Hoy es el Día de Rachel Corrie
El 16 de marzo de 2003, Rachel y otros activistas intentaban impedir la demolición de la casa de una familia palestina en Rafah. Las fuerzas israelíes alegaban que estos hogares serían destruidos por motivos de seguridad. Para manifestar su resistencia pacífica, Rachel se plantó frente a la excavadora. Sin embargo, esta no se detuvo y avanzó sobre ella, causándole graves heridas. La joven activista, de tan solo 23 años, falleció en el lugar de los hechos.
Una postura digna frente a la ocupación israelí: RACHEL
Rachel Corrie nació el 10 de abril de 1979 en Olympia, Washington (EE. UU.). Desde pequeña mostró una gran sensibilidad, empatía y conciencia ante las injusticias del mundo. Su familia, compuesta por su padre Craig Corrie y su madre Cindy Corrie ambos muy cercanos a ella, fomentó en Rachel un entorno lleno de afecto. Esta educación y los valores familiares alimentaron su interés por la justicia social y los derechos humanos.
La menor de tres hijos, Rachel fue descrita por sus familiares y amigos como una persona afectuosa, empática y de carácter fuerte. De niña, le encantaba escribir, pintar y bailar, aficiones que le permitieron explorar su faceta artística y descubrir diferentes formas de expresión creativa.
Entonces, ¿cómo decidió esta joven estadounidense viajar a Palestina?
Durante sus años universitarios, su sensibilidad hacia las violaciones de los derechos humanos en todo el mundo aumentó, con un especial interés en la situación de Palestina. Con el propósito de comprender las difíciles condiciones de vida del pueblo palestino y apoyarlo, participó en manifestaciones pacíficas. En 2002, se unió a la organización International Solidarity Movement (ISM), que se oponía de manera no violenta a la ocupación militar israelí en territorio palestino. El ISM reunía a voluntarios internacionales que defendían, mediante métodos pacíficos, los derechos de la población palestina.
Tras completar su formación en Estados Unidos, la joven decidió en poco tiempo viajar a Palestina a través del ISM. En 2003, llegó a la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza. Allí brindaba apoyo a las familias palestinas cuyas casas estaban amenazadas de demolición por parte del ejército israelí y servía, en cierto modo, como “escudo humano” para proteger la vida cotidiana de los palestinos. Participó en numerosas acciones para alentar a la población local y mostrar que no estaban solos.
El 16 de marzo de 2003, Rachel y otros activistas trataban de impedir la demolición de la casa de una familia palestina en Rafah. El ejército israelí alegaba que estas viviendas debían demolerse por razones de seguridad. Rachel, decidida a continuar con su resistencia pacífica, se colocó delante de la excavadora. Sin embargo, esta siguió avanzando y la golpeó de forma brutal. La joven activista, de 23 años, perdió la vida en el lugar.
Antes de partir hacia Palestina, había expresado en sus cartas familiares lo importante que era para ella aquello que estaba haciendo y su firme determinación de alzar la voz ante la injusticia que presenciaba.
La trágica muerte de Rachel tuvo repercusión internacional y la convirtió en uno de los símbolos de las bajas civiles en el conflicto palestino-israelí. La familia Corrie responsabilizó a Israel de su fallecimiento e inició acciones legales. No obstante, en 2012 los tribunales israelíes dictaminaron que Israel no era responsable y consideraron su muerte como un “accidente en una zona de guerra”. Tal resolución fue criticada por defensores internacionales de los derechos humanos. Tras su muerte, se fundó la organización Rachel Corrie, la cual prosigue la búsqueda de la paz y la justicia en el mundo. La fundación trabaja en el ámbito de la justicia social, los derechos humanos y civiles para mantener vivo el legado de Rachel. Sus diarios y escritos inspiraron obras de teatro y documentales; la pieza teatral My Name is Rachel Corrie acercó su universo emocional y su lucha por la justicia a audiencias de todo el planeta. Hoy en día, Rachel Corrie sigue siendo recordada como uno de los iconos de la lucha por la paz y los derechos humanos.
Durante su estancia en Palestina, Rachel Corrie describió en profundidad, a través de cartas dirigidas a su familia, los sucesos que presenciaba allí y su propio recorrido interior. Estos textos ofrecen una visión sincera de la destrucción causada por la guerra y de las dificultades que enfrenta el pueblo palestino.
“No solo he visto las cosas terribles que suceden aquí, sino también la fortaleza de la gente. Estas personas desean vivir en paz y con justicia, igual que todos nosotros.”
“La educación que recibí en Estados Unidos y lo que leía en los medios no se parecen en nada a lo que veo aquí. Las vidas de las personas están en peligro y el mundo permanece en gran parte en silencio.”
“Mantenerse neutral ante la injusticia es tomar partido por el opresor. Ver cómo la gente sufre abusos y guardar silencio es ser cómplice de ese crimen.”
“Todo lo que veo aquí me recuerda, una vez más, cuánto debemos esforzarnos por el bien de la humanidad. Niños, jóvenes, ancianos… todos se ven obligados a vivir bajo la sombra de la guerra.”
“Si la opresión está de nuestro lado, entonces yo no estoy de ese lado.”
—Rachel Corrie