El Plan de Paz de Trump para Gaza: Un Poco Antiguo, Un Poco Nuevo – y los Mismos Obstáculos

Si el plan fuera aceptado, las hostilidades terminarían “de inmediato”. Sin embargo, considerando que todos los planes estadounidenses respaldados hasta ahora han fracasado, existen razones de peso para mantener el escepticismo. The Conversation recurrió a Asher Kaufman especialista en Oriente Medio contemporáneo y profesor de Estudios de Paz en la Universidad de Notre Dame para que explicara en qué se diferencia esta propuesta y cuáles podrían ser sus posibles desenlaces.

El más reciente plan de paz para Oriente Medio liderado por Estados Unidos fue anunciado el 29 de septiembre de 2025 en la Casa Blanca y aceptado de inmediato por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

El presidente estadounidense Donald Trump calificó esta propuesta como un momento “histórico”, muy cercano a poner fin a la guerra que asola Gaza desde hace dos años. El plan será ahora presentado a Hamás, que declaró estar examinando el documento transmitido por mediadores egipcios y cataríes.

Si el plan fuese aceptado, las hostilidades cesarían “de inmediato”. No obstante, considerando que todos los anteriores proyectos respaldados por Washington han fracasado, sobran los motivos para el escepticismo. The Conversation recurrió a Asher Kaufman, especialista en Oriente Medio contemporáneo y profesor de Estudios de Paz en la Universidad de Notre Dame, para que explicara en qué se diferencia esta iniciativa y cuáles podrían ser sus posibles desenlaces.

¿Cuáles son los puntos principales del nuevo plan?

El plan, resumido por Trump en presencia de Netanyahu, consta de 20 apartados.

Si fuera aceptado por Israel y Hamás, las Fuerzas de Defensa de Israel se retirarían por completo de la Franja de Gaza en tres fases.

  • Primera fase: estaría condicionada a la liberación de 48 rehenes capturados en el ataque del 7 de octubre de 2023 por Hamás y la Yihad Islámica Palestina, de los cuales se cree que 20 siguen con vida. Paralelamente, Israel liberaría a 250 palestinos condenados a cadena perpetua y a 1.700 gazatíes detenidos después del 7 de octubre. En esta etapa también se garantizaría la entrega inmediata de ayuda humanitaria a la población desesperada de Gaza.

  • Segunda fase: Gaza sería administrada por un órgano transitorio compuesto por un comité tecnocrático y apolítico, integrado tanto por palestinos como por miembros internacionales.

Este comité estaría supervisado por un “Consejo de Paz” presidido por Trump, el ex primer ministro británico Tony Blair y otros jefes de Estado. Dicho consejo también se encargaría de la reconstrucción y el desarrollo económico de la Franja.

Los miembros de Hamás serían amnistiados en caso de deponer las armas, pero deberían comprometerse, al igual que otros grupos militantes palestinos, a no desempeñar ningún papel en la administración de Gaza.

Se establecería además una nueva estructura militar denominada “Fuerza Internacional de Estabilización”, conformada por socios árabes e internacionales, que sería desplegada en Gaza.

Solo cuando estas condiciones fueran cumplidas, el ejército israelí se retiraría por completo de la Franja, y a partir de entonces el plan para la posguerra en Gaza se centraría en la reconstrucción económica.

¿En qué se diferencia este plan de los anteriores respaldados por Estados Unidos?

Los apartados del plan que contemplan la retirada israelí, la liberación de rehenes a cambio de prisioneros palestinos y el suministro de ayuda humanitaria a gran escala en Gaza guardan similitudes con acuerdos previos, incluido el último, colapsado en marzo de 2025 tras el incumplimiento de las condiciones por parte de Israel.

No obstante, existen elementos novedosos. Entre ellos destacan la creación de un Consejo de Paz (board of peace) y de una Fuerza Internacional de Estabilización (International Stabilization Force).

El primero otorga una estructura concreta a las viejas ideas de Trump sobre desarrollar la Franja de Gaza como si se tratara de un proyecto inmobiliario; el segundo ofrece un marco para el despliegue de una fuerza militar internacional destinada a garantizar la seguridad en el enclave en el futuro previsible.

El plan también hace referencia, aunque de manera vaga, al derecho a la autodeterminación y a la creación de un Estado palestino en un horizonte de largo plazo, un aspecto prácticamente ausente en propuestas anteriores, centradas exclusivamente en detener la guerra en Gaza y no en ofrecer un itinerario hacia la estatalidad.

