar la franja que va del Nilo al Éufrates; desde allí gobernar el mundo y eliminar a todos los no judíos salvo a los que decidan dejar como esclavos, para que todos vivan supuestamente felices bajo el gobierno del Mesías judío. Ese es un tipo corriente de mesianismo judío radical.

No conocemos a ningún judío que crea eso. Ahora mismo eso no está ocurriendo, ¿verdad? Los judíos no creen en eso. Yo no conozco a ningún judío que crea en eso. Y tú conoces a muchos judíos que no creen en ello. Puede haber algunos fanáticos sionistas radicales que crean que hay que matar a todos los no judíos y mantener como esclavos a los que queden. Pero yo conozco a muchísimos judíos y me alegra conocerles. Y ellos no creen en eso.

Pero mira, lo que dices es interesante. Y en cuanto a las fronteras, vuelvo a admitir si me equivoco. Te leo una cita de la BBC, Kevin: el Foreign Office ha dicho que esto significa que el Reino Unido reconoce, de manera provisional y sobre la base de fronteras anteriores a 1967, el Estado de Palestina, y que los intercambios de territorios equivalentes se resolverán en negociaciones futuras. Es decir: sí, lo que dijo Starmer viene a significar que el Reino Unido reconoce esas tierras, que incluyen las fronteras previas a 1967, como territorio palestino. Ahora bien: tú dijiste o dijiste que podría ser un golpe mortal. Entonces, ¿cuál sería la reacción? Hay narrativas por todas partes. Hoy en día cualquiera tiene un pódcast, lo que es bueno y malo a la vez; se lanzan muchas advertencias sobre ataques de falsa bandera. ¿Estamos preparados para algo así en Gran Bretaña? ¿Están Francia y otros países tan desprevenidos que un gran ataque los desbordaría? ¿A quién culparían, digamos, fanáticos árabes, el ISIS u otro grupo? ¿Crees que esta sería una amenaza a la que deberíamos prestar atención? ¿Qué piensas?

Kevin Barrett: Sí, creo que es un problema real. Los sionistas extremos y, Richie, coincido contigo: la mayoría de las personas judías no saben exactamente qué es la ideología mesiánica-milenarista judía estándar, del mismo modo que la mayoría de los cristianos no domina por completo la escatología cristiana. No obstante, hay rabinos especializados en escatología que coinciden con la caracterización que te di antes, quizá expresada de modo más suave. En todo caso, hay gente que se lo toma en serio. Pienso en nombres como Gavir y Smotrich y sus seguidores: hoy conforman quizá el 30 o el 40 % de la población israelí y, además, existe otro segmento de alrededor del 20 % que les es afín. Esa gente no va a desaparecer silenciosamente; intentarán seguir adelante con su proyecto.

En el pasado hemos visto que los sionistas han estado dispuestos a asumir grandes riesgos. Y cada vez han salido indemnes, porque poseen un enorme poder en el ámbito financiero y mediático. Intentaron matar a Truman. Intentaron matar a Winston Churchill. Mataron a los Kennedy. Lo siento, pero los mataron. Hicieron el 11-S. Jugaron apuestas de proporciones colosales. Ese es su estilo. Cuando se sienten acorralados, tienden a preferir «avanzar precipitadamente» hacia una escalada bélica y un caos creciente. Una gran guerra especialmente una gran guerra en Oriente Medio les serviría de camuflaje para proseguir con sus planes.

Por eso me inquieta lo que pasó en junio con la acción contra Irán: desde su punto de vista fue un desastre absoluto. No podrían haber hecho peor. Por las transcripciones filtradas de las conversaciones con los asesores de Netanyahu sabemos que ya sabían que Irán no se iba a dotar pronto de armas nucleares. Netanyahu menciona en esos documentos que a Irán le tomaría al menos dos años fabricar la bomba. Su asesor militar habla de una amenaza «a largo plazo». En terminología militar «a largo plazo» significa entre 10 y 30 años.

Así que en ese momento sabían que los iraníes no estaban a punto de fabricar armas nucleares. Aun así, Netanyahu y su gabinete decidieron atacar. Su objetivo real era eliminar al Líder Religioso de Irán, matar al mayor número posible de dirigentes políticos y científicos, vaciar Teherán y forzar la huida de su población, con la esperanza ilusoria de que todo ello provocara un cambio de régimen. Eso se desprende con claridad de las transcripciones filtradas. Pero esto no se difundió en los grandes medios occidentales. Hubo un artículo en Times of Israel, pero pasó desapercibido.

Intentaron hacerlo y ¿qué sucedió? No lograron matar al Líder Religioso. Sí mataron a un grupo de dirigentes iraníes, pero, como señaló un artículo reciente de Foreign Policy, el efecto fue cohesionar a gran parte del pueblo iraní alrededor de una «nueva generación de duros»; ese sector ahora apoya en gran medida que Irán se dote de armas nucleares. Theodore Postol, del MIT, probablemente uno de los mayores expertos en armas nucleares de fuente abierta, dice que Irán probablemente ya posee armas nucleares. Una cantidad de uranio enriquecido al 60 % que podría bastar para fabricar una docena, quizá varias docenas, de armas nucleares ha desaparecido. Nadie sabe dónde está salvo los iraníes. Tras alcanzar el 60 %, llevarlo al 90 % y construir una bomba es tarea sencilla; se puede hacer en condiciones sencillas.

Eso es lo que consiguieron los israelíes. Por tanto, no me sorprendería que considerasen que lo ocurrido en junio fue solo la primera ronda y que planeen una segunda, mucho mayor. En esa segunda fase, nubes en forma de hongo y una destrucción masiva podrían emplearse como disfraz para aniquilar poblaciones en Gaza y quizá en Cisjordania, y así proseguir con el proyecto del Gran Israel mientras el mundo colocado precisamente en el momento de reconocer a Palestina estaría distraído o desorientado.