Cumbre China-UE

Medio siglo después del establecimiento de las relaciones entre China y la Unión Europea, y en un contexto marcado por el deterioro de los vínculos transatlánticos, la UE y China celebraron en Pekín su 25ª cumbre. Resulta especialmente significativo que, al haber rechazado el presidente Xi Jinping la invitación a viajar a Bruselas, no existiese en la práctica otra sede posible para el encuentro.

Medio siglo después del establecimiento de las relaciones entre China y la Unión Europea, y en un contexto marcado por el deterioro de los vínculos transatlánticos, la UE y China celebraron en Pekín su 25ª cumbre. Resulta especialmente significativo que, tras rechazar el presidente Xi Jinping la invitación a viajar a Bruselas, no existiera en la práctica otra sede posible para el encuentro.

Las expectativas eran modestas; sin embargo, la cumbre produjo resultados más relevantes de lo previsto, probablemente a causa de la sombra proyectada por la actual administración estadounidense y de su incómoda política exterior.

Más allá de las fórmulas habituales sobre el compromiso con las relaciones, el respeto a los principios de las Naciones Unidas y la defensa de un orden internacional basado en normas, los resultados se articularon en torno a tres ejes fundamentales: los desafíos globales, las relaciones comerciales y las cuestiones geopolíticas de actualidad.

Desafíos Globales

Ambas partes reafirmaron su compromiso con la cooperación y el liderazgo conjunto frente a los retos globales. Este compromiso, plasmado en una declaración conjunta, incluyó tanto la prioridad concedida a las cuestiones medioambientales como la defensa del multilateralismo en un contexto internacional crecientemente hostil a dicho principio.

En materia ambiental, tanto China como la UE subrayaron la importancia de la reducción de emisiones, del incremento de las contribuciones financieras destinadas a este fin y de la preservación de la biodiversidad.

A diferencia de este primer ámbito, donde se evidenció una notable convergencia, en los terrenos comercial y geopolítico las discrepancias fueron mucho más visibles.

Relaciones Comerciales

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lanzó una severa advertencia sobre la necesidad de lograr un “re-equilibrio” en las relaciones económicas entre la UE y China: “A medida que nuestra cooperación se profundiza, también lo hacen los desequilibrios”. En particular, se refirió al elevadísimo déficit comercial de la UE con China, que en 2024 alcanzó los 300 mil millones de euros.

A las tensiones derivadas de dicho déficit se sumaron las disputas recientes por la imposición de aranceles a determinados productos. Entre ellos destacan los gravámenes chinos sobre la carne de cerdo y el coñac europeos, interpretados como represalias frente a la decisión de Bruselas, en octubre de 2024, de gravar con aranceles a los automóviles eléctricos importados de China.

Xi Jinping criticó abiertamente los esfuerzos de la UE y del G7 por reducir su dependencia de China. Según sus palabras: “El fortalecimiento de la competitividad no debe basarse en levantar muros o barreras, pues fragmentar y desvincular las cadenas de suministro solo conducirá al aislamiento autoinfligido”.

No obstante las tensiones, se registraron señales de un modesto avance: se alcanzó un acuerdo provisional para levantar las restricciones impuestas desde abril de 2025 a las exportaciones chinas de minerales de tierras raras hacia Europa.

Cuestiones Geopolíticas

Las restricciones impuestas a la exportación de minerales de tierras raras hacia Europa y los aranceles aplicados a los vehículos eléctricos están estrechamente vinculados con el tercer gran tema abordado en la cumbre: la geopolítica. Las discrepancias en este ámbito irritan al gobierno chino aún más que las cuestiones estrictamente comerciales.

No obstante, a diferencia de Estados Unidos, la Unión Europea no ha optado por una política de desvinculación respecto a Pekín, sino por una estrategia de mantenimiento de las relaciones y de mitigación de riesgos.

En efecto, la UE comparte con Washington la preocupación de que la creciente capacidad tecnológica de China pueda emplearse para proyectar poder, interferir en los asuntos internos de otros Estados, lanzar ciberataques o ejercer control sobre sistemas estratégicos. Los vehículos eléctricos podrían convertirse en un instrumento particularmente eficaz con tales fines.

Las divergencias en materia de seguridad internacional entre Europa y China no se limitan a este aspecto. Por el contrario, se han intensificado debido al conflicto en Ucrania, calificado por Ursula von der Leyen como el “factor determinante” en las relaciones sino-europeas.

Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en 2022, la UE ha expresado su profundo descontento por la negativa de Pekín a condenar las acciones de Moscú. Asimismo, ha criticado la ambigüedad de China respecto a las posiciones de Kiev y Moscú y, sobre todo, el respaldo económico, político y militar que ha brindado a la Federación Rusa.

Esta situación condujo, a comienzos de 2024, a la imposición por parte de la UE de sanciones contra empresas chinas que suministraban componentes destinados a la producción armamentística rusa.

Desafortunadamente, la cumbre no acercó a las partes a un entendimiento en este terreno. Por ello, parece poco probable que prosperen los intentos europeos de persuadir a China para que presione a Rusia a aceptar un alto el fuego. Considerando las profundas diferencias que separan a ambas partes en especial sus modelos contrapuestos de relaciones internacionales y las divergentes concepciones en materia de derechos humanos, las tensiones resultan, en última instancia, comprensibles.

Resultados limitados

Aunque la cumbre produjo más resultados de los que muchos analistas esperaban, no todos fueron positivos. Si bien el discurso de cooperación entre ambas potencias se vio reforzado, el encuentro sirvió sobre todo para poner de manifiesto, una vez más, la enorme distancia que separa a Pekín de Bruselas. Por ahora, ni siquiera la amenaza que representa la política exterior de la administración Trump parece capaz de aproximarlos de manera significativa.

  • Gracia Abad Quintanal es profesora asociada de Relaciones Internacionales en la Universidad Nebrija.

Fuente:https://theconversation.com/china-eu-summit-progress-on-rare-earth-exports-and-tensions-over-ukraine-mark-50-years-of-pragmatically-cautious-relations-261874