¿Cómo se imagina Gaza después del conflicto?

Trump concibe la Franja de Gaza como una oportunidad de desarrollo inmobiliario una idea que ya había expresado en el pasado y que reiteró el 29 de septiembre, aludiendo al potencial de su franja costera.

Por ello, su “visión de paz” se articula principalmente desde una perspectiva de desarrollo económico. El plan proyecta una Gaza reconstruida con el apoyo de actores regionales capaces de estabilizar la zona y de proporcionar, en el corto plazo, ayuda humanitaria, y en el largo plazo, oportunidades económicas para la población gazatí.

Tanto la administración Trump como Israel apuntan no solo a una Gaza libre de Hamás, sino también a una población completamente despolitizada.

Si Hamás desaparece del escenario, ¿Quién representará a los palestinos en Gaza?

El plan no define claramente quién representaría a los palestinos. Sin embargo, entre líneas puede vislumbrarse la posibilidad de que una versión renovada de la Autoridad Palestina que gobierna nominalmente algunas zonas de Cisjordania asuma el rol de “tecnócratas palestinos”. El artículo noveno del plan sugiere que la Autoridad Palestina podría desempeñar un papel en el futuro de Gaza “una vez completado su programa de reformas”, aunque no especifica el contenido de dicho programa.

El plan también prevé que las fuerzas policiales palestinas sean entrenadas y supervisadas por la Fuerza Internacional de Estabilización, y posteriormente desplegadas en la Franja de Gaza. Esto apunta a que la policía de la Autoridad Palestina, criticada por colaborar con los israelíes en tareas de seguridad en Cisjordania, podría asumir esa función.

Netanyahu, sin embargo, se ha opuesto durante mucho tiempo a considerar a la Autoridad Palestina como una estructura idónea para gobernar Gaza en el “día después” de la guerra.

En consecuencia, si el plan llegara a implementarse, la cuestión de quién conformará la administración tecnocrática palestina en Gaza podría convertirse en uno de los principales obstáculos para su viabilidad.

¿Cuál es la probabilidad de que el plan sea aceptado?

Existen dos obstáculos principales.

En Israel, Netanyahu deberá obtener la aprobación de los miembros ultraderechistas de su gobierno. Estas figuras, en el pasado, se opusieron a cualquier solución que no implicara la continuación de la guerra y la eventual anexión de la Franja de Gaza por parte de Israel. Netanyahu es consciente de que su futuro político depende de mantener cohesionada a su coalición con la extrema derecha, una dinámica que ya frustró intentos previos de poner fin al conflicto.

Desde la perspectiva de Hamás, aceptar el acuerdo significaría el fin de su presencia militar y política en la Franja de Gaza. Para que esta organización, que gobierna el territorio desde junio de 2007, aceptase tales condiciones, tendría que encontrarse en una situación de extrema desesperación. O, quizás, escuchar finalmente el clamor de los gazatíes y responder a su situación desesperada.

En su redacción actual, el plan ofrece muy poco a los palestinos como compensación por los sacrificios insoportables de dos años de guerra iniciada tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023.

No resulta descabellado pensar que Netanyahu respalde la propuesta de Trump sabiendo que la probabilidad de que se implemente es mínima. En los últimos dos años ha demostrado que sus decisiones se guían principalmente por la lógica de su propia supervivencia política, y no daría un paso que pusiera en peligro ese objetivo.

Al aceptar el plan, Netanyahu reafirma su alianza con el presidente estadounidense. Este gesto puede otorgarle un capital político valioso dentro de Israel: presentarse como alguien dispuesto a poner fin a la guerra, aun cuando es consciente de que Hamás probablemente lo rechazará.

Además, el hecho de que el plan carezca de un calendario concreto para la retirada gradual de Israel le ofrece a Netanyahu un margen de maniobra política. Ello podría situarlo en una posición más favorable de cara a las elecciones generales previstas para octubre de 2026. Si percibe un cambio en la opinión pública a su favor, incluso podría intentar capitalizarlo convocando elecciones anticipadas, como ya ha hecho en otras ocasiones.

Fuente:https://theconversation.com/trumps-gaza-peace-plan-a-bit-of-the-old-a-bit-of-the-new-and-the-same-stumbling-blocks-266341